La telaraña dentro de la conspiración global para salvar la ocupación marroquí y criminalizar al Frente POLISARIO
Por Ahemd Omar
Madrid (ECS).- El 20 de enero de 2025, Donald Trump retomó las riendas de la Casa Blanca. Y con él, regresaban las esperanzas del régimen marroquí. No era para menos. Fue Trump quien, en 2020, reconoció unilateralmente la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, como moneda de cambio por la normalización con Israel. Pero para Rabat, ese reconocimiento se había quedado corto. Lo querían todo: una reafirmación pública, acuerdos firmes, una posición irrebatible ante el mundo.
Así que prepararon su ofensiva.
La visita que encendió la mecha
Entre el 8 y 9 de abril, Nasser Bourita, el eterno rostro de la diplomacia marroquí, llegó a Washington. Su misión no era discreta: quería que Trump no solo repitiera la promesa de 2020, sino que la elevara. Que se firmaran acuerdos bilaterales, que Estados Unidos presionara a otros países a alinearse, que Marruecos se convirtiera, oficialmente, en «el único amo del Sahara Occidental».
Pero algo no salió como esperaban.
La visita coincidió con la llegada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien también necesitaba garantías de Trump. Bourita apostó a que, acompañando a Netanyahu, podía reactivar el eje Marruecos-Israel-EE.UU. en todo su poder. Sin embargo, Trump, aunque amigo, es imprevisible.
Presionado por su propio Departamento de Estado, advertido por asesores militares que ven en la región un foco de inestabilidad, y limitado por un Congreso que aún tiene heridas abiertas por las decisiones del pasado, Trump no cedió. No hubo declaración formal. Solo una nota de prensa ambigua, sin la contundencia que Rabat exigía.
Marruecos se sintió traicionado.
Y fue en ese momento, en ese regreso amargo a Rabat, cuando se decidió que si Trump no respondía al apretón diplomático, respondería a la presión pública.
Sáhara Occidental | Marruecos: Bourita regresó de Washington con las manos vacías
El Inicio de la Operación: Doblegar a la Casa Blanca
Esta campaña no fue improvisada. Fue diseñada para acorralar a Trump, para dejarlo sin margen, para presentarle un escenario donde su inacción pudiera ser vista como debilidad frente al terrorismo. Si el POLISARIO era percibido como una amenaza creciente, como un aliado de Irán, como un foco de desestabilización en el norte de África, entonces Trump tendría que actuar. No por Marruecos, sino por interés de seguridad nacional.
La máquina se encendió.
– 11 de abril: Joe Wilson, congresista republicano, lanza su tweet exigiendo que el POLISARIO sea catalogado como grupo terrorista. Lo hace con la certeza de que está tocando una fibra sensible en la administración.
– 12 de abril: Souad Mekhennet, desde el Washington Post, publica una pieza venenosa que refuerza esa narrativa. Vincula al POLISARIO con Irán, con Hezbolá, con la sombra del extremismo. Es la chispa mediática.
– 17 de abril: Mariam Wahba y Ahmed Shaarawi, desde FDD, entregan un análisis «técnico», revestido de autoridad, que pide la intervención de EE.UU. contra el POLISARIO.
– 18 de abril: Zineb Riboua, desde el Hudson Institute, refuerza la misma línea: «El POLISARIO, una amenaza para los intereses estadounidenses».
Todo encaja, todo apunta, todo presiona.
Marruecos no está satisfecho: Quiere Más …
Esta operación no busca solo desprestigiar al Frente POLISARIO. Busca forzar a Trump a completar el trabajo. Para Rabat, la promesa de 2020 fue el primer pago. Ahora quieren la propiedad total: acuerdos bilaterales, inversiones, y una ofensiva diplomática global orquestada desde Washington.
La campaña es un mensaje directo al Despacho Oval: si no te alineas con nosotros, te arrastramos al centro del conflicto. Si no reafirmas, hacemos que tu inacción parezca debilidad.
Marruecos, desesperado por sostener su ocupación, no aceptará medias tintas. Y Trump, conocido por su resistencia a la presión externa, es el blanco de una ofensiva sin precedentes.
Joe Wilson – El primer martillo
El 11 de abril, el primer golpe público se dio con la frialdad de quien sigue órdenes. Joe Wilson, congresista republicano, conocido por su proximidad a intereses pro-Israel y su historial de respaldo a la monarquía marroquí, lanzó un tweet exigía que el Frente POLISARIO fuese incluido en la lista de organizaciones terroristas. Wilson no es un «outsider». Ha visitado Rabat en dos ocasiones como invitado oficial, y su nombre aparece en los registros de FARA, recibiendo apoyo de lobbies ligados al Moroccan American Center for Policy.
Wilson jugó el papel del pionero, del aliado obediente, del legislador que empuja donde la diplomacia fracasó. Su tweet fue el inicio del asedio mediático.
Souad Mekhennet – La pluma que corta
Apenas 24 horas después, la narrativa se elevó al plano internacional. El 12 de abril, Souad Mekhennet, periodista del Washington Post, publicó un artículo que parecía salido directamente del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí. Sin pruebas, sin datos verificables, sin fuentes oficiales. Solo rumores: vínculos del POLISARIO con Irán, Hezbollah, y «fuentes confidenciales».
Mekhennet, periodista con raíces marroquíes, no es neutral. Ha sido reconocida en foros culturales patrocinados por Rabat, y su trayectoria periodística muestra un patrón de defensa tácita de la posición marroquí en el conflicto saharaui.
El artículo no informaba: armaba. Armaba a los siguientes actores, a los políticos tibios, a los medios regionales, a los analistas de alquiler. Era la señal.
FDD y Hudson – La fábrica de la legitimidad falsa
El 17 de abril, la ofensiva subió de nivel. El Foundation for Defense of Democracies (FDD), think tank alineado con intereses pro-Israel y cercano a figuras marroquíes, publicó un informe demoledor. Firmado por Mariam Wahba, egipcia, y Ahmed Sharawi, jordano, ambos con historial de colaboración en eventos financiados por Marruecos, el documento acusaba al POLISARIO de ser una amenaza directa a la estabilidad global.
Wahba, oradora frecuente en foros de Rabat, y Sharawi, con conexiones en los círculos de seguridad israelí, tejieron un relato sin sustancia, pero con eco: “El POLISARIO está infiltrado por Irán”.
Al día siguiente, el 18 de abril, Zineb Riboua, desde el Hudson Institute, aportó su parte: “Estados Unidos debe actuar antes de que el terrorismo cruce el Atlántico”. Riboua, marroquí, activista desde hace años a favor de la ocupación, ha sido financiada por el Marrakech Security Forum y vinculada a redes diplomáticas pagadas por Rabat.
Ambos informes fueron replicados sin cuestionamiento en medios internacionales y usados por embajadas marroquíes como prueba de la “preocupación global”.
América Latina – La resonancia del dinero
Con la narrativa consolidada, el mensaje viajó al sur.
En Brasil, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, lanzó su respaldo a Marruecos. No era casual. En 2022, Bolsonaro visitó Rabat, firmó acuerdos, y prometió apoyo en foros internacionales. Tras él, David Soares, Alan Rick, y Rodrigo Valadares se sumaron al discurso, promoviendo en medios locales la idea de un Sáhara Occidental como foco terrorista.
En Argentina, Yamil Santoro, invitado a seminarios de la Embajada de Marruecos, se convirtió en portavoz local. Lo acompañó Álvaro González, otro político que, bajo influencia diplomática, repitió la narrativa con precisión.
Los medios se entregaron sin pudor. El Tribuno Rosario, dirigido por Nicolás Pierson, publicó artículos basados en fuentes marroquíes, tras la visita del propio Pierson a Rabat. El Informe Diario, en sincronía, replicó los textos de la agencia oficial MAP.
Europa – La Alianza de los Cómplices que poca voz tiene
En el viejo continente, las piezas no tardaron en moverse, pero de manera lenta.
En Francia, Pierre-Henri Dumont, tras su viaje a Casablanca financiado por la Asociación Franco-Marroquí, alzó la voz en favor de la autonomía marroquí, acusando al POLISARIO de obstaculizar la paz. En España, Pedro Altamirano— eje clave en la maquinaria Marroquí, como Javier F. Arribas, que ambos conectados a asociaciones culturales respaldadas por Rabat, encabezaron campañas de difamación.
En Finlandia, Gerard Craughwell, miembro del grupo parlamentario de amistad con Marruecos, se pronunció tras una visita a Rabat, mientras el periódico Daily Finland, fundado por el Bengalí Mohammad Ofiul Hasnat Ruhin, se convirtió en vehículo de publicación de notas de un experto en aparatos médicos y salud pública, el tal Ari Petäjävaara, esas notas fueron visiblemente dictadas por la narrativa marroquí.
En India, Dipanjan R. Chaudhury, sin aportar análisis propio, replicó las conclusiones de FDD y Hudson, reforzando el cerco internacional.
Marruecos no está satisfecho, Y la historia no perdona
Marruecos no quiere sobrevivir, quiere dominar. Esta operación no es de defensa, es de conquista narrativa. Y aunque la campaña ha sido brutal, calculada y financiada con recursos públicos y diplomáticos, no ha sido suficiente. Trump no ha cedido aún. La presión sigue.
Pero como Francia no pudo silenciar al pueblo Argelino, como el Apartheid no destruyó al pueblo de Sudáfrica ni al ANC, Marruecos no apagará al pueblo Saharaui ni al Frente POLISARIO. La legalidad internacional es clara, y los pueblos que luchan no se rinden ante campañas.
Esta es la telaraña. Estos son sus hilos. Y este es el momento de romperlos.
Marruecos, el Sáhara Occidental y el coste para su propia población
Por Ana Stella (@anaqtella)
La política del régimen marroquí, centrada en la ocupación del Sáhara Occidental, no solo tiene consecuencias geopolíticas o diplomáticas, sino que perjudica gravemente a su propia población. La prioridad absoluta que el rey Mohamed VI otorga al control del Sáhara Occidental consume recursos económicos, bloquea reformas, frena el desarrollo social en el resto del país y está sujeto a chantajes que otros países puedan hacer a cambio de un simple «reconocimiento».
Los trastornos del equilibrio de poder en el Norte de África presagian profundas transformaciones
Mientras el régimen invierte miles de millones en infraestructura, seguridad y propaganda en los territorios ocupados, las regiones del norte, el Atlas y zonas rurales viven en el abandono, sin acceso digno a sanidad, educación o empleo. Esta desigualdad alimenta el descontento social y la desesperación, empujando cada año a decenas de miles de marroquíes a emigrar.
Muchos de estos ciudadanos terminan en Europa, especialmente en España, donde más de 350.000 están afiliados a la Seguridad Social, y miles de menores viven sin tutela, fruto de una emigración forzada por la precariedad estructural.
1/🇲🇦 x 🇪🇭 Marruecos, el Sáhara Occidental y el coste para su propio pueblo
La ocupación del Sáhara no solo tiene consecuencias internacionales. Es una herida profunda para la sociedad marroquí. Abro hilo:🧵 pic.twitter.com/VvB0B1avfc
— AnaStella (@anaqtella) May 11, 2025
El conflicto del Sáhara Occidental no es solo una cuestión territorial: es la base que sostiene el poder del rey y la elite político-militar. Sin él, el régimen perdería su narrativa unificadora, sus recursos estratégicos (como los fosfatos de Bou Craa, la pesca, la arena, los minerales o la energía), y parte de su legitimidad interna. Esto explica la violenta represión de cualquier disidencia interna, el chantaje con la inmigración contra Europa, y el uso de medios como el “Marocgate” para comprar voluntades en el Parlamento Europeo.
El acercamiento reciente a los BRICS, promovido por el director del Nuevo Banco de Desarrollo, Anand Kumar Srivastava, choca con la realidad: Marruecos busca inversiones, pero no puede integrarse políticamente a un bloque donde Sudáfrica defiende la causa saharaui. Su participación sería, como hasta ahora, económica pero sin coherencia política ni compromiso con los supuestos valores fundacionales del grupo, como la descolonización.
La continuidad del régimen está atada al Sáhara Occidental, pero ese vínculo no fortalece a la sociedad marroquí, la empobrece. En lugar de invertir en su ciudadanía, Marruecos prioriza un conflicto que sostiene su aparato autoritario a costa del futuro de su gente. Mientras exporta recursos, niños y mano de obra, el país importa represión, desigualdad y desafección.
7/ La política del Sáhara empobrece a Marruecos.
El pueblo marroquí es rehén de un proyecto expansionista que sacrifica su futuro por la ambición de una elite. pic.twitter.com/BHHTatCqdU— AnaStella (@anaqtella) May 11, 2025
La política del Sáhara Occidental no es solo un conflicto internacional: es una herida profunda en el desarrollo y la dignidad del pueblo marroquí.
El pueblo marroquí es rehén de un proyecto expansionista que sacrifica su bienestar por el control de un territorio que ni la ONU reconoce como suyo.
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Del nacimiento del Frente POLISARIO al primer combate por la libertad del Sáhara Occidental
Por Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Aniversario del Frente POLISARIO: 52 años de lucha por la independencia del Sáhara Occidental
El 10 de mayo de 1973, nació el Frente Popular para la Liberación del Saguía El Hamra y el Río de Oro o Frente Polisario.
Por Jorge Alejandro Suárez Saponaro
La situación de los saharauis era incierta, dado las presiones de Marruecos y Mauritania sobre reclamos territoriales y el juego ambiguo y hasta contradictorio de España en el tema. Han pasado 52 años y el Frente Polisario, a pesar de las condiciones adversas y la indiferencia de gran parte de la comunidad internacional, sigue existiendo, manteniendo firme su reclamo por el reconocimiento a que los saharauis tengan su país libre de toda ocupación.
El 52 aniversario del Frente Polisario, encuentra a este movimiento de liberación nacional, luego de treinta años de “paz no guerra” desde el cese del fuego firmado con Marruecos, bajo auspicios de Naciones Unidas, en 1991, otra vez en una campaña militar de baja intensidad como la apuesta para visibilizar el conflicto a nivel global. Los países llamados democráticos, como España – potencia administradora de iure – Estados Unidos, y Francia han sido funcionales a la ocupación marroquí, que se ha caracterizado por una sistemática violación de los derechos humanos.
El veto francés, la indiferencia de Estados Unidos, agregándose el conflicto geopolítico con Rusia y China, impiden que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, no solo establezca a la MINURSO facultades de monitoreo de derechos humanos, sino tenga un papel más relevante desde los llamados incidentes de Guerguerat, ocurridos en noviembre de 2020, donde claramente, Marruecos violó el cese del fuego y los acuerdos de 1991.
El Frente Polisario, no logró por una serie de factores externos, destrabar el proceso de negociaciones con Rabat. El gobierno marroquí, durante la primera administración Trump, tuvo un verdadero éxito, de carácter político, más que real, cuando puso como condición el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre las zonas ocupadas, a cambio del restablecimiento de las relaciones con el Estado de Israel.
El Majzén, a pesar de no lograr que ningún país, reconociera su ocupación, si obtuvo avances para legitimarla. Una hábil estrategia de establecer consulados de varios países africanos en las zonas ocupadas, en abierta violación al Derecho Internacional. Rabat se ha mostrado como un “aliado” fiel a la causa de Occidente en África, lo que le permitió con dinero de las Petro-monarquías del Golfo, financiar un ambicioso programa militar. En el “frente español”, el Polisario, fue abiertamente traicionado por sectores políticos, que teóricamente podrían ser afines.

El presidente Pedro Sánchez, ha sido funcional a los intereses marroquíes, en un verdadero acto de traición a su propio país. Los incidentes en 2021, en Melilla, con oleadas de inmigrantes, en una suerte de invasión pacífica. Al mismo tiempo el gobierno marroquí, no dudó en hacer saber los presuntos derechos sobre las plazas de soberanía españolas, que incluyen las ciudades de Melilla y Ceuta. España, optó una política de apaciguamiento, que incluyó la famosa “carta de la traición” que trascendió en los medios españoles, por el cual, Madrid, aceptaba el plan de autonomía como salida del conflicto del Sáhara Occidental.
La guerra, librada por las fuerzas saharauis, ha disipado las tensiones internas en la República Saharaui. Años de frustración, era una fuente de problemas y el liderazgo del Frente Polisario, en manos de un “halcón” como es Brahim Ghali, decidió pasar a las armas. Al fin de cuentas, Marruecos, al invadir la zona de amortiguación, violar el Acuerdo Militar nro. 1, había roto el cese del fuego, agregándose la negativa de seguir la hoja de ruta planteada por el Plan de Arreglo de 1991. El distanciamiento y el incremento de la competencia geopolítica entre Argelia y Marruecos, crearon las condiciones aptas para movilizar las fuerzas militares saharauis.
El XVI Congreso, llevado cabo en 13 al 17 de enero de 2023, bajo el lema: “intensificar la lucha armada para expulsar al invasor y culminar la soberanía”, puso en evidencia los objetivos nacionales del pueblo saharaui, en esta etapa de su historia, bajo la dirección del Frente Polisario. La vía armada ha sido consecuencia de un proceso un intenso debate estratégico, que viene desde hace varios años. El panorama global con una intensa competencia entre Estados Unidos y sus aliados, frente a Rusia y China, paralizan a las Naciones Unidas.
Asimismo, los saharauis han sido víctimas de la “realpolitik”. Mientras Marruecos garantice el abastecimiento de fosfatos y no afecte los intereses occidentales en el Norte de África, tiene las manos libres para violentar a los saharauis. El Frente Polisario ha reconocido esta situación, es por ello que pone en evidencia, el valor de dos actores regionales: Mauritania y Argelia.
En el caso del primero, las presiones de Rabat son intensas, pero sectores nacionalistas, siguen siendo aliados potenciales para el Polisario, dado que temen que el estado mauritano sea satelizado por Rabat. El paso ilegal de Guerguerat, tiene que ver con esta maniobra, además de la hábil política de “soft power” del rey marroquí en la región. Argelia es un actor de peso, que, gracias a la guerra de Ucrania, se ha convertido en un elemento clave, como fuente energética alternativa al gas y crudo rusos, para los europeos.
El último Congreso del Polisario, aprobó una estrategia nacional para movilizar todos los recursos nacionales, para hacer frente a la campaña militar. Desde el punto de vista del frente interno, los saharauis, sin ninguna duda, gracias a un discurso nacionalista, mantienen una fuerte unidad, a pesar de ciertas maniobras impulsadas por Marruecos por parte de sectores disidentes del Polisario con base en Mauritania, que finalmente quedaron en la nada. En el plano internacional, el Frente, tiene sus apoyos en la Unión Africana, especialmente en los países del espacio angloparlante, liderados por Sudáfrica.

Marruecos no reconoce abiertamente la existencia de una guerra, mantiene una estrategia defensiva, con respuestas limitadas, especialmente haciendo un uso de vehículos aéreos no tripulados o drones, del cual tiene un importante arsenal gracias a compras en China, Israel y Turquía.
En muchos ataques hubo muertes civiles, lo que generó protestas de Mauritania y especialmente Argelia. A pesar de no ir más allá de elevar el tono del discurso, la posibilidad de un conflicto armado, queda descartado por ahora. El gran desafío lograr la visibilidad del conflicto y movilizar la opinión pública internacional. Un aspecto no menor, el reciente pedido del Consejo de Europa al gobierno español, para que suspenda la cooperación fronteriza con Marruecos, luego de graves incidentes entre las fuerzas de seguridad marroquíes e inmigrantes que intentaban cruzar la valla de seguridad en junio de 2022. Esto fue un escándalo internacional. La reacción de la Unión Europea fue más bien tímida.
El liderazgo del Polisario mantiene la apuesta a mantener un conflicto de escala limitada, en un contexto donde Occidente pierde lugares en África, donde el rol de Argelia como potencia del Magreb se ve reforzada por importantes acuerdos energéticos. Incluso, Francia, ha observado con atención el creciente poder de Argel. Los saharauis capitalizan esta situación, para lograr un mayor apoyo político y material para buscar algún tipo de salida al conflicto.
En el marco de una situación realmente adversa, el liderazgo del Frente Polisario, logró mantener su unidad, mecanismos de consenso a través de los Congresos, y ha impedido con éxito, que el virus del islamismo radical afectara a los saharauis, a diferencia de otros países de la región, como Malí o del área Sahara Sahel, tengan que padecer el accionar de poderosos grupos terroristas que provocaron millares de desplazados. La República Saharaui, logró sobrevivir en período de no paz, no guerra, desde 1991 hasta el 2020.
Los intentos de obtener nuevos reconocimientos, han sido muy limitados desde los años 90. América Latina, que ofrecía un espacio propicio para ello, solo tuvo resultados parciales, pero con hitos muy relevantes como Colombia, con el presidente Petro, que ha establecido relaciones diplomáticas entre su país y la República Saharaui.
En Uruguay, a pesar de las presiones de Marruecos, todavía se mantiene una embajada saharaui. La estrategia de obtener reconocimientos internacionales de la existencia de un Estado saharaui, no ha tenido definiciones claras.
Las presiones del régimen de Marruecos – que este corresponsal vivió en carne propia en 2017 – a los gobiernos para que no reconozcan a la República Saharaui, o por lo menos no reciban a los Delegados del Frente Polisario, ha sido muy intensa en América Latina. La permeabilidad de los políticos locales hacia la corrupción, ayuda al régimen del Majzén, a “convencer” a no reconocer a la República Saharaui e incluso, ganar apoyos a su tesis anexionista, y de paso ocultar sus crímenes contra la humanidad cometidos desde la invasión de 1975.
El contexto geopolítico de la región del Magreb, y por otras razones, llevaron al Frente Polisario a la acción armada. No cabe duda que la complicidad de Occidente, especialmente Estados Unidos, España, Francia como el resto de la Unión Europa, contribuyeron apoyar de alguna u otra manera la ocupación marroquí.
Su silencio, es cómplice y bajo una verdadera doble moral, dado que la invasión marroquí, fue condenada en el seno de la Asamblea General de Naciones Unidas, tribunales de las Unión Europea, han sido contundentes sobre el estatus jurídico del Sahara Occidental.
Los políticos españoles, con su indiferencia al Frente Polisario, no hacen más que perjudicar los intereses de España, al ser funcionales con su adversario geopolítico, Marruecos, y ser cómplices de la violación de los derechos humanos en las zonas ocupadas.
Creemos que, en el futuro, el gran desafío del Frente, será retomar el camino de obtener nuevos reconocimientos de la República Saharaui como estado. El rol de Naciones Unidas en este proceso, ha quedado completamente desdibujado, y dado el panorama internacional, el Polisario, deberá replantear caminos alternativos que reemplacen la hoja de ruta del Plan de Arreglo de 1991.
Nota: Jorge Alejandro Suárez Saponaro | Director de Diario El Minuto para Argentina
Todo estalló en Washington: Marruecos orquesta la campaña para doblegar a Trump
La telaraña dentro de la conspiración global para salvar la ocupación marroquí y criminalizar al Frente POLISARIO.
Por Ahemd Omar
Madrid (ECS).- El 20 de enero de 2024, Donald Trump retomó las riendas de la Casa Blanca. Y con él, regresaban las esperanzas del régimen marroquí. No era para menos. Fue Trump quien, en 2020, reconoció unilateralmente la soberanía de Marruecos sobre el Sahara Occidental, como moneda de cambio por la normalización con Israel. Pero para Rabat, ese reconocimiento se había quedado corto. Lo querían todo: una reafirmación pública, acuerdos firmes, una posición irrebatible ante el mundo.
Así que prepararon su ofensiva.
La visita que encendió la mecha
Entre el 8 y 9 de abril, Nasser Bourita, el eterno rostro de la diplomacia marroquí, llegó a Washington. Su misión no era discreta: quería que Trump no solo repitiera la promesa de 2020, sino que la elevara. Que se firmaran acuerdos bilaterales, que Estados Unidos presionara a otros países a alinearse, que Marruecos se convirtiera, oficialmente, en «el único amo del Sahara Occidental».
Pero algo no salió como esperaban.
La visita coincidió con la llegada del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, quien también necesitaba garantías de Trump. Bourita apostó a que, acompañando a Netanyahu, podía reactivar el eje Marruecos-Israel-EE.UU. en todo su poder. Sin embargo, Trump, aunque amigo, es imprevisible.
Presionado por su propio Departamento de Estado, advertido por asesores militares que ven en la región un foco de inestabilidad, y limitado por un Congreso que aún tiene heridas abiertas por las decisiones del pasado, Trump no cedió. No hubo declaración formal. Solo una nota de prensa ambigua, sin la contundencia que Rabat exigía.
Marruecos se sintió traicionado.
Y fue en ese momento, en ese regreso amargo a Rabat, cuando se decidió que si Trump no respondía al apretón diplomático, respondería a la presión pública.
Sáhara Occidental | Marruecos: Bourita regresó de Washington con las manos vacías
El Inicio de la Operación: Doblegar a la Casa Blanca
Esta campaña no fue improvisada. Fue diseñada para acorralar a Trump, para dejarlo sin margen, para presentarle un escenario donde su inacción pudiera ser vista como debilidad frente al terrorismo. Si el POLISARIO era percibido como una amenaza creciente, como un aliado de Irán, como un foco de desestabilización en el norte de África, entonces Trump tendría que actuar. No por Marruecos, sino por interés de seguridad nacional.
La máquina se encendió.
– 11 de abril: Joe Wilson, congresista republicano, lanza su tweet exigiendo que el POLISARIO sea catalogado como grupo terrorista. Lo hace con la certeza de que está tocando una fibra sensible en la administración.
– 12 de abril: Souad Mekhennet, desde el Washington Post, publica una pieza venenosa que refuerza esa narrativa. Vincula al POLISARIO con Irán, con Hezbollah, con la sombra del extremismo. Es la chispa mediática.
– 17 de abril: Mariam Wahba y Ahmed Sharawi, desde FDD, entregan un análisis «técnico», revestido de autoridad, que pide la intervención de EE.UU. contra el POLISARIO.
– 18 de abril: Zineb Riboua, desde el Hudson Institute, refuerza la misma línea: «El POLISARIO, una amenaza para los intereses estadounidenses».
Todo encaja, todo apunta, todo presiona.
Marruecos no está satisfecho: Quiere Más
Esta operación no busca solo desprestigiar al Frente POLISARIO. Busca forzar a Trump a completar el trabajo. Para Rabat, la promesa de 2020 fue el primer pago. Ahora quieren la propiedad total: acuerdos bilaterales, inversiones, y una ofensiva diplomática global orquestada desde Washington.
La campaña es un mensaje directo al Despacho Oval: si no te alineas con nosotros, te arrastramos al centro del conflicto. Si no reafirmas, hacemos que tu inacción parezca debilidad.
Marruecos, desesperado por sostener su ocupación, no aceptará medias tintas. Y Trump, conocido por su resistencia a la presión externa, es el blanco de una ofensiva sin precedentes.
Joe Wilson – El primer martillo
El 11 de abril, el primer golpe público se dio con la frialdad de quien sigue órdenes. Joe Wilson, congresista republicano, conocido por su proximidad a intereses pro-Israel y su historial de respaldo a la monarquía marroquí, lanzó un tweet exigía que el Frente POLISARIO fuese incluido en la lista de organizaciones terroristas. Wilson no es un «outsider». Ha visitado Rabat en dos ocasiones como invitado oficial, y su nombre aparece en los registros de FARA, recibiendo apoyo de lobbies ligados al Moroccan American Center for Policy.
Wilson jugó el papel del pionero, del aliado obediente, del legislador que empuja donde la diplomacia fracasó. Su tweet fue el inicio del asedio mediático.
Souad Mekhennet – La pluma que corta
Apenas 24 horas después, la narrativa se elevó al plano internacional. El 12 de abril, Souad Mekhennet, periodista del Washington Post, publicó un artículo que parecía salido directamente del Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí. Sin pruebas, sin datos verificables, sin fuentes oficiales. Solo rumores: vínculos del POLISARIO con Irán, Hezbollah, y «fuentes confidenciales».
Mekhennet, periodista con raíces marroquíes, no es neutral. Ha sido reconocida en foros culturales patrocinados por Rabat, y su trayectoria periodística muestra un patrón de defensa tácita de la posición marroquí en el conflicto saharaui.
El artículo no informaba: armaba. Armaba a los siguientes actores, a los políticos tibios, a los medios regionales, a los analistas de alquiler. Era la señal.
FDD y Hudson – La fábrica de la legitimidad falsa
El 17 de abril, la ofensiva subió de nivel. El Foundation for Defense of Democracies (FDD), think tank alineado con intereses pro-Israel y cercano a figuras marroquíes, publicó un informe demoledor. Firmado por Mariam Wahba, egipcia, y Ahmed Sharawi, jordano, ambos con historial de colaboración en eventos financiados por Marruecos, el documento acusaba al POLISARIO de ser una amenaza directa a la estabilidad global.
Wahba, oradora frecuente en foros de Rabat, y Sharawi, con conexiones en los círculos de seguridad israelí, tejieron un relato sin sustancia, pero con eco: “El POLISARIO está infiltrado por Irán”.
Al día siguiente, el 18 de abril, Zineb Riboua, desde el Hudson Institute, aportó su parte: “Estados Unidos debe actuar antes de que el terrorismo cruce el Atlántico”. Riboua, marroquí, activista desde hace años a favor de la ocupación, ha sido financiada por el Marrakech Security Forum y vinculada a redes diplomáticas pagadas por Rabat.
Ambos informes fueron replicados sin cuestionamiento en medios internacionales y usados por embajadas marroquíes como prueba de la “preocupación global”.
América Latina – La resonancia del dinero
Con la narrativa consolidada, el mensaje viajó al sur.
En Brasil, Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente, lanzó su respaldo a Marruecos. No era casual. En 2022, Bolsonaro visitó Rabat, firmó acuerdos, y prometió apoyo en foros internacionales. Tras él, David Soares, Alan Rick, y Rodrigo Valadares se sumaron al discurso, promoviendo en medios locales la idea de un Sahara Occidental como foco terrorista.
En Argentina, Yamil Santoro, invitado a seminarios de la Embajada de Marruecos, se convirtió en portavoz local. Lo acompañó Álvaro González, otro político que, bajo influencia diplomática, repitió la narrativa con precisión.
Los medios se entregaron sin pudor. El Tribuno Rosario, dirigido por Nicolás Pierson, publicó artículos basados en fuentes marroquíes, tras la visita del propio Pierson a Rabat. El Informe Diario, en sincronía, replicó los textos de la agencia oficial MAP.
Europa – La Alianza de los Cómplices que poca voz tiene
En el viejo continente, las piezas no tardaron en moverse, pero de manera lenta.
En Francia, Pierre-Henri Dumont, tras su viaje a Casablanca financiado por la Asociación Franco-Marroquí, alzó la voz en favor de la autonomía marroquí, acusando al POLISARIO de obstaculizar la paz. En España, Pedro Altamirano— eje clave en la maquinaria Marroquí, como Javier F. Arribas, que ambos conectados a asociaciones culturales respaldadas por Rabat, encabezaron campañas de difamación.
En Finlandia, Gerard Craughwell, miembro del grupo parlamentario de amistad con Marruecos, se pronunció tras una visita a Rabat, mientras el periódico Daily Finland, fundado por el Bengalí Mohammad Ofiul Hasnat Ruhin, se convirtió en vehículo de publicación de notas de un experto en aparatos médicos y salud pública, el tal Ari Petäjävaara, esas notas fueron visiblemente dictadas por la narrativa marroquí.
En India, Dipanjan R. Chaudhury, sin aportar análisis propio, replicó las conclusiones de FDD y Hudson, reforzando el cerco internacional.
Marruecos no está satisfecho, Y la historia no perdona
Marruecos no quiere sobrevivir, quiere dominar. Esta operación no es de defensa, es de conquista narrativa. Y aunque la campaña ha sido brutal, calculada y financiada con recursos públicos y diplomáticos, no ha sido suficiente. Trump no ha cedido aún. La presión sigue.
Pero como Francia no pudo silenciar al pueblo Argelino, como el Apartheid no destruyó al pueblo de Sudáfrica ni al ANC, Marruecos no apagará al pueblo Saharaui ni al Frente POLISARIO. La legalidad internacional es clara, y los pueblos que luchan no se rinden ante campañas.
Esta es la telaraña. Estos son sus hilos. Y este es el momento de romperlos.
Mauritania se suma a los esfuerzos de la región y desarticula una importante banda de narcotraficantes
Las fuerzas de seguridad mauritanas desarticulan una peligrosa banda de narcotraficantes que tenía como objetivo enviar su drogas a zonas sensibles del suroeste de Argelia.
Nuakchot (ECS).- En una operación cualitativa considerada uno de los éxitos de seguridad más importantes de los últimos años, las fuerzas de la Gendarmería Nacional de Mauritania desarticulan una banda de narcotráfico en la capital Nuakchot.
El cargamento tenía como destino los campamentos de refugiados saharauis. En la operación, fueron requisadas grandes cantidades de pastillas alucinógenas y otros medicamentos tóxicos. En la misma operación, llevada a cabo en los suburbios de la capital, fueron detenidas 14 personas supuestamente implicadas.
La operación dio como resultado la incautación de grandes cantidades de productos estupefacientes, la detención de miembros de redes organizadas que buscan inundar los campamentos de refugiados saharauis con esas toxinas, apuntando a grupos que ya padecen duras condiciones de vida, en un flagrante intento de socavar el tejido social y de seguridad del pueblo saharaui.
Este éxito en materia de seguridad es el resultado de la coordinación de inteligencia y la vigilancia sobre el terreno de la Gendarmería mauritana. También destaca la gravedad de lo que pudo haber escapado a la custodia. La situación obliga a los distintos aparatos de seguridad de la región a elevar su nivel de preparación y mejorar la cooperación y coordinación regional para enfrentar estas amenazas.
El uso de la droga y las pastillas alucinógenas por parte de la ocupación marroquí contra los campamentos constituye un crimen moral y humanitario desde todos los puntos de vista. La comunidad internacional debe asumir su responsabilidad de proteger a los civiles y exigir responsabilidades a quienes participan en estos actos criminales.

La cocaína (la africana y la sudamericana), el cannabis y las pastillas alucinógenas son cada vez más fáciles de comprar en países como Mauritania, ya que las redes delictivas y los grupos armados de la región aprovechan la frágil situación de la zona convirtiéndola en un «corredor menos arriesgado» hacia Europa en las rutas de tráfico desde Sudamérica.
Según un último informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), el tráfico de drogas en el Sahel sigue en aumento con cifras muy elevadas en comparación con los años anteriores.
Inundan los campamentos de refugiados saharauis con las metanfetaminas y otras drogas
Sin embargo, Mauritania ya no es sólo lugar de tránsito, sino también mercado emergente de todo tipo de drogas, tanto de resina de cannabis como la cocaína o las pastillas tóxicas. Además del cannabis tradicional, ha aparecido la cocaína, las metanfetaminas y otras drogas. Ello se debe a que los traficantes africanos suelen cobrar con drogas que luego revenden en el mercado local. En el país africano hay familias «cherifianas» de gran peso social que están implicadas de una manera o otra en ese tráfico ilícito.
Además de las grandes cantidades de resina de cannabis procedente de Marruecos, a través del muro militar, Mauritania inunda a los campamentos de refugiados saharauis de cocaína africana, las metanfetaminas y otras drogas. Según las cifras que maneja ECSaharaui, el 98% de pastillas alucinógenas incautadas en los campamentos de refugiados son procedentes de Nuakchot. A los puertos mauritanos llegan barcos con grandes cargas de metanfetaminas y otras drogas, para posteriormente enviar la sustancia en vehículos todoterreno a los campamentos de refugiados saharauis, atravesando casi todo el país y pasando por al menos diez controles de seguridad sin ser detectados.
Los paquetes de droga, presumiblemente cocaína o metanfetaminas, son muy a menudo encontrados escondidos en embarcaciones procedentes de Zuerat (norte de Mauritania) y entregados a los narcos en las inmediaciones de los campamentos saharauis. Éstos luego lo introducen clandestinamente en los diferentes distritos saharauis y a la ciudad de Tinduf. Las pastillas más comunes que llegan a los campamentos de refugiados saharauis son el éxtasis (3, 4-metilendioxi-N metanfetamina, MDMA) es una droga que se fabrica de forma ilegal. Él éxtasis es una droga estimulante que causa alucinaciones. Se conoce como droga de diseño porque se creó con el objetivo de hacer que la gente se coloque y tenga subidones.
La resina de cannabis procedente de Marruecos sigue siendo la sustancia más incautada
En algunos países del Sahel, como Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Níger, la resina de cannabis procedente de Marruecos sigue siendo la droga de tráfico internacional más incautada, seguida de la cocaína y los opiáceos farmacéuticos. Aunque no se disponía de estimaciones anuales para 2023, a mediados de año (2024) ya se habían incautado 2,3 toneladas de cocaína en Mauritania, la mayoría incautación de su historia.
La resina de cannabis sigue siendo la sustancia más incautada en los países del Sahel, seguida de la cocaína y los opioides farmacéuticos. Sin embargo, las incautaciones de cocaína han aumentado considerablemente, pasando de una media de 13 kg en 2015-2020 a la impresionante cifra de 1.466 kg solo en 2022 entre Mali, Chad, Burkina Faso y Níger. En junio de 2023, se incautaron 2,3 toneladas de cocaína solo en Mauritania. En abril de 2024, las autoridades de Senegal anunciaron la incautación récord de 1.137 kg de cocaína, por valor de 146 millones de dólares, en un camión en la ciudad de Kayes, frontera con Mali. En 2022, se habían incautado 300 kg de cocaína en otro camión en la frontera con Mali. La incautación más masiva se produjo en noviembre de 2023, cuando la marina senegalesa confiscó casi tres toneladas de cocaína en un barco frente a las costas de Senegal.
El hecho de que las mayores incautaciones de cocaína se realizaran en Senegal y Mauritania indica que la ruta tradicional utilizada por los narcos desde Sudamérica hasta Guinea Bissau, Mauritania y Senegal sigue siendo muy activa. Desde allí, la cocaína se transporta por tierra a través de Malí y Níger hasta países del norte de África como Argelia, Marruecos, Libia y Túnez. Finalmente, la cocaína se transporta a través del Mediterráneo hasta Europa, el principal mercado de la droga junto con Norteamérica.
Rutas de las drogas en el Sahel y África del Norte
La situación está fuera de control.
Aprovechando el caos en el Sahel, la circulación de drogas procedente de Marruecos y de América Latina nunca ha sido tan dinámica en el continente africano, aunque es imposible cuantificar con precisión el nivel real del tráfico y las ganancias financieras generadas. La resina de cannabis (hachís) es la droga que más circula actualmente en el Sahel y el África Occidental, y por ello sus rutas, desde Marruecos hasta su destino final, Europa, se han convertido en una clave para las dinámicas geopolíticas. Asimismo, Marruecos, Túnez y Libia, constituyen la principal puerta de entrada de cocaína hacia Europa.
La cocaína y resina de cannabis
La cocaína hizo estragos en todos los sentidos en la región del Sahel y África del Norte, poniendo a los pies de los principales clanes del narcotráfico la política y los pueblos de la región, principalmente en Malí, Mauritania, Libia, Senegal y Níger. Precisamente por la dinámica cambiante en el Sahel, por los grupos terroristas que operan en la zona, es habitual que los distribuidores modifiquen con frecuencia sus rutas. Al hilo de lo anterior, una de las rutas secundarias, y nuevas en la actualidad, pasa a través del muro marroquí en el Sáhara Occidental ocupado.
En términos generales, la región del Sahel en África Occidental se ha convertido en un conglomerado de redes que explotan el tráfico de drogas y amenazan la paz y la estabilidad. Los grandes desafíos, es que los funcionarios de seguridad, los militares y miembros del poder judicial están implicados en facilitar la libre circulación e impunidad de los delincuentes para que puedan esquivar la justicia y los procedimientos legales.
En la actualidad, los informes recientes coinciden sobre la expansión del tráfico de cocaína y resina de cannabis (hachís) en Mauritania y en los campamentos de refugiados saharauis, ubicados en el sur de Argelia. El muro militar marroquí construido en el Sáhara Occidental se ha convertido también en un punto de tránsito de cocaína y armas ligeras con destino final en Europa.

Los traficantes trasladan sus cargas desde el sur de Mauritania hasta la localidad norteña de Bir Mogrein, y es aquí donde pactan el visto bueno con los militares marroquíes, para que les permitan pasar grandes cargas de cocaína al otro lado del muro. Desde el muro, la cocaína es transportada en camiones de frutas a través del territorio de Marruecos hasta llegar al norte del país, y desde Tanger Med III se transporta la cocaína hacia países como Bélgica, Países Bajos y Francia.
Por otra parte, el tráfico de otras drogas como resina de cannabis (hachís) consiste en lo siguiente; los camiones de Marruecos transportan junto a las frutas y otras mercancías las cargas de hachis hasta Mauritania, y desde aquí se distribuye a los países vecinos, particularmente Malí, Níger y Senegal. A través del muro militar marroquí, los narcotraficantes pasan grandes cantidades de resina de cannabis por dos rutas del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, una que va hasta el norte de Mali, y la ruta secundaria que llega hasta Tinduf.
El Ejército de Mauritania recibe seis UAV armados y un sistema antidrones
Zona de tránsito
Coincidiendo con la gran producción de drogas en Sudamérica y la creciente demanda en Europa, la región de África Occidental, por su ubicación geográfica, se convirtió en un punto de tránsito de drogas hacia Europa, los Estados Unidos y Asia.
La recopilación de información reciente sobre el contrabando en los países del Sahel refleja que la región de África Occidental, gracias a sus puertos, se ha convertido en un lugar de descarga de cocaína, que luego se transporta en automóviles y autobuses a los países del Sahel, a través de Senegal, Mauritania, Malí luego a Níger para llegar a Libia, Túnez y Argelia. Agadez, en el norte de Níger, se ha convertido en un “hub” de la droga para su distribución en los países vecinos.
Periódicamente, convoyes de Toyota Land Cruiser llenos de drogas cruzan el norte de Malí hacia el mercado europeo. El país es un auténtico corredor. Los grupos yihadistas no tocan las drogas, es impuro (haram, Ed) para ellos, pero si que cobran grandes sumas de dinero y facilitan el tránsito a través de sus zonas de influencia. Aparte de ellos, todos están mojados: grupos armados, los funcionarios de aduanas y políticos. Esta es a menudo una razón de conflicto entre ellos. Con los golpes cambian las cabezas pero no el sistema.
Los barcos procedentes de Sudamérica atracan en puertos senegaleses y guineanos, luego las cargas son transportadas en autobuses hasta la provincia de Kayes, frontera entre Senegal y Mali. Desde Kayes la cocaína es recogida por hombres armados en todoterrenos tipo Toyota Land Cruiser y es transportada, a través de territorio nacional maliense, hasta llegar a la región de Agadez, norte de Níger. Desde ese punto, la cocaína es distribuida y llevada a la región de Wadi Souf, en Argelia, y el sur de Libia.
Otras rutas por vía marítima que los narcotraficantes también utilizan, son los puertos de Mauritania, Senegal y Marruecos para el transporte de la droga a puertos europeos situados en Italia, Holanda, Bélgica y Francia. A España la mayor parte de la droga llega a la península a través del estrecho de Gibraltar y los puertos de Galicia.
La juventud de la región ya consume drogas
Con el aumento del contrabando y la abundancia del producto, el consumo de drogas se ha extendido en los países del Sahel y la tasa de adicción entre los jóvenes ha aumentado. A pesar de la falta de datos sobre la base de consumidores en la región, los centros de tratamiento en Níger, Chad y Burkina Faso indican una tasa de recuperación limitada para las personas que acuden a los centros de desintoxicación.
Por ejemplo, en Argelia y los campamentos de refugiados saharauis, el consumo de drogas y las pastillas alucinógenas ha aumentado en un 190% desde el 2020. El aumento es debido a la abundancia de la droga que Marruecos envía, ya que los campamentos de refugiados saharauis se han convertido en un “hub” de todo tipo de drogas (cocaína, resina de cannabis y pastillas alucinógenas).
Según datos oficiales, los campamentos de refugiados saharauis son testigo del deseo de los jóvenes de utilizar tanto la cocaína como la resina de cannabis con fines adictivos y no medicinales. Y las mismas fuentes indican que ya hay cifras alarmantes en cuanto al número de personas que abusan de sustancias psicotrópicas. Y con todo esto, no existe ningún centro especializado para el tratamiento de las adicciones entre los jóvenes.
El mismo panorama se da en Mauritania. Los mauritanos consumen mucha resina de cannabis y cocaína. En Mauritania existe un solo centro especializado para el tratamiento de las adicciones, con sede en la capital, Nuakchott, mientras que las grandes ciudades carecen de este tipo de atención específica, especialmente las situadas en la línea de contacto con los países vecinos donde el movimiento de la cocaína es muy activo.
Fuente: ONU, Informes sobre el Sahel y los comunicados de los gobiernos locales.
Estos son los grupos terroristas que operan en el Sahel
La última cifra registrada muestra un repunte sin precedentes en los ataques terroristas en al menos tres países del Sahel; Malí, Níger y Burkina Faso (OIET).
Por Lehbib Abdelhay
Madrid (ECS).- A pesar de los esfuerzos desplegados por los líderes de las juntas militares en Mali, Burkina Faso y Níger, la violencia yihadista sigue en repunte, como consecuencia de la inestabilidad y de las políticas de estos tres países, que formaron una confederación llamada la Alianza de la Gourma (AES). Los países de la AES centran su estrategia en luchar contra los movimientos de Azawad en el norte de Mali en lugar de luchar contra los grupos terroristas diseminados en las regiones cercanas a las capitales de estos tres países.
Los grupos extremistas han transformado la región africana del Sahel en uno de los focos de terrorismo más destacados del mundo. Los últimos tres años han sido testigos de una expansión significativa y cuantitativa de los ataques terroristas. Para comprender esta transformación, hay que conocer la naturaleza y la composición de los principales grupos yihadistas que operan en la región.
Los grupos yihadistas más destacados en África:
– Las Brigada Uqba Ibn Naf’i: afiliada a la organización “Al-Qaeda” e incluía aproximadamente (175) combatientes y se autodenominaba “Soldados del Califato”.
– El grupo “Guardianes del Salafismo” en Argelia: juró lealtad a Al-Qaeda en 2007. Para financiar sus actividades terroristas, dependen de los secuestros de extranjeros para exigir rescates financieros.
– Los «Soldados del Califato en Argelia»: juraron lealtad a ISIS (Estado Islámico), y las estimaciones indican que su número oscila entre 20 y 35 combatientes.
– «Yunud al-Jilafa en Túnez»: Una de las ramas de ISIS. Sus operaciones terroristas en Túnez comenzaron a principios de 2015.
– «Al-Shabaab en Somalia»: El Departamento de Estado de EE.UU considera a cinco líderes de Al-Shabaab como potenciales terroristas internacionales especialmente designados en virtud de la Orden Ejecutiva 13224.
– «Al-Shabaab de Mozambique»: Un grupo terrorista que controla varias zonas de la región costera, incluido el puerto de Mocimboa da Praia y las instalaciones de gas.
– Boko Haram: Es el mayor grupo terrorista activo en el norte de Nigeria. Juró lealtad al ISIS. El ritmo de los choques armados entre ISIS y Boko Haram aumentó en el año 2023 en Nigeria por el control de la cuenca del lago Chad y sus alrededores.
– Jama’at Nusrat al-Islam (JNIM): Es una alianza entre cuatro grupos terroristas de Al Qaeda: Ansar Eddine, Al-Mourabitoun, Macina y el Emirato de Tombuctú (Brigadas del Sahara).
– ISIS: El Estado Islámico se está expandiendo hacia Nigeria, el Golfo de Guinea y continúa recaudando fondos financieros y otros recursos para implementar sus agendas yihadistas en la región.
– Al-Qaeda: está activa en dos regiones, la región del Sahel y el Cuerno de África. Los objetivos de “ISIS” y “Al-Qaeda” en África son similares: aumentar su influencia y potenciar su presencia en África.
Jama’at Nusrat al-Islam (JNIM) es el grupo terrorista más extendido
El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (afiliado a Al-Qaeda), liderado por Iyad Ag Ghaly (Abu Al-Fadl), divide el Estado de Mali en seis (6) regiones militares repartidas por todo el territorio nacional de este país:
– Región de Macina (Mopti), en el centro del país, liderada por Amadou Koufa (Fulani).
– Región de Emirato del Sahara (Tombuctú), oeste del país, liderada hasta el 11 de marzo por Talha Al Libi (Abu Hind).
– La región de Aribanda, frontera entre Burkina Faso y Mali. Su líder es Abu Hamza Al-Chenguiti (mauritano, quien murió hace una semana en un ataque entre Kidal y Tombuctú).
– Región de Menaka, en el extremo oriental de Malí. Su líder es Faknan Ag Taki (de origen tuareg).
– Región de Gao, al noreste de Malí, liderada por Hamza Tabencourt.
– Región de Kidal, la parte más septentrional del país, liderada por Sidan Ag Hita (Abou Outhmane Al Ansari).
Además; JNIM cuenta con dos unidades de apoyo logístico: Batallón Gourma y el Batallón Mima. La función de estas dos unidades de apoyo es proporcionar medios logísticos para todas las operaciones terroristas y gestionar el expediente de los rehenes, entre otras cosas.
Estas son las principales facciones yihadistas que operan en el Sahel bajo el paraguas de Al Qaeda dirigida por el argelino Abu Oubaida Yusef Al Annabi:
– Ansar Eddine, su base principal se encuentra en Kidal y se extiende hasta Tinzawaten, frontera con Argelia. Últimamente esa facción creó cuatro nuevas unidades militares ligeras.
– Macina, también llamada Frente de Liberación de Macina. Esta facción, la mayor de todas, está dirigida por Amadou Koufa. Ese grupo controla la región que se extiende desde el suroeste de Tombuctú hasta Burkina Faso y Guinea, pasando por la región de Mopti, en el centro de Malí.
– El batallón Khaled bin Al-Walid, conocido como Ansar Eddine del sur, dirigido por Suleiman Keita. Está presente desde el este de Bamako hasta la frontera con Burkina Faso.
– La brigada del sur del Río Níger, su líder es Al Mansour Ag Alghassam. Su zona de influencia se extiende desde el sur de Tombuctú hasta Mopti, en el centro de Malí.
Continúan los enfrentamientos entre ISIS en el Gran Sahara (Wilaya Sahel), Al-Qaeda y Boko Haram para ganar influencia en la región.
El alcance de las amenazas de los grupos extremistas a África.
La región fronteriza entre Níger, Burkina Faso y Mali es descrita como “el triángulo más peligroso”, donde las organizaciones terroristas son muy activas y desde esa región (Gourma – Liptako) lanzan sus ataques terroristas en los tres países.

Estas organizaciones han aumentado sus ataques, especialmente después del golpe militar en Níger en octubre de 2023. ISIS (Wilaya Sahel) se ha convertido en un actor importante en la región de las tres fronteras y comenzó a imponer su agenda y controlar grandes áreas en el noreste de Mali y el oeste de Burkina Faso.
Las actividades terroristas y los ataques por parte del ISIS (Wiyala Sahel) se registran en su mayoría en la ciudad de Menaka, Níger y las áreas bajo su influencia en Tillaberi (oeste de Níger). Su actividad ha comenzado a extenderse a los países del Atlántico, como Benin, Togo y Costa de Marfil. Los grupos vinculados a Al-Qaeda también se están extendiendo al África subsahariana, a países de África Occidental como Benin. La actividad extremista en Benin se concentra en el norte del país, donde los grupos afiliados a Al Qaeda intentan reclutar y atraer nuevos combatientes.
Boko Haram surgió en 2014 tras el secuestro de 276 niñas en la ciudad de Chibok, al noreste de Nigeria. Sin embargo, este grupo nació en 2002 y estaba dirigido por Muhammad Youssef, un predicador salafista. Al principio, arremetió contra la corrupción y la desigualdad, flagelos que atribuyó directamente al colonialismo británico. Sin embargo, con el paso de los años, comenzó la lucha por imponer la “Sharia” islámica en Nigeria. Abubakar Shekau sucedió a Yusuf tras su muerte y con él comenzó la fase más sangrienta y violenta de la organización. “Disfruto matando a quien Dios me manda matar, como disfruto matando gallinas y carneros”, dijo en un vídeo publicado ennel año 2012, dos años antes del secuestro de 280 niñas que fue condenado por toda la comunidad internacional.
Además de secuestrar a menores para adoctrinarlos y convertirlos en niños soldado o esclavos sexuales, Boko Haram ha llevado a cabo ataques y masacres en todo el país. Según Naciones Unidas, más de 35.000 personas fueron asesinadas por este grupo terrorista. Además, son responsables del 40% de los ataques terroristas en la región del Sahel. Estas masacres también provocaron el desplazamiento de un gran número de vecinos.
En 2014, Boko Haram declaró un califato en el continente africano y un año después juró lealtad al ISIS. Sin embargo, en 2016, tras diferencias ideológicas y estratégicas, se produjo una escisión dentro de la organización terrorista que dio lugar al surgimiento de ISWAP (Estado Islámico en la Provincia de África Occidental).
¿Quién es Abou Houzeifa, el yihadista marroquí abatido por las fuerzas malienses en Ménaka, Malí?