Por Dr. Jorge Alejandro Suárez
ECS. Madrid. | De tanto en tanto observamos que algunos proponen ya como solución al conflicto del Sáhara Occidental, aceptar el plan de autonomía propuesto por Marruecos en 2007. Esto fue apoyado por los llamados Plan Baker I y II, que naufragaron, tanto por razones políticas y jurídicas. Ahora, la administración Trump, según el secretario de estado de EE.UU, Marco Rubio, dice que apoya esta solución. Lo ha anunciado la semana pasada desde Washington, tras recibir a su homólogo marroquí Nasser Bourita.
Bajo una lectura simplista de la última resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que insta a las partes a buscar una salida realista al conflicto. Ello no significa aceptar la solución de una de las partes, sin más argumento que su peso demográfico o político. Una solución realista implica tener en cuenta varios factores en el complejo geopolítico, que es el Magreb.
Desde hace largos años, el régimen de Marruecos propone como única alternativa para salir del conflicto un régimen de autonomía regional. Se mantiene inamovible y sobre una posición intransigente, con apoyo político de Francia en Naciones Unidas, rechaza cualquier idea o propuesta distinta a la de un “Sahara marroquí”.
Estaría bien que el ministro @jmalbares (@MAECgob) nos explique en qué consiste la autonomía que #Marruecos propone para el #SaharaOccidental y que él apoya con énfasis. Staffan de Mistura, enviado personal del secretario gral de la ONU para el Sáhara, pidió a Rabat que lo…
— Ignacio Cembrero (@icembrero) April 19, 2025
Esto lo señala claramente uno de lo puntos sobre la llamada Iniciativa marroquí de autonomía del Sahara: «En respuesta a esta llamada de la comunidad internacional, el Reino de Marruecos se ha inscrito en una dinámica positiva y constructiva, comprometiéndose a someter una iniciativa para la negociación de un estatuto de autonomía de la región del Sahara, en el marco de la soberanía del Reino y de su unidad nacional.»
Las resoluciones de Naciones Unidas donde claramente hablan del derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, como del dictamen de la Corte Internacional de Justicia de 1975, no tienen valor para Rabat, que se empecina en la integración del Sahara – a pesar de que la ocupación ha sido declarada ilegal – como única salida, dejando también de lado los compromisos que surgen del Plan de Arreglo.
Para Marruecos, el derecho de autodeterminación tiene una interpretación errónea. El estatuto de autonomía, resultante de las negociaciones, será sometido a una consulta mediante referéndum de las poblaciones concernidas, conforme al principio de la autodeterminación y de las disposiciones de la Carta de las Naciones Unidas.
Es sabido que el principio de autodeterminación es bien distinto, hablando el lenguaje coloquial, es el derecho que tiene un pueblo a elegir su propio destino, entre ellos conformar un estado independiente. O como dice el Dr. Carlos Ruiz Miguel la soberanía del territorio pertenece a la población originaria. Por ende, los saharauis son los únicos depositarios de la soberanía del Sáhara occidental.
El plan de autonomía de #Marruecos para el #SaharaOccidental remitido a Naciones Unidas tiene cuatro folios y 35 puntos. Es una oferta poco consistente. Rabat la presentó en 2007 y desde entonces se ha negado a ampliarla pese a que tanto Naciones Unidas como, por ejemplo, #España…
— Ignacio Cembrero (@icembrero) April 20, 2025
En su momento el ex secretario general Koffi Annan, consideró que el referéndum sobre el Sáhara Occidental, habría un ganador y un perdedor, razonamiento que tomó muy en cuenta Marruecos. La pérdida de las “provincias del sur” es políticamente inaceptable, por muchos motivos. En primer lugar, el delicado equilibrio del régimen marroquí está estrechamente con el conflicto.
Esto en el pasado justificó ideológicamente al régimen, como también sus abusos y represión política. Económicamente también tendría su impacto, por la cuestión de la minería del fosfato y la pesca. Por ende, asumiendo el costo político, correspondiente, Marruecos ha optado por una política de negar a los saharauis como actor en el conflicto e imponer su voluntad unilateralmente, buscando consensos en la comunidad internacional.
Hasta ahora ningún Estado, ha reconocido la anexión marroquí salvo el presidente Trump y los intentos de hacerla valer, ha sufrido duros reveses, como en fallo del pasado octubre de 2024 del Tribunal Superior de Justicia de la Unión Europea.
Las promesas marroquíes, incluyen un estatuto de autonomía, la creación de una región autónoma del Sahara con su ejecutivo, parlamento, poder judicial, fuerzas policiales, capacidad tributaria propia en determinadas materias, competencias en materia de vivienda, cultura, deportes, promoción económica, infraestructura. El Estado marroquí queda como responsable de la defensa nacional, legislación de fondo, relaciones exteriores, atributos propios de la soberanía del Estado (himno nacional, bandera, moneda, etc).
La Iniciativa marroquí propone una consulta vía referéndum en el marco de una serie de negociaciones con las “poblaciones” del territorio. En este marco habla de la creación de consejo de transición responsable de la repatriación (no menciona para nada el término saharaui o refugiado), desmovilización y desarme de “elementos armados”.
El plan de autonomía marroquí contrario a la geopolítica