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20 mayo 2025
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Aumentan las violaciones de derechos humanos en Azawad (norte de Mali)

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Por Ana Stella (@Anaqtella)

    Madrid (ECS).- La Asociación maliense Kal Akal, que defiende los derechos humanos en Azawad, publicó su informe de abril 2025, documentando graves violaciones contra la población civil en medio del conflicto que afecta a esta región del norte de Mali. El ejército maliense, junto a mercenarios rusos del grupo Wagner, y otros actores armados, han intensificado sus operaciones, dejando a la población atrapada entre la violencia y la represión.

Principales hechos registrados en abril:

1. Ejecuciones sumarias y asesinatos selectivos (87 casos confirmados):

Se registraron 7 asesinatos en Azawad y más de 80 en el centro de Mali.

   Entre los casos figura la ejecución de un pastor en Gao (11 de abril) y el ataque de dron en Talahandak (22 de abril) que mató a varios civiles. Destaca también la masacre de civiles de la comunidad peul en Sebabougou, donde varios detenidos fueron ejecutados extrajudicialmente.

2. Arrestos arbitrarios, secuestros y desapariciones forzadas (47 casos):

   Civiles fueron arrestados sin causa en las ciudades de Kidal, Gao y Tombuctú, algunos golpeados o heridos durante la detención.

   Se reportó la desaparición forzada del prefecto de Ansongo, autoridad administrativa local, detenido sin justificación y cuyo paradero sigue desconocido. Esto muestra cómo ni siquiera las figuras de gobierno están a salvo de la represión.

3. Saqueos, destrucción de bienes civiles y extorsión (10 incidentes mayores):

Hubo confiscación forzada de combustible en Gao y Djebock.

   Los saqueos fueron cometidos tanto por el grupo militar ruso Wagner, las fuerzas armadas malienses (FAMa), como por grupos terroristas islamistas (EIGS).

   El ataque de dron en la localidad de Talahandak también destruyó bienes civiles y propiedades de la población local. Se reportaron extorsiones en carreteras y ataques a campamentos nómadas, donde robaron recursos y ganado.

4. Daños medioambientales (2 casos):

   Se provocaron incendios intencionales de pastizales en el eje Léré–Larneb, destruyendo zonas de alimentación del ganado. El ataque de dron en Talahandak también generó daños al entorno natural.

5. Consecuencias humanitarias:

    La violencia y las represalias provocaron el colapso de servicios básicos, desplazamientos forzados de comunidades enteras, y un aumento de la inseguridad alimentaria por la pérdida de cultivos, animales y acceso a mercados.

    La población civil en Azawad sufre violencia de múltiples frentes: ejército, mercenarios y grupos armados. La desaparición del prefecto evidencia la debilidad del gobierno local y la represión contra sus propios representantes, dejando a las comunidades sin protección ni justicia.

    Kal Akal hace un llamado urgente a la comunidad internacional para detener estas violaciones, proteger a los civiles, sancionar a los responsables y garantizar la asistencia humanitaria.

(Para leer el informe completo, sigue a Ana Stella en Telegram)

La AES, que ha denunciado la influencia de Francia y el neocolonialismo, ahora se acerca a Marruecos

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Los gobiernos del Sahel, que han denunciado la influencia de Francia y el neocolonialismo, ahora se acercan a Marruecos, un régimen que mantiene relaciones estrechas con Francia, potencia históricamente dominante en la región.

Por Ana Stella (@Anaqtella)

    Madrid (ECS).- La decisión de Burkina Faso, Malí y Níger de unirse al corredor logístico impulsado por Marruecos no es solo una apuesta económica: es una traición política. A cambio de tarifas preferenciales y acceso a puertos, estos gobiernos se alinean con Rabat, validando de facto su control sobre el Sáhara Occidental y legitimando la ocupación de un pueblo africano cuya autodeterminación debería ser una causa común de liberación y solidaridad.

     Durante su visita a Rabat, los ministros de la Confederación del Sahel (AES) no escatimaron elogios a la “visión solidaria” del rey Mohamed VI, ignorando que Marruecos mantiene estrechas relaciones no solo con Israel y Estados Unidos, sino también con Francia, potencia colonial cuyo legado aún pesa sobre la región. Esta alianza con Marruecos reintroduce la influencia franco-marroquí en el Sahel por la puerta trasera, justo cuando estos países decían buscar romper con las estructuras neocoloniales.

    Al abrazar este proyecto, Burkina Faso, Malí y Níger se subordinan a una red geopolítica que combina los intereses de Marruecos, Francia, Israel y EE.UU., mientras dan la espalda a Argelia, país que los apoyó política, militar y económicamente en sus momentos más críticos. Optan por una alianza que no une África, sino que profundiza las divisiones y normaliza las jerarquías dentro del continente.

Marruecos es un aliado clave de EE.UU. e Israel, actores que muchos movimientos panafricanistas consideran imperialistas.

    Económicamente, la dependencia de infraestructuras, puertos y rutas controladas por Marruecos crea una nueva forma de subordinación estructural, limitando su autonomía logística y comercial a largo plazo. Lo que hoy parece una ventaja económica, mañana será una herramienta de presión política de Rabat sobre los gobiernos del Sahel.

    A nivel de seguridad, el proyecto atraviesa regiones inestables, con presencia de grupos armados yihadistas y el grupo Wagner operando en el Sahel, exponiendo la infraestructura a riesgos crecientes y a posibles ataques en un contexto regional cada vez más volátil.

    El discurso de soberanía y panafricanismo queda vacío cuando, en la práctica, se legitima la ocupación de otro pueblo africano y se entrega la independencia económica a los intereses de una potencia que combina alianzas con Francia, Israel y Estados Unidos. Esta alianza no construye una África libre: consolida un mapa de dependencias políticas y económicas disfrazadas de integración.

   En nombre de la “integración económica”, estos gobiernos han vendido su coherencia, han traicionado la solidaridad africana y han hipotecado su autonomía.

    El precio de esta alianza no se pagará solo en términos logísticos: se pagará en credibilidad, autonomía y legitimidad histórica ante sus propios pueblos.

¿Quién realmente gana?

    El corredor atravesará zonas inestables, con presencia de grupos yihadistas (como Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin) o los mercenarios de Wagner (vinculados a intereses rusos). Marruecos no asumirá los costes de proteger estas rutas: la carga recaerá sobre los frágiles ejércitos del Sahel, mientras Rabat cosecha los beneficios económicos.

    Argelia ha sido un socio histórico del Sahel, apoyándolo militar y económicamente frente al terrorismo y la inestabilidad. Ahora, estos gobiernos prefieren aliarse con su rival regional, debilitando la unidad africana y profundizando divisiones.

[Seguir a Ana Stella en Telegram]

Cuando Delafosse y Carole Delga traicionan los ideales de la izquierda al posar con la bandera marroquí en el Sáhara Occidental ocupado

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Por Salim Djellab (@salimdjellab)

Mientras que la izquierda francesa ha estado históricamente comprometida con el derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, dos de sus figuras —Michaël Delafosse, alcalde socialista de Montpellier, y Carole Delga, presidenta socialista de la región de Occitania— acaban de traicionar ese legado. Al mostrar su apoyo a Marruecos, potencia ocupante del Sáhara Occidental, reniegan abiertamente de los valores fundadores de la izquierda: justicia, internacionalismo y anticolonialismo.
Un gesto tan simbólico como grave
   El pasado 24 de abril, Michaël Delafosse levantó públicamente la bandera marroquí en el territorio ocupado del Sáhara Occidental, un acto cargado de consecuencias políticas y morales. Este territorio, recordemos, está reconocido por las Naciones Unidas desde 1963 como “no autónomo” y, por tanto, en proceso de descolonización. Marruecos, que lo ocupa desde 1975, nunca ha obtenido el reconocimiento internacional de su soberanía sobre él.
   Por su parte, Carole Delga firmó un acuerdo económico con la región de Dajla, en flagrante violación del derecho internacional. Al pactar con las autoridades marroquíes, contribuye indirectamente al saqueo de los recursos naturales del Sáhara Occidental —fosfatos, pesca, energías renovables— sin el consentimiento del pueblo saharaui, como ha denunciado repetidamente el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), especialmente en su sentencia del 4 de octubre de 2024.

El Partido Comunista alza la voz
   Ante esta deriva, la sección de Montpellier del Partido Comunista Francés (PCF) publicó un comunicado inequívoco: denuncia la declaración del alcalde y recuerda la ilegalidad de cualquier reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental. El PCF local subraya que la resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU exige la celebración de un referéndum de autodeterminación, sistemáticamente bloqueado por Rabat.
   Según el PCF, la posición de Michaël Delafosse “va en contra del derecho internacional” y de “la posición de la ONU, que no reconoce la legitimidad de Marruecos sobre este territorio”.
La voz de la razón dentro del propio Ayuntamiento
Eddine Ariztegui, teniente de alcalde de Montpellier, también se ha desmarcado de esta postura y ha recordado con claridad: «Debemos respetar el derecho a la autodeterminación previsto por la resolución 690 del Consejo de Seguridad de la ONU, y no apoyar una política de colonización en el Sáhara Occidental. El derecho y las instancias internacionales deben ser respetados». Una declaración lúcida y valiente que salva el honor institucional de la ciudad.
Una ocupación violenta e impune
   Desde la invasión marroquí, el Sáhara Occidental sufre una ocupación militar brutal: bombardeos con napalm y fósforo blanco, éxodo masivo hacia los campamentos de refugiados en Tinduf (Argelia), tortura, desapariciones forzadas y represión sistemática. Las mujeres saharauis, como Sultana Khaya, son víctimas de agresiones sexuales, documentadas por varios relatores especiales de la ONU.
El gran contraste moral
   Ironía del calendario: mientras Delafosse posaba con la bandera marroquí, en Francia tenía lugar la “Marcha por la libertad de los presos políticos saharauis”, organizada por Claude Mangin, esposa del activista saharaui Naâma Asfari, encarcelado en Marruecos desde 2010. Una Francia solidaria por un lado, cómplice del opresor por otro.
La izquierda francesa en peligro de traición
   Apoyar una ocupación colonial, aunque sea indirectamente, es traicionar los fundamentos del socialismo: el apoyo a los pueblos oprimidos, la justicia internacional, el respeto al derecho. Lo que han hecho Delafosse y Delga no es un error de comunicación, sino un acto político deliberado, una ruptura con la izquierda que defendemos.
Una lección desde España
   En España, la decisión de Pedro Sánchez de alinearse con Rabat ha generado una crisis profunda. En abril de 2025, las bases del PSOE publicaron un histórico comunicado denunciando ese giro y exigiendo el respeto al marco de la ONU. Podemos, Más País, Sumar, ERC, EH Bildu… toda la izquierda sin excepción se levantó contra esa deriva. Porque la izquierda auténtica no transige con los derechos de los pueblos.
   La causa saharaui es la prueba moral de nuestro tiempo. Delafosse y Delga han fallado esta prueba. Pero la izquierda francesa no está muerta. Vive en las luchas del PCF Montpellier, en voces como la de Eddine Ariztegui, en las resistencias que se organizan. Ser de izquierda hoy es negarse a ser cómplice de la ocupación. Es defender, una vez más, el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

La visita de Brahim Ghali a Argel marca un punto de inflexión

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Por Taleb Alisalem (Taleb en X)
 
   La alfombra roja desplegada este miércoles en el Palacio de El Mouradia no era solo para recibir a un jefe de Estado. Era un mensaje. Un mensaje claro, rotundo y profundamente geopolítico. El presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune, recibió con todos los honores a Brahim Ghali, presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en una escena cuidadosamente difundida por los canales oficiales de la presidencia de Argelia. Uniformes de gala, banda militar, apretón de manos firme y banderas ondeando con fuerza: no había nada improvisado. Cada imagen es una declaración. Y la declaración es esta: la causa saharaui no está sola, ni muerta, ni olvidada. Está respaldada por dos de las potencias más relevantes del continente africano.

El presidente de Argelia, Abdelmayid Tebune, ha recibido al presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para «discutir las relaciones bilaterales»

El conflicto del Sáhara Occidental, que algunos analistas europeos y ciertos gobiernos prefieren arrinconar bajo el paraguas de la “realpolitik”, ha vuelto a situarse en el epicentro del tablero internacional. Mientras Marruecos intensifica su ofensiva diplomática para imponer el relato de la “autonomía” y deslegitimar al Frente Polisario —incluso intentando etiquetarlo como grupo terrorista en Washington—, Argelia ha salido a escena con un acto de soberanía simbólica de primer nivel. Recibir al presidente saharaui como a un igual no es solo un gesto de amistad histórica: es una reafirmación del compromiso absoluto con la independencia del pueblo saharaui.
 
   Argelia no es un actor menor. Es la mayor potencia militar del Magreb, y una de las economías clave del continente. Su peso en la OPEP, en la Unión Africana y su capacidad de influencia sobre el eje Sahel-Europa le otorgan un margen de maniobra que ni Rabat ni sus aliados pueden ignorar. Y Argel lo está dejando claro: no aceptará soluciones impuestas, ni consentirá el silenciamiento de la única voz legítima que representa a los saharauis. No se trata solo de un conflicto colonial arrastrado desde 1975. Se trata de un tema de principios, de legitimidad histórica y de equilibrio regional.
 
   Pero Argelia no está sola en este frente. Hay otro dato que muchos pasan por alto: Sudáfrica y Nigeria, dos gigantes políticos y económicos de África, mantienen un apoyo firme e inamovible al Frente Polisario. No hablamos de gestos retóricos. Hablamos de reconocimiento diplomático, apoyo en foros internacionales y respaldo a las resoluciones que defienden el derecho a la autodeterminación. En un continente donde cada vez pesa más la voz africana sobre su propio destino, el respaldo de estos países convierte a la causa saharaui en un asunto continental, no marginal.

   La visita de Ghali a Argel llega además en un momento de máxima tensión. Desde noviembre de 2020, el Frente Polisario ha declarado rota la tregua con Marruecos, reanudando una guerra de baja intensidad a lo largo del muro militar marroquí que divide el territorio ocupado del liberado. Mientras el conflicto apenas ocupa titulares en Europa, el pueblo saharaui sigue resistiendo en el desierto, entre los campamentos, la diáspora y los territorios ocupados. Su lucha no se ha apagado, se ha transformado. Y el respaldo de Argelia, Sudáfrica o Nigeria puede ser decisivo en lo que podría convertirse en una nueva etapa del conflicto.
 
   Nadie debe tomarse esta causa como un asunto menor, ni como el capricho de un pueblo pobre y olvidado. El Sáhara Occidental sigue siendo el último proceso de descolonización pendiente en África. Y detrás del pueblo saharaui no solo hay memoria, dignidad y resistencia: hay también alianzas estratégicas que pueden redibujar el mapa de poder en el norte y el oeste del continente. Que nadie se confunda: el futuro del Magreb está en juego. Y el Sáhara está más presente que nunca.

Sáhara Occidental | Desmentido de las acusaciones sobre vínculos entre Irán y el Frente Polisario

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Por Ana Qtella (Ana en X)

   Un reciente artículo de The Washington Post ha generado controversia al alegar que Irán habría entrenado a combatientes del Frente Polisario en Siria. Estas afirmaciones se basan exclusivamente en fuentes anónimas y en una declaración de Omar Abdul Sattar, un exdiputado iraquí, sin que se presenten pruebas verificables ni confirmación oficial de gobiernos o instituciones internacionales.

El Washington Post rectifica información sobre el Frente Polisario e Irán

El Washington Post rectifica información sobre el Frente Polisario e Irán

    Omar Abdul Sattar fue miembro del Parlamento iraquí entre 2005 y 2010, representando al Frente del Consenso Iraquí, coalición dominada por el Partido Islámico Iraquí, vinculado a la Hermandad Musulmana y proscrito durante el régimen de Saddam Hussein. Su coalición participó en el proceso político respaldado por EE. UU. tras 2003. Desde hace más de una década no ocupa ningún cargo público, y su testimonio carece de valor institucional. Sus declaraciones han sido amplificadas por medios alineados con la narrativa de Rabat.

   El artículo fue coescrito por Souad Mekhennet, periodista de origen marroquí, lo que plantea interrogantes sobre la neutralidad editorial, considerando que Marruecos es parte directa del conflicto.

   También ha intervenido Fahad Almasri, líder del llamado Frente de Salvación Nacional de Siria, una formación opositora sin base territorial ni reconocimiento político formal. Almasri ha calificado al Frente Polisario como grupo terrorista, sin aportar prueba alguna. Este personaje ha declarado abiertamente su deseo de establecer relaciones estratégicas con Israel y ha propuesto crear una “OTAN árabe” liderada por Estados Unidos, con Israel como socio, para contrarrestar la influencia iraní. Sus posturas lo alinean claramente con los intereses de potencias extranjeras que se oponen a movimientos soberanistas en la región.

   A esto se suma la difusión de un supuesto documento de inteligencia sirio que menciona cooperación militar entre el ejército saharaui y Siria. Este documento carece de sello oficial, no ha sido autenticado por ninguna fuente independiente y se desconoce su origen, lo que pone seriamente en duda su validez.

   El Frente Polisario ha desmentido categóricamente estas acusaciones, calificándolas de “insultantes” y parte de una campaña de desinformación. Ha reafirmado que su lucha es legítima, amparada en el derecho internacional y respaldada por resoluciones de la ONU. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) cuenta con reconocimiento de decenas de países y es miembro fundador de la Unión Africana.

   Cabe destacar que no se ha presentado ni un solo nombre, fotografía, documento oficial o testimonio verificable sobre los supuestos saharauis detenidos en Siria. Todo lo que existe son declaraciones vagas, documentos de origen desconocido y amplificación mediática interesada.

   Y aun si existiera algún tipo de colaboración con un Estado como Siria, eso no sería ilegal bajo el derecho internacional. Lo que Marruecos intenta es evidente: fabricar una narrativa de desestabilización para deslegitimar al Frente Polisario, y con ello, justificar su ocupación del Sáhara Occidental ante sus socios. La acusación de “vínculos con Irán” no es más que una estrategia política al servicio de intereses geoestratégicos, no un análisis objetivo.

   El Sáhara Occidental sigue siendo, según el derecho internacional, un territorio pendiente de descolonización. Y eso no lo cambia ningún artículo, ningún documento dudoso ni ninguna campaña de propaganda.

Intoxicación: Un análisis crítico sobre la propaganda marroquí contra el Frente POLISARIO en EE.UU

Fuente: Ana Qtella

El presidente de Argelia recibe a su homólogo saharaui Brahim Ghali

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    ARGEL (ECS).- El presidente de la República Saharaui, Brahim Ghali, acompañado de una importante delegación, ha visitado Argel en la tarde de este miércoles, donde se ha reunido con su homologo argelino Abdelmadjid Tabboune, según informó la presidencia argelina.

      La visita de Ghali se enmarca en las «conversaciones bilaterales que incluyan la coordinación de esfuerzos y la elevación del nivel de las relaciones», añadió la presidencia argelina en su comunicado.

¿Cómo hizo Emiratos Árabes para irrumpir en la élite financiera mauritana?

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    Nuakchot (ECS).- Los Emiratos Árabes Unidos nunca fueron un actor marginal en los conflictos regionales. Más bien, fue, y sigue siendo, el maestro en el uso del poder blando, de utilizar el dinero, el oro y los puertos para levantar su imperio más allá de sus fronteras geográficas. En Mauritania, el país silencioso tras las dunas del desierto, Abu Dhabi ha abierto un nuevo frente en su expansión mediante acuerdos presuntamente en el mercado negro, utilizándolo como puerta de entrada para consolidar su influencia y anticiparse a los futuros conflictos.

   En 2021, los Emiratos Árabes Unidos, a través de sus empresas fantasma, comenzaron a intensificar sus inversiones en Nuakchott y en la capital económica Nuadibú, suponiendo un aumento de un 220% de las inversiones emiratíes en solo dos años (Informe del FMI de 2023). Pero bajo esa apariencia de “desarrollo” las cosas sucedían de otra manera.

El lado oscuro del puerto de Nuadibú, la puerta del oro ilegal

    El puerto de Nuadibú se ha convertido en un importante punto de tránsito para el oro extraído en Darfur (Sudán), a través del Gran desierto del Sáhara hasta llegar a Dubái. Informes del Grupo de Expertos de las Naciones Unidas (Informe 2023) confirmaron que entre 3 y 5 toneladas de oro pasan anualmente por Mauritania hacia el mercado libre de impuestos de los Emiratos Árabes Unidos, con un valor de mercado que supera los 250 millones de dólares anuales.

    No fue solo el Oro; a través del puerto de Nuadibú pasaban también cargamentos de divisas y armas ligeras, formándose una supuesta red de contrabando que alimentaba los conflictos en el Sahel por un lado, mientras se blanqueaba el dinero de los EAU a través de los mercados de Dubái por otro lado.

El hijo del Sultán de Darfur visita a Mauritania: ¿Mensajero de los emiratíes?

   La visita del hijo del sultán de Darfur a Mauritania no fue una coincidencia ni una mera huida de los conflictos internos de Sudán. Este influyente sudanés, que tiene vínculos financieros con la milicia Fuerzas de Apoyo Rápido, se ha convertido, gracias al apoyo emiratí, en uno de los brazos más importantes de la red de contrabando regional. Los Emiratos Árabes Unidos le han abierto sus puertas financieras desde 2017, y los documentos de OCCRP indican que se le abrieron cuentas por valor de millones de dólares en el Emirates Islamic Bank (Informe de OCCRP, 2021).

    Cuando puso un pie en Nuakchott, llevaba algo más que dinero en efectivo: llevaba consigo un proyecto regional de contrabando de oro y una red secreta de contactos con las élites tribales y militares de Mauritania. Durante dicha visita, se discutieron varios supuestos proyectos misteriosos en los sectores pesquero y aurífero, en particular el de la empresa “Mauritania Gold”, sospechosa de contrabandear 1,2 toneladas de oro solo en 2022 (Informe de la Comisión Africana de Anticorrupción, 2023).

Emiratos Árabes Unidos: patrocinador de redes de contrabando

     Los Emiratos Árabes Unidos no sólo proporciona un refugio financiero seguro, sino que también garantiza cobertura diplomática y logística para sus redes mediante acuerdos de inversión ficticios. En 2023, los Emiratos Árabes Unidos había firmado acuerdos con Mauritania por valor de 1.500 millones de dólares (Ministerio de Economía de Mauritania, 2023), la mayoría de los cuales se asignaron a proyectos inmobiliarios y agrícolas que aún no se han implementado, según reveló una investigación de The Africa Report.

    Así como Abu Dhabi utilizó el puerto de Adén en Yemen para dominar su economía (controló el puerto a través de Dubai Ports hasta 2020), y así como apoyó la economía sumergida en Darfur a través del contrabando de oro y la financiación de las Fuerzas de Apoyo Rápido (informe de la ONU de 2022), los Emiratos Árabes Unidos están repitiendo silenciosamente y de manera calcada el mismo método en Mauritania (el aeropuerto de Nuakchott y el puerto de Nuadibú están bajo su control así como los DNI mauritanos también los tienen ellos ya que una empresa suya ofrece servicios biométricos).

Los números no mienten

    Más del 60% de las exportaciones de oro no declaradas de África Occidental se introducen de contrabando en los Emiratos Árabes Unidos (Informe de Transparencia Internacional 2022). En Mauritania, las reservas de divisas pasaron de 700 millones de dólares en 2019 a 1.800 millones de dólares en 2023 pese a la ausencia de un crecimiento real de las exportaciones (Banco Central de Mauritania).

    Los Emiratos Árabes Unidos han invertido oficialmente menos de 400 millones de dólares, lo que plantea interrogantes sobre la fuente del flujo de divisas restante (Informe de International Crisis Group 2023).

Posible escenario: entre el caos y el control silencioso

    Cuando el dinero sospechoso se infiltra en el corazón de las capitales y las redes de contrabando se entrelazan con las instituciones oficiales del Estado, la patria se convierte en un mero espacio geográfico para la gestión de intereses extranjeros. Esto es en lo que los Emiratos Árabes Unidos son expertos, como ya hicieron en Yemen, Libia y Sudán: librar guerras tras bastidores y comprar lealtades a expensas del oro traficado.

    Mauritania es sólo un nuevo eslabón de este proyecto más amplio. La visita del hijo del sultán de Darfur a Nuakchott sólo es el inicio de un proyecto mucho más amplio en el que el contrabando de oro supone exclusivamente la cara oculta  para inhabilitar la soberanía nacional. Si Nuakchott no actúa con rapidez, puede encontrarse, como antes le ocurrió al Puerto de Adén, a merced de puertos restringidos en manos de fuerzas extranjeras, mercados de divisas controlados por corredores y un ejército de lealtades que alejan al país de su soberanía.

    Lo que hoy ocurre en Mauritania es sólo la punta del iceberg de las batallas silenciosas que los Emiratos Árabes Unidos está librando en otros lugares. Cualquiera que no aprenda de las lecciones de Yemen, Libia y Sudán debería prepararse para escribir su propio capítulo del caos emiratí, con traspaso de oro ilegal, lavado de dinero y contratos de inversión que no producen más que destrucción.

Marruecos intensifica su propaganda para demonizar al Frente POLISARIO y encubrir su ocupación del Sáhara Occidental

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Washington, escenario de una guerra en la sombra: Marruecos intensifica su propaganda para demonizar al Frente POLISARIO y encubrir su ocupación del Sáhara Occidental.

Por Salim Djellab

   París (ECS).- En un polémico artículo publicado en el ‘Hudson Institute’ por la periodista marroquí Zineb Riboua, argumenta, sin pruebas, que Estados Unidos debería designar al Frente POLISARIO como una Organización Terrorista Extranjera (OTE). 

   En este análisis intentamos demostrar que dicha propuesta se basa exclusivamente en «sesgos ideológicos», fuentes cuestionables e infundadas y un desprecio por el derecho internacional, en particular el derecho a la autodeterminación y la libertad. El análisis que se presenta aquí (…) desmonta por completo los argumentos de Riboua y reubica el conflicto del Sáhara Occidental dentro de su legítimo marco jurídico y geopolítico.

El reconocimiento de Trump sobre el Sáhara Occidental está condicionado a un «acuerdo entre las partes»

¿Quién es Zineb Riboua y desde dónde redacta?

   Zineb Riboua es una colabora habitual con plataformas conservadoras estadounidenses. Está afiliada al ‘Instituto Hudson’, un think tank neoconservador con sede en Washington DC, conocido por sus posturas proisraelíes, su defensa de los intereses estratégicos estadounidenses en Oriente Medio y sus vínculos con dictaduras árabes y africanas, incluyendo Marruecos.

   Riboua también colabora con el Centro para la Paz y la Prosperidad en Rabat, un think tank que promueve activamente la diplomacia marroquí en el ámbito internacional. Sus publicaciones adoptan sistemáticamente una postura hostil hacia el pueblo saharaui y se alinean con la retórica oficial marroquí. Por lo tanto, su postura dista mucho de ser neutral y es estrictamente política, lo que socava la credibilidad de su artículo.

El derecho a la autodeterminación: Un fundamento desatendido

   Desde 1979, el Frente Polisario ha sido reconocido por las Naciones Unidas como el legítimo representante del pueblo saharaui. El Sáhara Occidental está clasificado por las Naciones Unidas como territorio no autónomo pendiente de descolonización. En 1975, la Corte Internacional de Justicia (CPI) concluyó que Marruecos carecía de soberanía sobre este territorio, reafirmando así el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

   Etiquetar al Frente Polisario como organización terrorista equivaldría a criminalizar un movimiento de liberación nacional respaldado por el derecho internacional. Esto constituye un precedente peligroso en los procesos de los conflictos de descolonización.

Fuentes poco fiables y metodología deficiente

   El artículo de Riboua se basa casi exclusivamente en fuentes no verificables, procedentes de centros de investigación marroquíes o redes de lobby marroquí en Washington (en particular, el Moroccan American Center for Policy). No se citan informes de instituciones independientes como la ONU, Amnistía Internacional o Human Rights Watch para respaldar las acusaciones de terrorismo o narcotráfico.

   Los supuestos vínculos, mencionados en el artículo de Riboua, entre el Frente Polisario y Hezbolá, el PKK o los grupos criminales que operan en el Sahel no están respaldados por ningún documento o gobierno oficial ni poder judicial. Se trata de atajos retóricos carentes de demostración analítica. En ciencias políticas, este enfoque se acerca más a la propaganda que a la investigación.

Sáhara Occidental | Marruecos: Bourita regresó de Washington con las manos vacías

Una estrategia de amalgama ideológica

   El artículo confunde las relaciones diplomáticas de Argelia o el Polisario con Estados como Irán o Rusia para insinuar una alineación con «enemigos» estratégicos de Estados Unidos. Este argumento de «culpabilidad por asociación» carece de peso legal o político. El hecho de que Argelia mantenga relaciones con Moscú o Teherán no justifica etiquetar de terrorista a un movimiento que Argel apoya.

    Este marco analítico refleja una visión neoconservadora del mundo, donde cualquier oposición al eje Estados Unidos-Israel-Marruecos se considera sospechosa. No constituye una lectura realista de la dinámica diplomática del conflicto.

Omisión de las Violaciones de Derechos Humanos en Marruecos

    El supuesto análisis periódico de Riboua menciona presuntas violaciones de DD.HH en los campamentos de refugiados de Tinduf, pero ignora por completo las violaciones bien documentadas en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos: represión de activistas saharauis, uso del software espía Pegasus contra periodistas, tortura y detenciones arbitrarias. Estas violaciones están ampliamente documentadas por ONG como HRW y Amnistía Internacional.

Esta omisión selectiva revela un tratamiento asimétrico del conflicto, indicativo del sesgo del autor.

Un think tank con una función ideológica radical, no académica

   El Instituto Hudson está financiado por intereses privados, a menudo vinculados a la industria armamentística y a Estados aliados de Estados Unidos. No es un instituto de investigación neutral, sino un actor involucrado en la formulación de políticas públicas conservadoras. En este contexto, la publicación de Riboua es más un ejercicio de influencia estratégica que una investigación académica.

   El artículo de Zineb Riboua no es un análisis estratégico fundamentado, sino una obra de propaganda política destinada a deslegitimar al Frente Polisario. Al basarse en fuentes partidistas, amalgamas ideológicas y la negación del derecho internacional, contribuye a una campaña para criminalizar un movimiento de liberación reconocido.

   Este intento fallido forma parte de la estrategia más amplia de Marruecos para aislar al Frente Polisario en el escenario internacional explotando los temores actuales en materia de seguridad. Representa una grave amenaza para la legalidad internacional y los principios fundamentales del derecho de los pueblos a la autodeterminación.

El Washington Post rectifica información sobre el Frente Polisario e Irán

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Por Ana Stella

    Madrid (ECS).- El diario estadounidense ha corregido una nota publicada el 13 de abril que vinculaba falsamente al Frente Polisario con Irán y la supuesta detención de combatientes de origen saharaui en Siria.

    En su edición impresa del 23 de abril, el periódico reconoció no haber incluido la versión del Polisario, que niega cualquier relación con Teherán.

    En un comunicado de la presidencia saharaui, el Frente POLISARIO calificó la acusación de «inverosímil» y «un insulto a la dignidad de un pueblo que lucha por su libertad». Esta rectificación se produce en medio de una campaña hostil de Marruecos para que EE.UU. declare al Polisario como organización terrorista.

Intoxicación: Un análisis crítico sobre la propaganda marroquí contra el Frente POLISARIO en EE.UU

    El artículo original fue escrito por la periodista marroquí Souad Mekhennet y Loveday Morris. «El Frente Polisario, que lucha por la independencia del Sáhara Occidental, niega cualquier tipo de vínculo con Irán y afirma que ‘decir que combatientes del Polisario abandonarían su lucha de décadas contra la ocupación marroquí en favor de conflictos lejanos en los que no tienen ningún interés no solo es inverosímil, sino que es un insulto a la dignidad y la determinación de un pueblo que lucha por su libertad’, escribe el Washington Post en su artículo corregido.

El Washington Post corrige la desinformación de Souad Mekhennet sobre el Frente Polisario

   Este miércoles, el Washington Post publicó una corrección oficial a un artículo del 13 de abril de 2025, en el que Souad Mekhennet acusó erróneamente al Frente Polisario de tener vínculos con Irán y afirmó que combatientes saharauis estaban detenidos en Siria. Estas acusaciones, negadas por el Polisario, han demostrado no sólo ser infundadas, sino profundamente insultantes para un pueblo comprometido en una lucha legítima por la autodeterminación.

   Esta corrección supone una dura crítica a Souad Mekhennet, una colaboradora afiliada a círculos del régimen marroquí y un conocida portavoz de la propaganda marroquí en Washington. Pierde así toda credibilidad como fuente de análisis independiente.

Intoxicación: Un análisis crítico sobre la propaganda marroquí contra el Frente POLISARIO en EE.UU

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Por Salim Djellab

   París (ECS).- En un polémico artículo publicado en el ‘Hudson Institute’ por la periodista marroquí Zineb Riboua, argumenta, sin pruebas, que Estados Unidos debería designar al Frente POLISARIO como una Organización Terrorista Extranjera (OTE). 

   En este artículo intentamos demostrar que dicha propuesta se basa exclusivamente en sesgos ideológicos, fuentes cuestionables e infundadas y un desprecio por el derecho internacional, en particular el derecho a la autodeterminación y la libertad. El análisis que se presenta aquí (…) desmonta por completo los argumentos de Riboua y reubica el conflicto del Sáhara Occidental dentro de su legítimo marco jurídico y geopolítico.

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¿Quién es Zineb Riboua y desde dónde redacta?

   Zineb Riboua es una colabora habitual con plataformas conservadoras estadounidenses. Está afiliada al ‘Instituto Hudson’, un think tank neoconservador con sede en Washington DC, conocido por sus posturas proisraelíes, su defensa de los intereses estratégicos estadounidenses en Oriente Medio y sus vínculos con dictaduras árabes y africanas, incluyendo Marruecos.

   Riboua también colabora con el Centro para la Paz y la Prosperidad en Rabat, un think tank que promueve activamente la diplomacia marroquí en el ámbito internacional. Sus publicaciones adoptan sistemáticamente una postura hostil hacia el pueblo saharaui y se alinean con la retórica oficial marroquí. Por lo tanto, su postura dista mucho de ser neutral y es estrictamente política, lo que socava la credibilidad de su artículo.

El derecho a la autodeterminación: Un fundamento desatendido

   Desde 1979, el Frente Polisario ha sido reconocido por las Naciones Unidas como el legítimo representante del pueblo saharaui. El Sáhara Occidental está clasificado por las Naciones Unidas como territorio no autónomo pendiente de descolonización. En 1975, la Corte Internacional de Justicia (CPI) concluyó que Marruecos carecía de soberanía sobre este territorio, reafirmando así el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación.

   Etiquetar al Frente Polisario como organización terrorista equivaldría a criminalizar un movimiento de liberación nacional respaldado por el derecho internacional. Esto constituye un precedente peligroso en los procesos de los conflictos de descolonización.

Fuentes poco fiables y metodología deficiente

   El artículo de Riboua se basa casi exclusivamente en fuentes no verificables, procedentes de centros de investigación marroquíes o redes de lobby marroquí en Washington (en particular, el Moroccan American Center for Policy). No se citan informes de instituciones independientes como la ONU, Amnistía Internacional o Human Rights Watch para respaldar las acusaciones de terrorismo o narcotráfico.

   Los supuestos vínculos, mencionados en el artículo de Riboua, entre el Frente Polisario y Hezbolá, el PKK o los grupos criminales que operan en el Sahel no están respaldados por ningún documento o gobierno oficial ni poder judicial. Se trata de atajos retóricos carentes de demostración analítica. En ciencias políticas, este enfoque se acerca más a la propaganda que a la investigación.

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Una estrategia de amalgama ideológica

   El artículo confunde las relaciones diplomáticas de Argelia o el Polisario con Estados como Irán o Rusia para insinuar una alineación con «enemigos» estratégicos de Estados Unidos. Este argumento de «culpabilidad por asociación» carece de peso legal o político. El hecho de que Argelia mantenga relaciones con Moscú o Teherán no justifica etiquetar de terrorista a un movimiento que Argel apoya.

    Este marco analítico refleja una visión neoconservadora del mundo, donde cualquier oposición al eje Estados Unidos-Israel-Marruecos se considera sospechosa. No constituye una lectura realista de la dinámica diplomática del conflicto.

Omisión de las Violaciones de Derechos Humanos en Marruecos

    El supuesto análisis periódico de Riboua menciona presuntas violaciones de DD.HH en los campamentos de refugiados de Tinduf, pero ignora por completo las violaciones bien documentadas en los territorios del Sáhara Occidental ocupados por Marruecos: represión de activistas saharauis, uso del software espía Pegasus contra periodistas, tortura y detenciones arbitrarias. Estas violaciones están ampliamente documentadas por ONG como HRW y Amnistía Internacional.

Esta omisión selectiva revela un tratamiento asimétrico del conflicto, indicativo del sesgo del autor.

Un think tank con una función ideológica radical, no académica

   El Instituto Hudson está financiado por intereses privados, a menudo vinculados a la industria armamentística y a Estados aliados de Estados Unidos. No es un instituto de investigación neutral, sino un actor involucrado en la formulación de políticas públicas conservadoras. En este contexto, la publicación de Riboua es más un ejercicio de influencia estratégica que una investigación académica.

   El artículo de Zineb Riboua no es un análisis estratégico fundamentado, sino una obra de propaganda política destinada a deslegitimar al Frente Polisario. Al basarse en fuentes partidistas, amalgamas ideológicas y la negación del derecho internacional, contribuye a una campaña para criminalizar un movimiento de liberación reconocido.

   Este intento fallido forma parte de la estrategia más amplia de Marruecos para aislar al Frente Polisario en el escenario internacional explotando los temores actuales en materia de seguridad. Representa una grave amenaza para la legalidad internacional y los principios fundamentales del derecho de los pueblos a la autodeterminación.