Por Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro
Madrid (ECS). – Hace algunos años, en el marco de una agrupación política, me dijeron que por mi juventud, no tenía lugar y que debía concentrarme en estudiar y disfrutar de mi edad, que no estaba preparado a pesar de mis buenas ideas para adentrarme en política. En aquel momento tenía 28 años.
En esos momentos me pareció una absoluta injusticia. Es de público conocimiento el clamor de la sociedad de un relevo generacional en la clase política. No solo se precisa gente más joven, sino gente con “alma joven” capaz de liderar transformaciones y tener la fuerza para guiar a toda una nación en momentos de zozobra. Existen muchos casos de liderazgos jóvenes, que estuvieron a la altura de las circunstancias.
En estos días, más precisamente hoy el 9 de junio, se recuerda la muerte del primer presidente de la República Árabe Saharaui Democrática en el campo de batalla. Esta inteligencia singular, como señala con acierto el prestigioso académico Dr. Carlos Ruiz Miguel, nació en el seno de una familia nómada, lo que cuesta precisar su fecha exacta de nacimiento.
Brillante estudiante, le permitió llegar a la Universidad en la vecina Marruecos, donde se pondrá en contacto con otros estudiantes saharauis y se impregnará de las corrientes revolucionarias. Aquel joven, lleno de inquietudes, sueños e ideales sin ninguna duda como sus compañeros quedarían fascinados por los profundos cambios que ocurrían en el Mundo. La idea de cambiarlo, parecía estar al alcance de la mano. Su militancia le generará la cárcel y el exilio, por manifestarse abiertamente por la independencia del Sahara Español. El destino lo llevará a Argelia, donde se pondrá en contacto con el FLN argelino. Cabe recordar que el FLN tenía cierto “halo” sagrado por la épica lucha contra el colonialismo francés. El Uali Mustafa Sayed buscará apoyo para la causa saharaui y encontrará eco en la Revolución Libia, liderada por un joven coronel Muammar Gaddafi.
En esos días, los cambios sociales ocurridos en el Sahara Español, creó las condiciones para la formación de una conciencia nacional saharaui y dando paso al germen del movimiento nacionalista. Este movimiento tuvo un carácter pacífico, liderado por el carismático Bassiri. La trágica desaparición de este personaje, ante la dura respuesta de las autoridades coloniales españolas, radicalizó el movimiento saharaui. El tiempo del diálogo había terminado, había llegado la hora de las armas y de pasar a la acción.
Un grupo de representantes del pueblo saharaui en Mauritania decidieron crear el Frente Polisario, en mayo de 1973 y a los pocos días sus hombres tendrían su bautismo de fuego. En todos los combates y acciones de resistencia, estaría presente El Uali, un hombre de veintitantos años. El prestigio ganado entre sus compañeros de lucha lo llevaran que en el II Congreso del Frente Polisario sea electo Secretario General y por ende el máximo líder del movimiento revolucionario, era el año 1974. Marruecos presionaba abiertamente en su reclamo sobre el Sahara Español, sin tener muy en cuenta lo que opinaban los saharauis, mientras que España llevaba un comportamiento contradictorio, por un lado hablaba de referéndum sobre autodeterminación, ciertos sectores del gobierno se aferraban a la idea de un Sahara español, y otros traicionando al pueblo saharaui y las promesas de Madrid apoyaban la tesis entreguista.
El Uali era líder de un movimiento pequeño y escaso de recursos. Se luchaba ante gigantes y la victoria parecía un espejismo. Ello no lo desanimó. Su carisma, su fuerza joven, y un carácter especial le permitieron seguir adelante con la lucha iniciada en 1973. Las escaramuzas con las fuerzas españolas fueron forjando las fuerzas saharauis y su líder. Cabe destacar que El Uali quien tenia el hábito de luchar en primera línea.
En 1975 un año negro para la historia del pueblo saharaui, dado que España decide abandonar a los saharauis intempestivamente.
El rey Juan Carlos I, que ahora dejó la Corona, había prometido defender la libertad del pueblo saharaui y sus derechos. A los pocos días, el gobierno español hacia las maletas del Sahara en medio de una brutal invasión perpetrada por Marruecos y Mauritania.
La llegada de los invasores estuvo precedida de todo tipo de actos de violencia y el terror llegó a la población civil, que no dudó en emprender el exilio al desierto. Millares huyeron de sus hogares con lo puesto. Antes de expirar la presencia española de manera formal, según los siniestros Acuerdos de Madrid, el 27 de febrero de 1976, en la localidad de Bir Lehlú, el Consejo Nacional Saharaui proclama la RASD con la presencia de numerosos periodistas extranjeros, siendo proclamado presidente nada menos que El Uali Mustafa Sayed. La guerra es una realidad y pareciera que todos está perdido. Un pueblo huye por el desierto.
Los invasores tienen el apoyo de las grandes potencias occidentales y numerosos recursos materiales. Pareciera que en semanas el Frente Polisario sería barrido de la faz de la tierra. Solo un liderazgo de excepcional calidad y talento estratégico, como El Uali Mustafa Sayed supo mantener a un pueblo unido y lograr explotar al máximo la ayuda externa proveniente de Libia y Argelia.
Los antiguos soldados, suboficiales y policías saharauis eran ahora parte del naciente Ejército de Liberación Popular. Son horas dramáticas. El pueblo huye y no hay medios para asistirlos. Los invasores bombardean la población civil con napalm y fósforo, con la idea de eliminar combatientes saharauis. Um Dreiga, Guelta, Tifariti, son testigos del horror. Los refugiados son la “retaguardia” de la joven República Saharaui. El Uali con su carisma alienta al pueblo a seguir luchando, ante un mundo indiferente que guarda silencio ante tales horrendos crímenes.
Las fuerzas saharauis gracias a un liderazgo de calidad, aprovechamiento del terreno, sorpresa táctica, movilidad y un alto grado de audacia, libran una lucha épica. Diez contra uno. El liderazgo saharaui apuesta a atacar objetivos estratégicos del enemigo. Es una guerra de todo o nada. No hay opciones. El fracaso no es la opción. Un pueblo sufre la opresión de los invasores. No solo está en juego la libertad, sino la existencia de los saharauis como nación.
En esta etapa de la guerra conocida como “Defensa Positiva” por el escritor español Emiliano López Gómez, los saharauis libran una guerra de dos frentes. Se suceden hechos heroicos como la batalla de La Agüera donde cientos de combatientes saharauis combaten hasta el último cartucho. Los invasores se ven ante un combatiente decidido a vender cara su vida. En este contexto nace la acción contra Mauritania en el marco de un contexto de racionalidad estratégica.
La estrategia se adapta a los recursos existentes. Así nace la llamada Ofensiva de Verano: unos 800 soldados del ELPS con vehículos armados con cañones sin retroceso, ametralladoras pesadas, fueron lanzados a un raid sobre diversos puntos de la geografía mauritana. Los ataques se dirigieron a la zona donde se explotaban las minas de hierro de Zuérat (eje de la economía mauritana), el centro de la minería cuprífera de Akjujt, para después romper las líneas mauritanas y abrir paso a las fuerzas del ELPS a la capital de Mauritania.
Los objetivos militares saharauis eran claros, golpear sectores estratégicos del Estado mauritano, a fin de quebrar la base de financiamiento de su maquinaria de guerra, agregándose algo más audaz, el golpe estratégico contra su liderazgo político – militar: atacar la capital. Una de las columnas móviles era liderada por el presidente de la RASD, El Uali Mustafa Sayed. Las fuerzas saharauis atacan la capital mauritana el 8 de junio de 1976, atacando el palacio presidencial donde queda en evidencia el grado de vulnerabilidad mauritana.
El 9 de junio se libran dos nuevos combates entre fuerzas mauritanas y saharauis ocurren en Mutunsi y Benichaab, en la región de Akjujt, donde mueren el presidente de la RASD El Uali Mustafá Sayed con su ayudante Lubeid Uld Larosi. Su pérdida causa una profunda conmoción en el pueblo saharaui al perder a su carismático líder. El primer presidente de los saharauis solo tenía 27 años. El III Congreso del Frente designará como presidente al difunto jefe de estado saharaui, Mohamed Abdelaziz.
La audacia del El Uali le permite a las unidades militares saharauis perfeccionar sus tácticas de guerra de guerrillas en el desierto, únicas en su tipo, permitiendo hacer frente a fuerzas diez veces mayores. La estrategia militar planteada contra Mauritania por El Uali tendrá sus efectos. No solo caerá el régimen de Uld Daddah cómplice de Hasan II de la invasión del Sahara Occidental, sino de los crímenes contra la humanidad y de guerra cometidos, sino que Mauritania saldrá exhausta y con una economía en ruinas por la aventura.
Sin ninguna duda luchas como, el caso del pueblo saharaui, el ejemplo de El Uali Mustafa Sayed, son fuentes de inspiración para luchar contra la injusticia, la opresión y la ausencia de libertad. Esperemos que la Historia algún día reivindique a este joven que murió en defensa de la dignidad y libertad de su pueblo.
Dr. Jorge Alejandro Suárez Saponaro. Abogado – Magíster en Defensa Nacional, Profesor Invitado de la UNLP y Cátedra Libre de Estudios sobre el Sáhara Occidental.
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