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21 mayo 2025
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El Sahel se ha convertido en “el epicentro del terrorismo global”. La amenaza es real

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Por Lehbib Abdelhay

Situación en el Sahel/Terrorismo yihadista, inmigración ilegal y la presencia de Rusia


    La posibilidad de que los países del Sahel y África Occidental se conviertan en “estados yihadistas”, vaticina el colapso del régimen democrático después de una serie de golpes militares en los países de la región, y el deterioro de la situación de seguridad, situación que fortalece el poder de las principales organizaciones yihadistas; “Al-Qaeda” e “ISIS en el Sahel”. La región del Sahel, la zona entre el desierto del Sáhara y la sabana tropical al sur, ha surgido como una base de retaguardia importante para grupos que buscan establecer estados “yihadistas” o un califato islámico. Estos grupos están activos principalmente en Burkina Faso, Malí, Níger, Nigeria y Lago de Chad, y buscan expandirse al resto de la región del Sahel.

    El último informe anual de OIET monitorea el crecimiento de la influencia de los grupos yihadistas y su modelo operativo en la región del África Occidental, destacando un aumento de hasta el 190% en el número de víctimas del terrorismo en los países de la región durante el año 2024 en comparación con el año 2021, lo que refleja una clara expansión de la agenda de estas organizaciones extremistas en la región.

Factores que alimentan la actividad de los grupos yihadistas.

   Hay una serie de factores que contribuyen a alimentar las actividades de los grupos yihadistas en los países del Sahel y África Occidental, y pueden apoyar el establecimiento de un “Estado yihadista” en la región, más notablemente el colapso de los gobiernos democráticos como resultado de una serie de golpes de estado.

Los golpes militares en varios países, como Malí, Níger y Burkina Faso, representaron un revés para los esfuerzos antiterroristas liderados por los gobiernos electos de esos países. A esto se suma la pobreza generalizada en los países de la región, la explosión demográfica y las fronteras amplias e inseguras, que han permitido el florecimiento de actividades de contrabando de armas y drogas así como el contacto directo con grupos yihadistas al otro lado de las fronteras.

La propagación de la pobreza en África Occidental

    La propagación de la pobreza extrema en los países de la región del Sahel y de África Occidental, es considerado uno de los principales impulsores del resurgimiento de los movimientos yihadistas en la región. La pobreza está más extendida en la región del Sahel que en cualquier otra región de África, donde el 80% de la población vive con menos de dos dólares al día. La región también tiene la tasa de crecimiento demográfico más rápida del mundo, y la mayoría de su población está compuesta por jóvenes de entre 15 y 19 años. Esta tasa de crecimiento demográfico supera con creces el progreso económico, lo que conduce a un descenso del nivel de vida. Esta brecha también refuerza las condiciones que empujan a los jóvenes a unirse a las filas de las organizaciones yihadistas o del crimen organizado.

– La propagación del terrorismo

   La escalada de organizaciones terroristas en la región del Sahel, principalmente las facciones lideradas por “Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin” (JNIM), afiliadas a “Al-Qaeda”, y su enfrentamiento con “ISIS (EI-S)”, ha endurecido la situación social en la región de Azawad, en el norte de Mali, Tillabéri en Níger y la zona de Aribanda, ubicada en la frontera entre Mali y Burkina Faso. Los datos sobre el terreno mostraron un aterrador aumento del 190% en las muertes relacionadas con yihadismo en Burkina Faso, Mali y Níger durante la primera mitad de 2024.

   Si bien Burkina Faso, Malí y Níger aún no se han convertido en plazas de soberanía plena para grupos yihadistas, el auge de ataques terroristas se está desplazando rápidamente hacia el norte de Togo, Benin y Ghana. Los informes sobre los ataques corroboran el aumento del número de incidentes violentos dentro de los 50 kilómetros de fronteras de los países vecinos de la región del Sahel, superando ahora los 450 incidentes reportados anualmente, lo que refleja una clara expansión de la agenda yihadista en África Occidental y la región del Sahel.

    Las fronteras amplias y porosas y sin control también permiten la circulación ilegal de armas y municiones, lo que fortalece a los grupos yihadistas. Los golpes militares en Malí, Níger y Burkina Faso han relantizado los esfuerzos para coordinar los operativos antiterroristas transfronterizos y han provocado una disminución de la autoridad estatal. Se cree que más de siete mil combatientes están involucrados en las filas de los grupos yihadistas activos en la región del Sahel y África Occidental.

Tres escenarios para el futuro de la región:

    Ante esta compleja realidad, se plantean tres escenarios sobre lo que podría deparar el futuro de la región del Sahel:

   – El primero de estos escenarios implica que las juntas militares se aferren al poder. En este sentido, advierten que la permanencia de las juntas militares durante un período más prolongado complicaría la situación de seguridad, ya que su enfoque en la protección de la élite militar aumentaría la marginación política y las divisiones internas, lo que potenciaría las actividades de los grupos “yihadistas”.

   – El segundo escenario es la transformación de la región del Sahel y África Occidental en una zona global para un Estado similar al ISIS. La ausencia de una acción internacional significa que las repercusiones del terrorismo, los movimientos (yihadistas) y el crimen organizado se extenderán mucho más allá de la región del Sahel y el continente africano.

   – El escenario más optimista, pero menos probable y menos práctico, implica la capacidad de los países de la región para explotar y valerse de sus ricos recursos naturales y humanos para lograr estabilidad política, económica y de seguridad, fortalecer las infraestructuras, servicios públicos y frenar así la actividad de estos grupos extremistas.

Estos son los grupos terroristas que operan en el Sahel

Rusia, la desinformación como estrategia junto al despliegue militar

    La estrategia de Rusia en la región del Sahel consiste principalmente en la desinformación directa e indirecta con la que Moscú busca tanto maquillar su imagen exterior como debilitar la posición de Occidente, especialmente Francia y EE.UU. 

    La estrategia está resultando muy exitosa en el Sahel en los últimos cinco años. Al colocarse del lado de las juntas militares que tomaron el poder y exacerbar el discurso antineocolonial, el Kremlin no solo estaría logrando abrir un nuevo foco de preocupación para Occidente lejos de Ucrania, sino también sortear el aislamiento internacional al que se intenta someterla, mientras obtiene importantes recursos mineros, sobre todo oro, de sus nuevos aliados en las juntas militares que gobiernan Mali, Níger y Burkina Faso.

    En general, la creciente influencia rusa en África indica que Occidente está perdiendo la batalla del relato y debe adoptar imperiosamente medidas para evitar que Rusia convierta a la región en un bastión anti-Occidental que afecte gravemente los intereses de seguridad, especialmente los intereses europeos.

Turquía y sus mercenarios

     Desde 2019, Turquía ha aumentado su presencia en el Sahel manteniendo a menudo crisis interminables con Francia, tradicionalmente pilar económico y de seguridad de esa región africana. Los vínculos históricos de Turquía con África, especialmente a través de la religión, han facilitado su penetración e influencia geopolítica en los países del Sahel. Las inversiones en minería y educación, junto con la venta de drones turcos Bayraktar TB2 y AKINCI, han consolidado aún más la presencia de Turquía.

     Los drones turcos, como el Bayraktar TB2, se han vuelto populares en África debido a su rendimiento y su relación coste-beneficio. A pesar de la incertidumbre sobre los acuerdos de defensa entre las juntas sahelianas y Turquía, el despliegue de mercenarios de SADAT dibuja un nuevo escenario en el panorama de seguridad de la zona. Si bien las autoridades de Malí y Nigeria niegan la presencia de estos combatientes, su proximidad a través de Níger y Togo plantea riesgos de seguridad regional.

     Desde principios de junio de 2024, Turquía viene desplegando combatientes del Ejército Libre Sirio controlado por Ankara en varios países del Sahel, incluida Nigeria. Esto corrobora el seguimiento de la información desde diciembre de 2023, cuando surgieron los primeros rumores. El 28 de diciembre de 2023, Turquía envió el primer grupo de militares del Ejército Nacional Sirio (SNA) a Níger. El grupo inicial estaba formado por la División Sultán Murad, seguida del Segundo Cuerpo. Estos militares recibieron entrenamiento por parte del ejército turco antes de su despliegue en el Sahel. Según fuentes militares, estos despliegues en Burkina Faso, Níger, Nigeria y Togo tienen como objetivo aparente proteger las empresas turcas ahí establecidas como fábricas y mineras. Sin embargo, la naturaleza del despliegue ha suscitado inquietudes sobre la seguridad regional y el proceso de aprobación.

    Los partidos de la oposición turca afirman que SADAT, una controvertida empresa militar turca privada dirigida por un ex asesor presidencial turco, recluta a estos combatientes para operaciones encubiertas.

    La compañía de mercenarios SADAT, fue fundada en 2012 por el ex general Adnan Tanriverdi, y es considerada como el ejército privado del presidente Erdogan, que desempeñó un papel importante en la guerra de Libia. Según fuentes exclusivas, la decisión de enviar tropas a África surgió desde los más altos niveles del gobierno turco, aunque no está claro si Erdogan lo sabía directamente.

Inmigración/Sahel

Claves para entender ese fenómeno:

– La falta de seguridad y de elementos de una vida digna en el Sahel contribuye a la migración irregular.

– Los partidos en Europa y la política adoptada exageran un tanto la cuestión de la migración con fines políticos y electorales.

– Europa está trabajando para encontrar soluciones de desarrollo para abordar las raíces de la migración, lanzando iniciativas importantes.

– Mauritania se ha convertido en un importante punto de salida para miles de migrantes que hacen la peligrosa travesía hacia las Islas Canarias.

     La migración irregular desde los países del Sahel hacia el norte de África y Europa está aumentando, impulsada por la sequía, el cambio climático y las crisis de seguridad vinculadas al crimen organizado y el terrorismo yihadista. La región del Sahel es una de las más afectadas del mundo por el terrorismo yihadista, ya que ha registrado las tasas de víctimas más altas del mundo en los últimos cinco años, según estadísticas oficiales de las Naciones Unidas.

    En los últimos 18 meses, Mauritania se ha convertido en un importante punto de tránsito y asentamiento para decenas de miles de migrantes irregulares.

Migración desde los países del Sahel: causas y consecuencias

Malí/Mauritania

    Los datos indican que la mayoría de los inmigrantes ilegales que cruzan a Mauritania con documentos malienses, con la intención de pasar a Europa, no son originariamente malienses, sino que pertenecen a países vecinos que obtuvieron la ciudadanía maliense de forma ilegal, a través de intermediarios a cambio de sumas de dinero.

    Se aprovechan de los acuerdos de libre circulación entre Malí y Mauritania y, en ocasiones, de Argelia. Esta amarga realidad obliga a las autoridades de estos países a estudiar en profundidad las condiciones y circunstancias de los inmigrantes ilegales y tomar decisiones que equilibren los requisitos de seguridad, la protección de las relaciones bilaterales y los intereses de sus pueblos.

     Los países del Sahel carecen de derechos políticos, sociales y económicos, además de la carencia de seguridad para sus ciudadanos, lo que hace que muchos de ellos emigren. La región del norte de África se ha convertido en un importante punto de partida para miles de migrantes en un viaje peligroso.

    A diferencia de Mauritania, a Marruecos los inmigrantes llegan al país en vuelos regulares fletados por la estatal RAM (Royal Air Maroc). De estos miles que llegaron al aeropuerto de Casablanca, más de 30.000 de ellos murieron o fueron considerados desaparecidos tras intentar cruzar el Mediterráneo entre los años 2014 y 2024.

    Durante tres años consecutivos, el número de muertes relacionadas con el terrorismo yihadista en la región del Sahel ha representado más de la mitad del total de muertes en el mundo (cifras de la ONU). En una sesión informativa del Consejo de Seguridad en enero de 2025, se afirmó que Burkina Faso lideraba el ranking mundial en número de muertes a causa del terrorismo yihadista, con un aumento del 68 por ciento.

    A lo largo del año 2024, se han registrado más de 3.200 ataques terroristas y 8.400 víctimas civiles entre enero y septiembre de 2024 en el continente africano. Otro factor de la migración son los efectos devastadores del cambio climático. Además de los conflictos armados y la inestabilidad política en la región del Sahel, los efectos del cambio climático están entre las causas profundas de los movimientos migratorios.

    Todos estos factores empujan a los jóvenes que aspiran a una vida mejor hacia la opción de la migración, ya que algunos se encuentran atrapados en países como Mauritania y Marruecos, lo que aumenta la presión sobre estos países, mientras que otros se embarcan en un peligroso viaje por mar que puede terminar en llegar a Europa o en la muerte en el Océano Atlántico.

La política de Mauritania en materia de inmigración irregular

   Mauritania adopta un enfoque humanitario en el tratamiento de los migrantes irregulares en el marco del respeto a los derechos humanos, ya que no los expulsa del país, pero tampoco les impide cruzar a Europa a través del Océano Atlántico. Las autoridades de Nuakchot siguen un enfoque tridimensional que incluye la cooperación entre los países de origen, tránsito y recepción, lo que le hace desempeñar un papel fundamental en la gestión de este fenómeno. Por ello, las autoridades mauritanas están redistribuyendo a los migrantes dentro del país para evitar la presión en las ciudades costeras (Nuakchot y Nuadibú) pero no recurren a expulsarlos fuera del país, dado que han adoptado un enfoque humanitario que tiene en cuenta las duras condiciones que les obligaron a migrar.

    Cabe señalar que en los últimas dos semanas, Mauritania lanzó una campaña para devolver a Malí miles de migrantes irregulares. Fueron vistos decenas de autobuses dirigiéndose a la frontera mauritano-maliense. La junta de Bamako protestó y envió este martes a Nuakchott una delegación de alto nivel liderada por el ministro de Exteriores.

El uso de la carta de inmigración en Europa como arma política


    Los investigadores han criticado duramente el discurso de ciertos partidos políticos europeos sobre la inmigración, y han calificado éstas políticas como exageradas con fines políticos y electorales, especialmente por parte de los partidos de derecha y extrema derecha. Un discurso, sin embargo, que los partidos de izquierda europeos están siguiendo en su búsqueda por alcanzar el poder y no perder votos. Cabe señalar que la migración irregular procedente de África constituye sólo el 0,23% de la migración mundial total.

Rutas de las drogas en el Sahel y África del Norte

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     La situación está fuera de control.

        Aprovechando el caos en el Sahel, la circulación de drogas procedente de Marruecos y de América Latina nunca ha sido tan dinámica en el continente africano, aunque es imposible cuantificar con precisión el nivel real del tráfico y las ganancias financieras generadas. La resina de cannabis (hachís) es la droga que más circula actualmente en el Sahel y el África Occidental, y por ello sus rutas, desde Marruecos hasta su destino final, Europa, se han convertido en una clave para las dinámicas geopolíticas. Asimismo, Marruecos, Túnez y Libia, constituyen la principal puerta de entrada de cocaína hacia Europa.

La cocaína y resina de cannabis

     La cocaína hizo estragos en todos los sentidos en la región del Sahel y África del Norte, poniendo a los pies de los principales clanes del narcotráfico la política y los pueblos de la región, principalmente en Malí, Mauritania, Libia, Senegal y Níger. Precisamente por la dinámica cambiante en el Sahel, por los grupos terroristas que operan en la zona, es habitual que los distribuidores modifiquen con frecuencia sus rutas. Al hilo de lo anterior, una de las rutas secundarias, y nuevas en la actualidad, pasa a través del muro marroquí en el Sáhara Occidental ocupado.

      En términos generales, la región del Sahel en África Occidental se ha convertido en un conglomerado de redes que explotan el tráfico de drogas y amenazan la paz y la estabilidad. Los grandes desafíos, es que los funcionarios de seguridad, los militares y miembros del poder judicial están implicados en facilitar la libre circulación e impunidad de los delincuentes para que puedan esquivar la justicia y los procedimientos legales.

     En la actualidad, los informes recientes coinciden sobre la expansión del tráfico de cocaína y resina de cannabis (hachís) en Mauritania y en los campamentos de refugiados saharauis, ubicados en el sur de Argelia. El muro militar marroquí construido en el Sáhara Occidental se ha convertido también en un punto de tránsito de cocaína y armas ligeras con destino final en Europa.

Un contenedor cargado con hachís procedentes de Marruecos | Foto de UNODC (ONU).

     Los traficantes trasladan sus cargas desde el sur de Mauritania hasta la localidad norteña de Bir Mogrein, y es aquí donde pactan el visto bueno con los militares marroquíes, para que les permitan pasar grandes cargas de cocaína al otro lado del muro. Desde el muro, la cocaína es transportada en camiones de frutas a través del territorio de Marruecos hasta llegar al norte del país, y desde Tanger Med III se transporta la cocaína hacia países como Bélgica, Países Bajos y Francia.

     Por otra parte, el tráfico de otras drogas como resina de cannabis (hachís) consiste en lo siguiente; los camiones de Marruecos transportan junto a las frutas y otras mercancías las cargas de hachis hasta Mauritania, y desde aquí se distribuye a los países vecinos, particularmente Malí, Níger y Senegal. A través del muro militar marroquí, los narcotraficantes pasan grandes cantidades de resina de cannabis por dos rutas del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, una que va hasta el norte de Mali, y la ruta secundaria que llega hasta Tinduf.

El Ejército de Mauritania recibe seis UAV armados y un sistema antidrones

Zona de tránsito

    Coincidiendo con la gran producción de drogas en Sudamérica y la creciente demanda en Europa, la región de África Occidental, por su ubicación geográfica, se convirtió en un punto de tránsito de drogas hacia Europa, los Estados Unidos y Asia.

     La recopilación de información reciente sobre el contrabando en los países del Sahel refleja que la región de África Occidental, gracias a sus puertos, se ha convertido en un lugar de descarga de cocaína, que luego se transporta en automóviles y autobuses a los países del Sahel, a través de Senegal, Mauritania, Malí luego a Níger para llegar a Libia, Túnez y Argelia. Agadez, en el norte de Níger, se ha convertido en un “hub” de la droga para su distribución en los países vecinos.

     Periódicamente, convoyes de Toyota Land Cruiser llenos de drogas cruzan el norte de Malí hacia el mercado europeo. El país es un auténtico corredor. Los grupos yihadistas no tocan las drogas, es impuro (haram, Ed) para ellos, pero si que cobran grandes sumas de dinero y facilitan el tránsito a través de sus zonas de influencia. Aparte de ellos, todos están mojados: grupos armados, los funcionarios de aduanas y políticos. Esta es a menudo una razón de conflicto entre ellos. Con los golpes cambian las cabezas pero no el sistema.

      Los barcos procedentes de Sudamérica atracan en puertos senegaleses y guineanos, luego las cargas son transportadas en autobuses hasta la provincia de Kayes, frontera entre Senegal y Mali. Desde Kayes la cocaína es recogida por hombres armados en todoterrenos tipo Toyota Land Cruiser y es transportada, a través de territorio nacional maliense, hasta llegar a la región de Agadez, norte de Níger. Desde ese punto, la cocaína es distribuida y llevada a la región de Wadi Souf, en Argelia, y el sur de Libia.

      Otras rutas por vía marítima que los narcotraficantes también utilizan, son los puertos de Mauritania, Senegal y Marruecos para el transporte de la droga a puertos europeos situados en Italia, Holanda, Bélgica y Francia. A España la mayor parte de la droga llega a la península a través del estrecho de Gibraltar y los puertos de Galicia.

La juventud de la región ya consume drogas

      Con el aumento del contrabando y la abundancia del producto, el consumo de drogas se ha extendido en los países del Sahel y la tasa de adicción entre los jóvenes ha aumentado. A pesar de la falta de datos sobre la base de consumidores en la región, los centros de tratamiento en Níger, Chad y Burkina Faso indican una tasa de recuperación limitada para las personas que acuden a los centros de desintoxicación.

      Por ejemplo, en Argelia y los campamentos de refugiados saharauis, el consumo de drogas y las pastillas alucinógenas ha aumentado en un 190% desde el 2020. El aumento es debido a la abundancia de la droga que Marruecos envía, ya que los campamentos de refugiados saharauis se han convertido en un “hub” de todo tipo de drogas (cocaína, resina de cannabis y pastillas alucinógenas).

      Según datos oficiales, los campamentos de refugiados saharauis son testigo del deseo de los jóvenes de utilizar tanto la cocaína como la resina de cannabis con fines adictivos y no medicinales. Y las mismas fuentes indican que ya hay cifras alarmantes en cuanto al número de personas que abusan de sustancias psicotrópicas. Y con todo esto, no existe ningún centro especializado para el tratamiento de las adicciones entre los jóvenes.

      El mismo panorama se da en Mauritania. Los mauritanos consumen mucha resina de cannabis y cocaína. En Mauritania existe un solo centro especializado para el tratamiento de las adicciones, con sede en la capital, Nuakchott, mientras que las grandes ciudades carecen de este tipo de atención específica, especialmente las situadas en la línea de contacto con los países vecinos donde el movimiento de la cocaína es muy activo.

Fuente: ONU, Informes sobre el Sahel y los comunicados de los gobiernos locales.

Marruecos, Trump y el conflicto del Sáhara Occidental

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El régimen marroquí, desesperado por el apoyo de Trump en el Sáhara Occidental


     EDITORIAL

       Madrid (ECS). – En el último año, Marruecos ha buscado consolidar su posición a nivel internacional acercándose a alianzas en Europa, Oriente Medio y EE.UU. Un síntoma de su debilidad, ya que estas alianzas le garantizan seguir eludiendo la responsabilidad en la antigua colonia española. Por la otra parte, el conflicto del Sáhara Occidental experimentó este último año nuevas victorias jurídicas y un apoyo sin precedentes a las reivindicaciones de los saharauis. Debido a lo anterior, la cuestión saharaui aparece cada vez más en la agenda de reuniones de organizaciones internacionales y encuentros bilaterales.

      Rabat en cambio, se ha sumergido en una sucesión de crisis diplomáticas con varios países, ausencia de paz regional, tensiones abiertas… El fiasco político de Marruecos tras la declaración de Trump de 2020 y la posterior e impotente firma de los acuerdos abrahámicos, que aún esperan desarrollarse plenamente debido a que han quedado supeditados al internacionalmente rechazado reconocimiento de Trump de la supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Este fracaso, ha causado un estado de histeria colectiva en la diplomacia alauita, que ha iniciado frentes contra todo aquel que se ha opuesto a violar la legitimidad internacional usando para imponer sus objetivos la inmigración irregular, el chantaje económico, declaraciones amenazantes y la congelación de la cooperación bilateral.

Entre bastidores: Sánchez y Macron, peones en la nueva «estrategia de Trump» para el Sáhara Occidental

      Marruecos, un país regado de ayudas económicas y títere de otros países, se pensó fortalecido geopolíticamente tras sellar con Israel la normalización cuyo propósito solamente ha beneficiado a la agenda del país judío, empujado por EE.UU y los Acuerdos de Abraham para maximizar la ola de normalización con los estados árabes, extender la campaña anti-iraní de la Knesset por África y sumar países en la alianza contra Teherán y los Hermanos Musulmanes (El Islam Político). Ciertamente y sin miedo a equivocarnos, tras más de dos años de normalización, solamente Israel y Trump han salido beneficiados en la medida en que no se han logrado los intereses marroquíes. Marruecos, a través de las instrucciones reales tras estallarle treinta años después la guerra del Sáhara Occidental, accedió apresurado y cegado a un acuerdo sin garantías. Ahora, el reconocimiento de la supuesta soberanía marroquí sobre territorios saharauis permanece en el limbo. Si Trump verdaderamente estuviera a favor, no tendría en reparos en repetir lo dicho por él mismo que ni siquiera.

       En consecuencia, esto nos permite concluir que, lejos de una paz permanente en la región, los Acuerdos de Abraham entre Israel, Marruecos y los EE.UU no constituyen un paso hacia una paz duradera, y esto es debido a que incluyen precisamente la ocupación del Sáhara Occidental, causante de todas las crisis diplomáticas marroquíes desde la firma de estos Acuerdos.

       Acostumbrado a implicar a terceros países en el contencioso del Sáhara Occidental, se ha vuelto en su contra, ahora ya no se trata de solo la ocupación de un territorio ajeno, sino que, torpemente, ha arriesgado sus intereses económicos, geopolíticos y comerciales inflamando el terreno político para el cual su escasa fuerza diplomática no está preparada, y esto se refleja en el hecho de entregarse plácidamente a alianzas contrarias a los intereses del pueblo marroquí para intentar ganar peso e influencia. Finalmente, ¿Qué no estarás dispuesto a hacer para proteger tus puntos débiles?

     El régimen marroquí se encuentra en un estado de confusión desde que el presidente de EE.UU Donald Trump regresó a la Casa Blanca con una agenda que no esperaban los más pesimistas en Rabat, incluidas demandas apremiantes puestas sobre la mesa del palacio real, además de que el país magrebí es un destino potencial para el desplazamiento de los residentes de Gaza. Después de que el régimen alauita se mostrara extasiado por la relección de Trump como presidente de los Estados Unidos, esperando que continuara por el impulso que tomó en 2020 cuando tuiteó, después de perder la carrera presidencial, a favor de la supuesta soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Los responsables de la toma de decisiones en el régimen alauita están buscando formas para minimizar las pérdidas en lugar de maximizar las ganancias.

      Según el periodista español Ignacio Cembrero del diario El Confidencial, el régimen de Marruecos se encuentra menos motivado para pedir al presidente estadounidense que restablezca su compromiso de apoyar los intereses marroquíes en el Sáhara Occidental así como la apertura de un consulado en la ciudad ocupada de Dajla, y esto sucede porque Trump involucró a la cuestión palestina a cambio de su normalización con Israel, y ahora el Palacio alauita se da cuenta de que el precio esta vez es mucho más caro que la normalización, en línea con la codicia del presidente estadounidense, que es aceptar acoger a los palestinos desplazados de la Franja de Gaza, según el plan de Trump, que fue rechazado por todos excepto Tel Aviv y Washington.

      Con las posibilidades de que Trump respalde las ambiciones del país alauita reduciéndose, el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí está buscando otras opciones lejos de Estados Unidos, incluida la celebración de una conferencia internacional el próximo abril en los Emiratos Árabes Unidos, patrocinada por países europeos, empezando por Francia, para bendecir la “naturaleza marroquí” del Sáhara Occidental, según señaló una fuente diplomática informada.

Las opciones de Trump para tomar una decisión

      Al comenzar su segundo mandato, Trump tiene previsto abordar la cuestión del Sáhara Occidental y avanzar con su política implementada en 2020. La medida más obvia que podría tomar para implementar el reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental es abrir un consulado en el territorio saharaui. Si bien Trump prometió abrir un consulado en Dajla en su primer mandato, la subvención y la planificación necesarias para llevarlo a cabo, por no hablar de los desafíos de seguridad que conllevaría, hacen imposible tal medida. Sin embargo, existen otras maneras en que la administración estadounidense puede consolidar su declaración de reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, como aumentar las visitas oficiales al Sáhara Occidental, incluyendo el ejercicio militar African Lion, o mantener el diálogo estratégico entre Estados Unidos y Marruecos en el Sáhara Occidental. Además, el Departamento de Estado podría ampliar el papel de la Presencia Virtual a algo más sustancial y simbólico que una página web provisional. Estados Unidos también podría presionar a algunos países europeos, que tienden a ser menos reacios al riesgo que EE.UU, para que establezcan su propia presencia en la región (En este caso Francia). En diciembre de 2019, Comoras se convirtió en el primer país en abrir un «consulado» en el Sáhara Occidental. Desde entonces, veintiocho países más (principalmente micropaíses africanos y árabes) han abierto consulados en el Sáhara Occidental.

España ignora por completo y no hace ninguna referencia al Sáhara Occidental en su estrategia para África

       Además, antes del anuncio de Trump de que Estados Unidos reconocería la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la política estadounidense había impedido el gasto de asistencia bilateral estadounidense en la región. El Proyecto de Ley de Asignaciones del año fiscal 2014 incluyó por primera vez disposiciones que permitían que cierta asistencia económica bilateral se «dispusiera a cualquier región administrada por Marruecos, incluido el Sáhara Occidental». Sin embargo, como política, tanto la administración Obama como la administración Trump optaron por no destinar asistencia bilateral al Sáhara Occidental para evitar reconocer tácitamente la soberanía marroquí en la región. Si bien el gasto en ayuda exterior se encuentra actualmente en el limbo, si la administración retoma un patrón más regular de asistencia exterior, es posible que la administración Trump invierta el rumbo y destine asistencia bilateral a los territorios ocupados del Sáhara Occidental como una forma de reforzar la postura estadounidense sobre la soberanía marroquí. Además, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Marruecos (que entró en vigor en 2006) y su legislación de aplicación establecen claramente que solo cubre el comercio y la inversión en el territorio de Marruecos reconocido por Estados Unidos, que actualmente no incluye el Sáhara Occidental. Sin embargo, con el cambio de política de Trump, los bienes producidos en el Sáhara Occidental podrían tener derecho a los mismos beneficios que el resto del territorio marroquí.

       Otra posible vía para Estados Unidos en los próximos años consiste en aumentar la presión sobre Marruecos para que implemente el acuerdo tripartito. Israel inauguró una oficina de enlace en Rabat en agosto de 2021, y aunque la delegación israelí en Marruecos abandonó el país tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, los diplomáticos israelíes regresaron discretamente al país en agosto de 2024. Marruecos también abrió una oficina de enlace en Tel Aviv, y la prensa israelí informó en julio de 2023 que Marruecos estaba «en proceso» de convertir la oficina en una embajada de pleno derecho tras el reconocimiento por parte del gobierno israelí de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, aunque estos esfuerzos se han retrasado a raíz de la guerra en Gaza.

       Según Carnegie, Trump necesitará el apoyo de otros actores globales para implementar el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental de una manera que aborde el conflicto en su totalidad. Su administración podría colaborar con los diplomáticos de otras naciones para rediseñar las fronteras terrestres y marítimas, así como para crear un acuerdo de reparto de poder entre el gobierno semiautónomo saharaui y Marruecos. Para establecer las fronteras, los gobiernos que han utilizado el Sáhara como moneda de cambio, como la administración Trump, deberían colaborar con sus homólogos marroquíes y saharauis para generar un acuerdo territorial de reparto de poder que permita a Marruecos materializar plenamente sus aspiraciones territoriales, a la vez que otorga al pueblo saharaui el derecho a un hogar permanente y el fin de la guerra.

       Para resolver la cuestión del Sáhara Occidental, las partes implicadas deberán responder a muchas preguntas. La principal es la cuestión de las fronteras. Actualmente, Marruecos ocupa alrededor del 75 % del territorio del Sáhara Occidental. Si Marruecos alcanza la plena soberanía, ¿Cómo se administrará el 25 % restante? ¿Seguirá la RASD independiente y gestionando los territorios liberados del Sáhara Occidental?

Israel ataca Beirut por primera vez desde el alto el fuego

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Agencias

     Israel sigue agravando el conflicto en Oriente Próximo y ha bombardeado este viernes un edificio en los suburbios meridionales de Beirut conocidos como el Dahye, en lo que supone el primer ataque contra esta zona del país desde que entrara en vigor un alto el fuego entre las partes el pasado 27 noviembre, según recogen agencias informativas.

      El Ejército israelí había informado y pedido su evacuación previamente a través de un mensaje en redes sociales, según informa la Agencia Nacional de Noticias del Líbano (ANN). Tras este aviso, y pasadas las 13:30 hora local, al menos dos misiles alcanzaron un edificio en al área de Hadath, que quedó «completamente» destruido. La explosión resonó con fuerza por todo Beirut.

Una columna de humo tras un ataque aéreo israelí en Dahiyeh, en el suburbio sur de BeirutAgencia AP

     Esta agresión supone un nuevo recrudecimiento del conflicto en la región, después de que Israel retomara los bombardeos sobre Gaza al término de la primera fase del alto el fuego firmada con Hamás. Israel vuelve a actuar bajo el paragüas de impunidad que le ofrece el apoyo absoluto de EE.UU, que le permitió un alto el fuego a la carta, todavía en la etapa de Joe Biden, en el que se le permitía atacar si Israel consideraba a su vez que Hizbulá violaba el acuerdo.

Los hutíes responden al ataque de EE.UU con 18 misiles y drones contra el portaaviones de EEUU Harry Truman

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Los hutíes han anunciado el lanzamiento de un contraataque sorpresa contra el portaaviones de EE.UU Harry S.Truman.

 (EFE y Agencias)

     Madrid (ECS).- Los hutíes de Yemen han anunciado este domingo que han lanzado una operación militar dirigida contra un portaaviones estadounidense y sus buques de guerra en el norte del mar Rojo con 18 misiles y drones, en respuesta al ataque de Estados Unidos de anoche contra Yemen. «En respuesta a esta agresión, las Fuerzas Armadas (de los hutíes) llevaron a cabo una operación militar específica dirigida contra el portaaviones estadounidense USS Harry S. Truman y sus buques de guerra en el norte del Mar Rojo con 18 misiles balísticos y de crucero y un avión no tripulado», ha afirmado en un comunicado televisado el portavoz militar de los insurgentes, Yahya Sarea.

     Este sábado, el presidente estadounidense, Donald Trump, ordenó atacar posiciones de los hutíes en Yemen por las amenazas del grupo yemení de retomar sus acciones contra barcos israelíes y vinculados a Israel en los mares Rojo y Arábigo.

     Según Sarea, Estados Unidos lanzó «más de 47 ataques aéreos, dirigidos contra varias zonas de las provincias de Saná, Saada, Al Bayda, Hajjah, Dhamar, Marib y Al Jawf», lo que provocó «varias masacres, que causaron el martirio y heridas a decenas de personas», sin dar más detalles. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Salud de los insurgentes, Anees al Asbahi, afirmó este domingo a EFE que el balance preliminar de víctimas es de «31 muertos y 131 heridos, todos civiles y la mayoría de ellos niños y mujeres».

     El portavoz militar apuntó en su alocución que sus unidades «no dudarán en atacar a todos los buques de guerra estadounidenses en el mar Rojo y en el mar Arábigo en represalia a la agresión contra nuestro país».

     «Con la ayuda de Alá Todopoderoso, las Fuerzas Armadas yemeníes seguirán imponiendo un bloqueo naval al enemigo israelí y prohibirán la entrada de sus buques en la zona de operaciones declarada hasta que la ayuda y las necesidades básicas lleguen a la Franja de Gaza», ha afirmado. Y ha concluido diciendo que este ataque de EEUU «no hará sino aumentar la firmeza, la fe y la resistencia del amado Yemen y de su pueblo firme, fiel y luchador».

     Por su parte, el secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, ha afirmado este domingo que EEUU seguirá atacando a los hutíes hasta que cesen los ataques marítimos. «Quiero ser muy claro: esta campaña se centra en la libertad de navegación y en restaurar la disuasión. En cuanto los hutíes digan que dejarán de disparar a los barcos y a los drones, esta campaña terminará, pero hasta entonces, será implacable», ha dicho a la Fox Hegseth.

     Hegseth ha agregado que con los ataque EEUU mandó un claro mensaje que iba también dirigido a Irán. Estados Unidos ha advertido también este domingo a Irán de que puede haber acciones militares directas contra sus intereses si el país no cesa su apoyo a los hutíes del Yemen.

      «Todas las opciones están siempre sobre la mesa con el presidente (Donald Trump). Irán necesita escucharlo alto y claro: es completamente inaceptable y se detendrá el nivel de apoyo que han estado brindando a los hutíes, al igual que lo han hecho con Hizbolá, al igual que lo han hecho con las milicias en Irak, Hamás y otros», ha dicho a su vez el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz.

      El secretario del Tesoro, Scott Bessent, declaró por su parte que los ataques del sábado son solo el principio: «No se trata de un hecho aislado y lo hacemos porque están bloqueando la libertad de paso del transporte marítimo internacional», dijo en NBC News.

Las desafortunadas derivas de Macron y Sánchez respecto al pueblo del Sáhara Occidental

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✍️ Mahayub Sidina

     Madrid (ECS).- En el momento en que el Alto Tribunal de la Unión Europea intenta hacer justicia y preservar, al mismo tiempo, algunos de los valores éticos y morales universales, la Comisión Europea, arrastrada por algunos Estados miembros, rema a contracorriente.

    Después del inapelable, y sólidamente argumentado, pronunciamiento del Alto Tribunal, contra el saqueo ilegal de los recursos naturales del Sáhara Occidental, hemos asistido, estupefactos, a una cascada de comunicados, no exentos de desespero, por parte de la Comisión y varios países.

     Los conocedores de los entresijos de dicha relación, basada en el chantaje, ven con preocupación semejante sumisión. Esto les hace preguntarse si ¿no estaríamos ante un posible contagio, de algunos países de la Europa democrática, por el gamberrismo del estado marroquí?

Entre bastidores: Sánchez y Macron, peones en la nueva «estrategia de Trump» para el Sáhara Occidental

      Todos los comunicados citados, empezando por Francia y España, insisten, al unísono, sobre “el carácter vital, indispensable, insustituible, ejemplar, modélico… y un sinfín de calificativos que no vienen al caso, de la cooperación y las relaciones con Marruecos”. Se ha pretendido, sin conseguirlo, eclipsar el verdadero motivo que provocó dicha reacción, desmesurada, en serie: el fallo de Alto Tribunal Europeo de Justicia del 4 de Octubre de 2024.

      Aunque parezca surrealista, tantas alabanzas, a una relación tóxico-masoquista, si no son el síntoma de la enfermedad misma del majzén (el gamberrismo), albergan, al menos, una predisposición a contraerla como sacrificio a las deidades “de los recursos robados, la inmigración ilegal, el terrorismo, las drogas…etc.” Esto nos recuerda que, en algunas prácticas asiáticas, no muy antiguas, cuando fallece el esposo, la viuda es incinerada viva junto a sus restos mortales.

       Volviendo al contexto, en que surge todo esto, da la impresión que los europeos, o algunos de ellos, buscan anticiparse a un gran seísmo político que se avecina en Marruecos. La probable desaparición prematura del rey Mohamed VI, que abriría un periodo de incertidumbre, no sería ajena a un movimiento, tan desproporcionado como torpe. Las imágenes, pasadas por muchos filtros, de las pocas apariciones del monarca han activado todas las alarmas. Por cierto, en la actualidad el rey no reina ni gobierna. Se limita a leer, de vez en cuando, un papel que el Májzen le prepara. Éste último está dominado por el aparato represivo y si desaparece el fantasma, que le otorga poder pero no legitimidad, es muy probable que el sistema sufra una implosión.

      Lo menos que se puede decir, del comportamiento de la Comisión y de algunos países miembros, es que es un insulto a la inteligencia del ciudadano europeo. Ni el Alto Tribunal, ni los saharauis, ni el resto de mundo, ni nadie les pidió revisar a la baja o suspender las relaciones con el régimen marroquí. Lo que, sí, se les pide es respetar el derecho internacional y aplicar rigurosamente la legislación europea en un territorio que nunca fue marroquí. Los subterfugios, destinados a desviar la atención del verdadero problema, no resisten ante las evidencias. En este caso, mirar al otro lado o optar por el método de la avestruz no es una opción.

      Como no podía ser de otra manera, Europa es libre de mantener las mejores, o peores, relaciones con quién quiera, incluido con un estado gamberro que la chantajea en cada esquina. Sin embargo, lo que no es de recibo, sería confundir entre lo que es de Dios y lo que es del Cesar. Es mucho más que evidente que los recursos naturales del Sahara Occidental pertenecen, exclusivamente, al pueblo y no al ocupante marroquí o las bandas de ladrones que lo acompañan en el expolio.

      Las desafortunadas derivas de Emanuel Macron y Pedro Sánchez, de pretender borrar al pueblo saharaui del mapa, no tendrán mucho recorrido. Gracias a su justa lucha, los pueblos europeos han logrado sobrevivir, en 1945, a la limpieza étnica del nacismo. Del mismo modo, los saharauis, con el estandarte de la justicia bien alto, desarticularan la trama de corte neonazi que busca aniquilarles, en pleno Siglo XXI.

Eurodiputados cuestionan a la UE sobre el cumplimiento de la sentencia del TUE sobre los acuerdos comerciales con Marruecos y el Sáhara Occidental

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    Bruselas | ECS.- Más de tres decenas de eurodiputados cuestionan al Consejo y a la Comisión Europea sobre el cumplimiento de la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre los Acuerdos Comerciales de la Unión Europea (UE) con Marruecos.

     Una iniciativa impulsada por João Oliveira, eurodiputado del PCP en el Parlamento Europeo.

     Se trata de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), conocida el pasado 4 de octubre, de desestimar los recursos interpuestos por la Comisión Europea y el Consejo de la UE contra las sentencias del Tribunal General, de septiembre de 2021, relativas a los Acuerdos Comerciales entre la UE y el Reino de Marruecos, que declararon nulos los respectivos Acuerdos Comerciales.

2024: El año en el que el Sáhara Occidental coronó una década de batalla jurídica en el TJUE

     La pregunta oral con solicitud de debate en pleno también interroga al Consejo y a la Comisión Europea sobre el inicio de las negociaciones entre la UE y el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui, sobre la reparación de las pérdidas derivadas de esos acuerdos y el futuro marco comercial para ese territorio. Los eurodiputados se preguntan qué medidas tomará la UE para respetar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, en cumplimiento de lo establecido en numerosas resoluciones de la ONU.

A continuación podrás consultar los términos de la pregunta;

Pregunta oral (al Consejo y a la Comisión)

    Sobre la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea sobre los acuerdos comerciales de la UE con el Reino de Marruecos.

    El pasado 4 de octubre se conoció la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), en los asuntos [C-778/21P y C-798/21P] y [C-779/21P y C-799/21P], desestimando los recursos interpuestos por la Comisión Europea y el Consejo de la Unión Europea contra las sentencias del Tribunal General de septiembre de 2021 (respectivamente EU:T:2021:640 y EU:T:2021:639), relativas a los Acuerdos Comerciales entre la UE y el Reino de Marruecos, que consideraron nulos de pleno derecho los respectivos Acuerdos Comerciales.

    El Acuerdo reitera que el Frente Polisario es “un interlocutor privilegiado en el proceso de determinación del futuro del Sáhara Occidental bajo los auspicios del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con vistas a determinar el futuro del Sáhara Occidental”, “cuyas decisiones son vinculantes para todos los Estados miembros y las instituciones de la Unión”.

     También afirma que los Acuerdos en cuestión no significan “el reconocimiento por parte de la UE de la supuesta soberanía del Reino de Marruecos sobre el Sáhara Occidental” y que la implementación de un acuerdo entre la UE y el Reino de Marruecos que concierne al territorio del Sáhara Occidental debe recibir el consentimiento de su pueblo y sus representantes legítimos, bajo pena de violar su derecho a la autodeterminación.

     La celebración de Acuerdos con el Reino de Marruecos, ignorando decisiones anteriores del TJUE, provocó pérdidas al pueblo saharaui, por el acceso a recursos explotados ilegalmente hasta ahora por el Reino de Marruecos, que deben ser indemnizados.

A la luz de estas decisiones, los eurodiputados solicitan al Consejo/Comisión:

  1. ¿Qué medidas va a tomar para tomar la decisión del TJUE?

  2. ¿Tiene intención de iniciar negociaciones con el Frente Polisario, legítimo representante del pueblo saharaui, para reparar los daños resultantes y el futuro marco comercial de esos territorios?

  3. ¿Qué medidas tomará para respetar el derecho de autodeterminación del pueblo saharaui, en cumplimiento de lo establecido en numerosas resoluciones de la ONU?

UE-Sáhara: La abogada general de la UE pide al TJUE anular el acuerdo de pesca con Marruecos

Los firmantes de la iniciativa:

João Oliveira

Ana Miranda Paz

Andreas Schieder

Estrella Galán

Giorgos Georgiou

Jaume Asens LLodrá

Rudi Kennes

Vicent Marzá Ibánez

Danilo Della Valle

Oihane Martínez

Hanna Gedin

Vladimir PREBILIČ

Ruth Firmenich

Maria Zacharia

Lynn Boylan

Jonas Sjöstedt

Kostas Papadakis

Lefteris Nikolaou-Alavanos

Pernando Barrena

Per Clausen

Dario Tamburrano

Friedrich PÜRNER

Carolina Morace

Gaetano Pedulla

Valentina Palmisano

Mario Furore

Pasquale Tridico

Cecilia Maria Strada

Irene Montero

Isabel Serra Sanchéz

Kathleen Funchion

Fabio De Masi

Mimmo Lucano 

Ilaria Salis

Catarina Vieira

Oezlem Demirel

Matjaz Nemec

El fiasco político de Marruecos; el apoyo de Trump permanece en el limbo

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El régimen marroquí, desesperado por el apoyo de Trump en el Sáhara Occidental

     EDITORIAL

       Madrid (ECS). – En el último año, Marruecos ha buscado consolidar su posición a nivel internacional acercándose a alianzas en Europa, Oriente Medio y EE.UU. Un síntoma de su debilidad, ya que estas alianzas le garantizan seguir eludiendo la responsabilidad en la antigua colonia española. Por la otra parte, el conflicto del Sáhara Occidental experimentó este último año nuevas victorias jurídicas y un apoyo sin precedentes a las reivindicaciones de los saharauis. Debido a lo anterior, la cuestión saharaui aparece cada vez más en la agenda de reuniones de organizaciones internacionales y encuentros bilaterales.

      Rabat en cambio, se ha sumergido en una sucesión de crisis diplomáticas con varios países, ausencia de paz regional, tensiones abiertas… El fiasco político de Marruecos tras la declaración de Trump de 2020 y la posterior e impotente firma de los acuerdos abrahámicos, que aún esperan desarrollarse plenamente debido a que han quedado supeditados al internacionalmente rechazado reconocimiento trumpista de la supuesta soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Este fracaso, ha causado un estado de histeria colectiva en la diplomacia alauita, que ha iniciado frentes contra todo aquel que se ha opuesto a violar la legitimidad internacional usando para imponer sus objetivos la inmigración irregular, el chantaje económico, declaraciones amenazantes y la congelación de la cooperación bilateral.

Entre bastidores: Sánchez y Macron, peones en la nueva «estrategia de Trump» para el Sáhara Occidental

      Marruecos, un país regado de ayudas económicas y títere de otros países, se pensó fortalecido geopolíticamente tras sellar con Israel la normalización cuyo propósito solamente ha beneficiado a la agenda del país judío, empujado por EE.UU y los Acuerdos de Abraham para maximizar la ola de normalización con los estados árabes, extender la campaña anti-iraní de la Knesset por África y sumar países en la alianza contra Teherán y los Hermanos Musulmanes (El Islam Político). Ciertamente y sin miedo a equivocarnos, tras más de dos años de normalización, solamente Israel y Trump han salido beneficiados en la medida en que no se han logrado los intereses marroquíes. Marruecos, a través de las instrucciones reales tras estallarle treinta años después la guerra del Sáhara Occidental, accedió apresurado y cegado a un acuerdo sin garantías. Ahora, el reconocimiento de la supuesta soberanía marroquí sobre territorios saharauis permanece en el limbo. Si Trump verdaderamente estuviera a favor, no tendría en reparos en repetir lo dicho por él mismo que ni siquiera.

       En consecuencia, esto nos permite concluir que, lejos de una paz permanente en la región, los Acuerdos de Abraham entre Israel, Marruecos y los EE.UU no constituyen un paso hacia una paz duradera, y esto es debido a que incluyen precisamente la ocupación del Sáhara Occidental, causante de todas las crisis diplomáticas marroquíes desde la firma de estos Acuerdos.

       Acostumbrado a implicar a terceros países en el contencioso del Sáhara Occidental, se ha vuelto en su contra, ahora ya no se trata de solo la ocupación de un territorio ajeno, sino que, torpemente, ha arriesgado sus intereses económicos, geopolíticos y comerciales inflamando el terreno político para el cual su escasa fuerza diplomática no está preparada, y esto se refleja en el hecho de entregarse plácidamente a alianzas contrarias a los intereses del pueblo marroquí para intentar ganar peso e influencia. Finalmente, ¿Qué no estarás dispuesto a hacer para proteger tus puntos débiles?

El régimen marroquí se encuentra en un estado de confusión desde que el presidente de EE.UU Donald Trump regresó a la Casa Blanca con una agenda que no esperaban los más pesimistas en Rabat, incluidas demandas apremiantes puestas sobre la mesa del palacio real, además de que el país magrebí es un destino potencial para el desplazamiento de los residentes de Gaza. Después de que el régimen alauita se mostrara extasiado por la relección de Trump como presidente de los Estados Unidos, esperando que continuara por el impulso que tomó en 2020 cuando tuiteó, después de perder la carrera presidencial, a favor de la supuesta soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. Los responsables de la toma de decisiones en el régimen alauita están buscando formas para minimizar las pérdidas en lugar de maximizar las ganancias.

      Según el periodista español Ignacio Cembrero del diario El Confidencial, el régimen de Marruecos se encuentra menos motivado para pedir al presidente estadounidense que restablezca su compromiso de apoyar los intereses marroquíes en el Sáhara Occidental así como la apertura de un consulado en la ciudad ocupada de Dajla, y esto sucede porque Trump involucró a la cuestión palestina a cambio de su normalización con Israel, y ahora el Palacio alauita se da cuenta de que el precio esta vez es mucho más caro que la normalización, en línea con la codicia del presidente estadounidense, que es aceptar acoger a los palestinos desplazados de la Franja de Gaza, según el plan de Trump, que fue rechazado por todos excepto Tel Aviv y Washington.

      Con las posibilidades de que Trump respalde las ambiciones del país alauita reduciéndose, el Ministerio de Asuntos Exteriores marroquí está buscando otras opciones lejos de Estados Unidos, incluida la celebración de una conferencia internacional el próximo abril en los Emiratos Árabes Unidos, patrocinada por países europeos, empezando por Francia, para bendecir la “naturaleza marroquí” del Sáhara Occidental, según señaló una fuente diplomática informada.

Las opciones de Trump para tomar una decisión

      Al comenzar su segundo mandato, Trump tiene previsto abordar la cuestión del Sáhara Occidental y avanzar con su política implementada en 2020. La medida más obvia que podría tomar para implementar el reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental es abrir un consulado en el territorio saharaui. Si bien Trump prometió abrir un consulado en Dajla en su primer mandato, la subvención y la planificación necesarias para llevarlo a cabo, por no hablar de los desafíos de seguridad que conllevaría, hacen imposible tal medida. Sin embargo, existen otras maneras en que la administración estadounidense puede consolidar su declaración de reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, como aumentar las visitas oficiales al Sáhara Occidental, incluyendo el ejercicio militar African Lion, o mantener el diálogo estratégico entre Estados Unidos y Marruecos en el Sáhara Occidental. Además, el Departamento de Estado podría ampliar el papel de la Presencia Virtual a algo más sustancial y simbólico que una página web provisional. Estados Unidos también podría presionar a algunos países europeos, que tienden a ser menos reacios al riesgo que Estados Unidos, para que establezcan su propia presencia en la región (En este caso Francia). En diciembre de 2019, Comoras se convirtió en el primer país en abrir un «consulado» en el Sáhara Occidental. Desde entonces, veintiocho países más (principalmente micropaíses africanos y árabes) han abierto consulados en el Sáhara Occidental.

España ignora por completo y no hace ninguna referencia al Sáhara Occidental en su estrategia para África

       Además, antes del anuncio de Trump de que Estados Unidos reconocería la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la política estadounidense había impedido el gasto de asistencia bilateral estadounidense en la región. El Proyecto de Ley de Asignaciones del año fiscal 2014 incluyó por primera vez disposiciones que permitían que cierta asistencia económica bilateral se «dispusiera a cualquier región administrada por Marruecos, incluido el Sáhara Occidental». Sin embargo, como política, tanto la administración Obama como la administración Trump optaron por no destinar asistencia bilateral al Sáhara Occidental para evitar reconocer tácitamente la soberanía marroquí en la región. Si bien el gasto en ayuda exterior se encuentra actualmente en el limbo, si la administración retoma un patrón más regular de asistencia exterior, es posible que la administración Trump invierta el rumbo y destine asistencia bilateral a los territorios ocupados del Sáhara Occidental como una forma de reforzar la postura estadounidense sobre la soberanía marroquí. Además, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Marruecos (que entró en vigor en 2006) y su legislación de aplicación establecen claramente que solo cubre el comercio y la inversión en el territorio de Marruecos reconocido por Estados Unidos, que actualmente no incluye el Sáhara Occidental. Sin embargo, con el cambio de política de Trump, los bienes producidos en el Sáhara Occidental podrían tener derecho a los mismos beneficios que el resto del territorio marroquí.

       Otra posible vía para Estados Unidos en los próximos años consiste en aumentar la presión sobre Marruecos para que implemente el acuerdo tripartito. Israel inauguró una oficina de enlace en Rabat en agosto de 2021, y aunque la delegación israelí en Marruecos abandonó el país tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, los diplomáticos israelíes regresaron discretamente al país en agosto de 2024. Marruecos también abrió una oficina de enlace en Tel Aviv, y la prensa israelí informó en julio de 2023 que Marruecos estaba «en proceso» de convertir la oficina en una embajada de pleno derecho tras el reconocimiento por parte del gobierno israelí de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, aunque estos esfuerzos se han retrasado a raíz de la guerra en Gaza. 

       Según Carnegie, Trump necesitará el apoyo de otros actores globales para implementar el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental de una manera que aborde el conflicto en su totalidad. Su administración podría colaborar con los diplomáticos de otras naciones para rediseñar las fronteras terrestres y marítimas, así como para crear un acuerdo de reparto de poder entre el gobierno semiautónomo saharaui y Marruecos. Para establecer las fronteras, los gobiernos que han utilizado el Sáhara como moneda de cambio, como la administración Trump, deberían colaborar con sus homólogos marroquíes y saharauis para generar un acuerdo territorial de reparto de poder que permita a Marruecos materializar plenamente sus aspiraciones territoriales, a la vez que otorga al pueblo saharaui el derecho a un hogar permanente y el fin de la guerra.

       Para resolver la cuestión del Sáhara Occidental, las partes implicadas deberán responder a muchas preguntas. La principal es la cuestión de las fronteras. Actualmente, Marruecos ocupa alrededor del 75 % del territorio del Sáhara Occidental. Si Marruecos alcanza la plena soberanía, ¿Cómo se administrará el 25 % restante? ¿Seguirá la RASD independiente y gestionando los territorios liberados del Sáhara Occidental?

Entre bastidores: Sánchez y Macron, peones en la nueva «estrategia de Trump» para el Sáhara Occidental

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Trump necesitará el apoyo de Macron y Sánchez para implementar el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental

EDITORIAL

    ECS. Madrid. | ¿Está actuando Sánchez de manera voluntaria? Es la pregunta que ronda a analistas, políticos, juristas y periodistas. La respuesta solo puede ser negativa. Todo indica que la nueva política de España aliándose con el régimen de Marruecos fue bajo «coacción» en el marco de canales secretos que superan ampliamente la voluntad de España y Marruecos, ya que el cambio de rumbo español se produce sin ningún debate en los órganos del PSOE, ni con los responsables de Exteriores del dossier saharaui, ni en un Consejo de Ministros como dicta la Constitución, y menos aún en el seno de la coalición de gobierno de la que formaba parte SUMAR. Sencillamente es una nueva política que escapa del control del gobierno de turno.

      La nueva política de Sánchez en el Sáhara Occidental no es, pues, el resultado de una reflexión madura y meditada de las autoridades e instituciones elegidas democráticamente por el pueblo español, sino el de un regateo estratégico secreto forzado por un hecho repentino e imprevisto que hubiera requerido una respuesta inmediata. Situación en la que España y Marruecos, según los analistas en la sombra, deberían estar llamados a ser aliados y no adversarios, en el contexto de un posible enfrentamiento militar de gran envergadura que podría haberse desencadenado en cualquier momento.

      Para resolver la cuestión del Sáhara Occidental, las partes implicadas deberán responder a muchas preguntas. La principal es la cuestión de las fronteras. Actualmente, Marruecos ocupa alrededor del 75 % del territorio del Sáhara Occidental. Si Marruecos alcanza la plena soberanía, ¿Cómo se administrará el 25 % restante? ¿Seguirá la RASD independiente y gestionando los territorios liberados del Sáhara Occidental?

     Según Carnegie, Trump necesitará el apoyo de otros actores globales para implementar el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental de una manera que aborde el conflicto en su totalidad. Su administración podría colaborar con los diplomáticos de otras naciones como España y Francia para abordar las fronteras terrestres y marítimas, así como para crear un acuerdo de reparto de poder. Para establecer las fronteras, los gobiernos que han utilizado el Sáhara Occidental como moneda de cambio, como la administración Trump, deberían colaborar con sus homólogos marroquíes para generar un acuerdo territorial de reparto de poder que permita a Marruecos materializar plenamente sus aspiraciones territoriales, a la vez que otorga al pueblo saharaui el derecho a un hogar permanente y el fin de la guerra (bajo un plan de autonomía impuesto).

      A ojos de los estrategas de Trump, apoyar diplomáticamente a Marruecos equivale a debilitar internacionalmente a Argelia y dar más peso a Marruecos en la región. La claudicación de Sánchez y Macron y el reconocimiento de facto de la supuesta marroquinidad deben enmarcarse en esta estrategia. Es probable que España lleve ya mucho tiempo bajo la presión de Estados Unidos, pero las barreras puestas por la sociedad española frente a la ocupación saharaui por Marruecos, difíciles de romper a corto y medio plazo, están retrasando la implementación de tal decisión. Con la guerra de Ucrania y la política de Trump, el gobierno español se vio obligado a ignorar estos molestos obstáculos para acercarse a la administración de Washington. Como siempre, el »inexistente» pueblo saharaui en sus declaraciones públicas, resulta crucial y valioso en sus conversaciones secretas.

El peso de la OTAN

      España es miembro de dos conglomerados político-militares políticamente enredados y muy cercanos: la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE). Esto significa que las decisiones geoestratégicas y militares tomadas dentro de la OTAN se transfieren generalmente a la UE, que sigue siendo mucho más un bloque socioeconómico que militar. España, como miembro de estas dos organizaciones, está ligada a una lógica económica y a unos procesos de defensa militar vinculantes, que no son comunicados a la opinión pública, ya que son materia de secreto de defensa. Las draconianas reacciones públicas cargadas de hipocresía y doble rasero de estos dos bloques frente a Rusia tras la invasión de Ucrania, parecen indicar que estos procesos ya se han activado, tanto para el flanco oriental Estonia, Polonia, Rumanía y Turquía, como para el flanco suroeste de Francia, España y Portugal.

      Llegados a este punto el lector se estará preguntando ¿Cuál es la relación entre el conflicto del Sáhara Occidental y los alineamientos estratégicos, y no menos peligrosos de la OTAN? En efecto, la región del Magreb y Sahel ocupa desde hace quince años un lugar importante en los escenarios de enfrentamiento entre la Alianza Atlántica y el eje Moscú-Pekín por el control de los inmensos recursos energéticos y mineros que abundan en esta región –que la Europa neocolonial considera su coto- y para el control de las rutas de transporte internacional de estos recursos y mercancías de todo tipo. Y aquí, la solución del conflicto saharaui juega un papel crucial al estar en el vértice de la formación de la Unión del Magreb Árabe y la clave para el pleno desarrollo económico de la región que impide la ocupación marroquí; única fuente de tensión en la región, el único país del mundo que no tiene las fronteras claras con todos sus vecinos; el Reino de Marruecos. Respecto a esto último: la OTAN, a través de tropas francesas asistidas por las alemanas ha incrementado su presencia en los últimos diez años en Mauritania, Marruecos y Costa de Marfil. 

      Más al norte –concretamente en el Estrecho de Gibraltar- Estados Unidos ha desarrollado una presencia semipermanente en Marruecos donde organiza regularmente maniobras militares junto con las fuerzas de la OTAN y los países apegados a ella. Pero esta presencia en el vecino del sur no parece aún satisfactoria a los ojos de los estrategas militares de la Alianza Atlantista. Para ellos, este país aún necesita ser más «atlantizado» para permitir que las fuerzas de la OTAN amplíen su base logística y su rango de acción en un entorno seguro y eficiente. De momento, los submarinos británicos y rusos merodean por la región mediterránea.

El eje Pekín-Moscú

       Por otro lado, Rusia está tratando de restablecerse allí alentando y apoyando a los países africanos para que se liberen de esta presencia. El acercamiento ruso parece estar coronado por un cierto éxito, cuyo efecto diplomático se hizo evidente durante las dos últimas votaciones de la Asamblea General de la ONU sobre el tema de Ucrania. Dato significativo: durante estas dos votaciones, la mayoría de los países africanos se abstuvieron de condenar la invasión rusa de Ucrania. China, por el momento, se limita a montar una eficiente red de diplomacia “softpower” con inversiones estratégicas sin el desembarco de un solo soldado chino en algún lugar del continente.

      Y Argelia, que basa la doctrina de sus relaciones internacionales y diplomáticas en el no alineamiento y el “multipolarismo”, y aboga constantemente por la aplicación del derecho internacional sin criterios selectivos ni distintivos, forma parte de este último grupo de países. Para estos estrategas, Argelia no es solo un gran obstáculo para los planes de expansión atlantistas, algo que Francia ha comprobado bien, sino también el aliado más importante de Rusia y el mayor adversario de Marruecos en la región. Para no dejar dudas sobre el obstáculo que supone Argelia, el ejército estadounidense no dudó en simular durante las maniobras militares estadounidenses «African Lion» efectuadas en junio de 2021 en el sur de Marruecos, un ataque a una batería de misiles S400 estacionada en un país al este de Marruecos. Este país lógicamente solo puede ser Argelia aunque no se mencionó en ningún comunicado. A pesar de todo el mensaje fue entendido en toda su amplitud.

La estrategia de Trump respecto al Sáhara Occidental

      Otra posible vía para Estados Unidos consiste en aumentar la presión sobre Marruecos para que implemente el acuerdo tripartito. Israel inauguró una oficina de enlace en Rabat en agosto de 2021, y aunque la delegación israelí en Marruecos abandonó el país tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, los diplomáticos israelíes regresaron discretamente al país en agosto de 2024. Marruecos también abrió una oficina de enlace en Tel Aviv, y la prensa israelí informó en julio de 2023 que Marruecos estaba «en proceso» de convertir la oficina en una embajada de pleno derecho tras el reconocimiento por parte del gobierno israelí de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, aunque estos esfuerzos se han retrasado a raíz de la guerra en Gaza. 

       Los estadounidenses no lo dicen abiertamente, pero su enfoque refleja que ya han incluido las zonas marítimas marroquí, saharaui y española a lo largo del Océano Atlántico en su estrategia operativa para el despliegue militar. Uno de los objetivos de tal despliegue sería asegurar y hacerse con el control de los yacimientos de petróleo, gas y fosfatos del Sáhara Occidental ocupado, utilizando, por un lado, la zona situada entre Agadir en Marruecos y El Aaiún en el Sáhara Occidental. Así como el tesoro submarino del Monte Tropic, que a pesar de ser del silenciado pueblo saharaui, Marruecos y España se lo disputan en secreto en la ONU.

        El reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara Occidental por parte de la Casa Blanca, por lo tanto, no es un regalo a Marruecos, sino que responde a los requisitos estratégicos estadounidenses y una necesidad de «cumplimiento» militar. Marruecos es de nuevo el peón como lo fue en los ostentosos Acuerdos de Abraham. De hecho, permite que el Departamento de Defensa de los EE.UU prescinda de los cuestionamientos curiosos del Congreso y el Senado de los EE.UU. Argelia y el pueblo saharaui, que lucha contra la ocupación marroquí, son los blancos no declarados de esta Alianza en su nuevo orden geoestratégico. El aislamiento será el objetivo. El equilibrio de poder sigue y seguirá siendo el factor que cambia las cosas sobre el terreno.

Marruecos, enredado en su ilusoria persecución del reconocimiento de la ‘marroquinidad del Sáhara Occidental’, no logra el apoyo de Trump

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Por Ahmed Zain

     ECS. Madrid. | »Marruecos vendió su alma al diablo» afirmó un avezado diplomático momentos después de conocerse que Trump reconocía la ilusoria ‘marroquinidad’ de partes de la República Saharaui que ocupa el ejército marroquí desde 1975. Dicho tuit, elevado a reconocimiento, tuvo lugar a finales de 2020, y supuso el pistoletazo de salida de un rosario de crisis diplomáticas que, hasta la fecha, mantienen a Rabat enredado en una delicada y desgastante red de maniobras políticas de consecuencias imprevisibles.

     Tildado en su momento como un »espaldarazo a Marruecos», Rabat lo acogió con satisfacción y se tragó el sapo de un enmarañado acuerdo tripartito junto a Israel y EE.UU (Acuerdos de Abraham) que ya hoy se antoja como uno de los peores movimientos de la diplomacia marroquí; más de cuatro años después de lo anunciado a bombo y platillo, ninguna concesión prometida a cambio de la normalización relaciones con Israel se ha materializado: no hay consulado americano en los territorios saharauis ocupados, no hay venta de drones MQ ni tampoco las multimillonarias inversiones prometidas por Trump.

     En un movimiento vicioso y avasallante, la diplomacia marroquí se envalentonó y se lanzó a asegurar el apoyo internacional a su ocupación, y acabó rogando el apoyo a sus propios aliados tras verse completamente solo y con una situación interna inflamada tras la traición a la causa palestina. El supuesto reconocimiento por parte del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tuvo un alto costo, ya que Marruecos tuvo que transitar el camino de la normalización con la entidad sionista. Sin embargo, este esfuerzo resultó ser insuficiente para obtener el anhelado reconocimiento a sus ambiciones expansionistas.

     Con la llegada, de nuevo, del presidente Trump, la administración norteamericana mostró un compromiso renovado con el multilateralismo y las decisiones de las Naciones Unidas Como resultado de ello, el conflicto saharaui que involucra al Frente POLISARIO y Marruecos, volvió a ocupar el centro del escenario internacional con Marruecos empleando todas sus herramientas diplomáticas para lograr sus objetivos ilegales.

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      Las complejidades de la situación exponen un juego de múltiples niveles, dejando a Marruecos atrapado en un ciclo interminable de demandas crecientes. Cada hito alcanzado solo revela otro más, dejando al país en una perpetua búsqueda de reconocimiento. Las expectativas de la entidad sionista trascienden sus fronteras y abarcan requisitos y exigencias que hacen que el reconocimiento a las pretensiones marroquíes sea un objetivo en constante movimiento, en este sentido, los israelíes exprimirán al máximo a Rabat llevándole a posiciones extremas. Como parte del acuerdo, los territorios marroquíes se han convertido en sede de bases militares y operaciones de inteligencia sionistas, lo que complica aún más la situación.

      El escenario resultante es que, a pesar de reconocer a Israel y la posterior normalización con la entidad sionista, esto no le garantizó el reconocimiento de la supuesta »marroquinidad» del Sáhara Occidental ni tampoco un consulado. Para sorpresa de nadie, tras alargar la espera y consolidarse la normalización con el transcurso del tiempo, los funcionarios israelíes comenzaron a elevar el precio de tal reconocimiento, yendo más allá de los lazos diplomáticos formales y ahondando en un territorio sensible como »Jerusalén como capital de Israel». Marruecos expuso en exceso sus puntos débiles al diablo.

      Para agravar la situación, está el ruidoso silencio del Majzén con respecto a los habituales crímenes cometidos por la entidad sionista, más recientemente en Jenin y Gaza. Por lo que, si bien el reconocimiento hacia la entidad sionista puede servir como un gesto simbólico, el mutismo del Majzén no alcanza lo necesario para obtener el reconocimiento de la »marroquinidad del Sáhara Occidental». Este intrincado juego amenaza con mantener suspendido indefinidamente a Marruecos, persiguiendo la ilusión del reconocimiento ilegal hasta agotar sus recursos.

Las opciones de Trump

      Al comenzar su segundo mandato, Trump tiene previsto abordar la cuestión del Sáhara Occidental y avanzar con su política implementada en 2020. La medida más obvia que podría tomar para implementar el reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental es abrir un consulado en el territorio saharaui. Si bien Trump prometió abrir un consulado en Dajla en su primer mandato, la subvención y la planificación necesarias para llevarlo a cabo, por no hablar de los desafíos de seguridad que conllevaría, hacen imposible tal medida. Sin embargo, existen otras maneras en que la administración estadounidense puede consolidar su declaración de reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara, como aumentar las visitas oficiales al Sáhara Occidental, incluyendo el ejercicio militar African Lion, o mantener el diálogo estratégico entre Estados Unidos y Marruecos en el Sáhara Occidental. Además, el Departamento de Estado podría ampliar el papel de la Presencia Virtual a algo más sustancial y simbólico que una página web provisional. Estados Unidos también podría presionar a algunos países europeos, que tienden a ser menos reacios al riesgo que Estados Unidos, para que establezcan su propia presencia en la región (En este caso Francia). En diciembre de 2019, Comoras se convirtió en el primer país en abrir un «consulado» en el Sáhara Occidental. Desde entonces, veintiocho países más (principalmente micropaíses africanos y árabes) han abierto consulados en el Sáhara Occidental.

       Además, antes del anuncio de Trump de que Estados Unidos reconocería la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, la política estadounidense había impedido el gasto de asistencia bilateral estadounidense en la región. El Proyecto de Ley de Asignaciones del año fiscal 2014 incluyó por primera vez disposiciones que permitían que cierta asistencia económica bilateral se «dispusiera a cualquier región administrada por Marruecos, incluido el Sáhara Occidental». Sin embargo, como política, tanto la administración Obama como la administración Trump optaron por no destinar asistencia bilateral al Sáhara Occidental para evitar reconocer tácitamente la soberanía marroquí en la región. Si bien el gasto en ayuda exterior se encuentra actualmente en el limbo, si la administración retoma un patrón más regular de asistencia exterior, es posible que la administración Trump invierta el rumbo y destine asistencia bilateral a los territorios ocupados del Sáhara Occidental como una forma de reforzar la postura estadounidense sobre la soberanía marroquí. Además, el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Marruecos (que entró en vigor en 2006) y su legislación de aplicación establecen claramente que solo cubre el comercio y la inversión en el territorio de Marruecos reconocido por Estados Unidos, que actualmente no incluye el Sáhara Occidental. Sin embargo, con el cambio de política de Trump, los bienes producidos en el Sáhara Occidental podrían tener derecho a los mismos beneficios que el resto del territorio marroquí.

       Otra posible vía para Estados Unidos en los próximos años consiste en aumentar la presión sobre Marruecos para que implemente el acuerdo tripartito. Israel inauguró una oficina de enlace en Rabat en agosto de 2021, y aunque la delegación israelí en Marruecos abandonó el país tras el inicio de la guerra entre Israel y Hamás, los diplomáticos israelíes regresaron discretamente al país en agosto de 2024. Marruecos también abrió una oficina de enlace en Tel Aviv, y la prensa israelí informó en julio de 2023 que Marruecos estaba «en proceso» de convertir la oficina en una embajada de pleno derecho tras el reconocimiento por parte del gobierno israelí de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, aunque estos esfuerzos se han retrasado a raíz de la guerra en Gaza. 

El Sáhara Occidental y los cambios de postura internacionales

       Según Carnegie, Trump necesitará el apoyo de otros actores globales para implementar el reconocimiento de la soberanía marroquí en el Sáhara Occidental de una manera que aborde el conflicto en su totalidad. Su administración podría colaborar con los diplomáticos de otras naciones para rediseñar las fronteras terrestres y marítimas, así como para crear un acuerdo de reparto de poder entre el gobierno semiautónomo saharaui y Marruecos. Para establecer las fronteras, los gobiernos que han utilizado el Sáhara como moneda de cambio, como la administración Trump, deberían colaborar con sus homólogos marroquíes y saharauis para generar un acuerdo territorial de reparto de poder que permita a Marruecos materializar plenamente sus aspiraciones territoriales, a la vez que otorga al pueblo saharaui el derecho a un hogar permanente y el fin de la guerra.

       Para resolver la cuestión del Sáhara Occidental, las partes implicadas deberán responder a muchas preguntas. La principal es la cuestión de las fronteras. Actualmente, Marruecos ocupa alrededor del 75 % del territorio del Sáhara Occidental. Si Marruecos alcanza la plena soberanía, ¿Cómo se administrará el 25 % restante? ¿Seguirá la RASD independiente y gestionando los territorios liberados del Sáhara Occidental?