Campaña marroquí en EE.UU para deslegitimar la lucha justa del pueblo saharaui
¿Por qué la designación del Frente Polisario como organización terrorista carece de fundamento jurídico serio?
Por Salim Djellab
París (ECS).- Contexto político. El 25 de junio de 2025, dos congresistas estadounidenses, el republicano Joe Wilson y el demócrata Jimmy Panetta, presentaron un proyecto de ley para designar al Frente Polisario como Organización Terrorista Extranjera (OTE) dependiente del Departamento de Estado de Estados Unidos. Según ellos, el Polisario es una «milicia marxista» presuntamente apoyada por Irán, Hezbolá y Rusia, y desestabiliza a Marruecos, un aliado estratégico de larga data de Estados Unidos.
Su acusación carece de fundamento y tiene motivaciones políticas.
1. El Frente Polisario está reconocido por las Naciones Unidas
Desde 1979, las Naciones Unidas reconocen al Frente Polisario como representante legítimo del pueblo saharaui (Resolución 34/37 de la Asamblea General de las Naciones Unidas). Administra las zonas liberadas del Sáhara Occidental y aboga por la aplicación del derecho a la autodeterminación, consagrado en la Resolución 1514 (XV) de las Naciones Unidas.
2. El Sáhara Occidental es un territorio no autónomo según el derecho internacional.
La Corte Internacional de Justicia (CIJ), en su opinión consultiva del 16 de octubre de 1975, rechazó explícitamente la reivindicación de soberanía histórica de Marruecos sobre el territorio saharaui.
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), en sentencias de 2021 y 2024 (C-778/21 P y C-798/21 P), reafirmó que el Sáhara Occidental es un territorio “distinto y separado” de Marruecos y que cualquier acuerdo que afecte a dicho territorio sin el consentimiento del pueblo saharaui es ilegal.
3. No se cumplen los criterios legales para la designación de OET
Según la legislación estadounidense (Código de los Estados Unidos, Título 8, §1189), deben cumplirse tres condiciones:
● La organización debe ser extranjera;
● Debe participar en actividades terroristas (ataques contra civiles);
● Debe amenazar la seguridad nacional o a ciudadanos estadounidenses.
El Frente Polisario nunca ha atacado a civiles ni a ciudadanos estadounidenses. Sus operaciones se dirigen exclusivamente contra las fuerzas militares marroquíes en el marco de un conflicto armado reconocido por la ONU.
4. Una herramienta diplomática al servicio de los intereses marroquíes e israelíes
Este proyecto de ley forma parte de una agresiva campaña de cabildeo del régimen marroquí en Estados Unidos, especialmente desde que el expresidente Trump reconoció la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental en 2020 a cambio de la normalización de las relaciones entre Marruecos y Israel en virtud de los polémicos Acuerdos de Abraham.
La narrativa del «eje Irán-Hezbolá-Polisario» es completamente inventada: una táctica de propaganda geopolítica destinada a asociar al Frente Polisario con adversarios regionales de EE.UU, a pesar de la falta de información de inteligencia creíble o confirmación oficial por parte de las agencias de seguridad estadounidenses.
5. Implicaciones de gran alcance
Jurídicamente incoherente: El proyecto de ley contradice las posturas históricas de la ONU y los principios del derecho internacional.
Diplomáticamente contraproducente: Socavaría aún más la credibilidad de Estados Unidos como mediador neutral en los conflictos de descolonización, incluso en Palestina.
Esta iniciativa legislativa es jurídicamente insostenible y políticamente imprudente. Se basa en acusaciones falsas, contradice el derecho internacional y contribuye a una estrategia más amplia de criminalización de un movimiento de liberación nacional reconocido por la ONU. Representa un nuevo intento de colonialismo legal, diseñado para deslegitimar el derecho de los pueblos a la autodeterminación.
Además, los promotores de este proyecto de ley representan una pequeña minoría en el Congreso. Su iniciativa marginal no refleja ni la postura oficial del gobierno estadounidense ni la de la comunidad internacional en general.
Cuando el Congreso de EE.UU se equivoca de enemigo: el caso del Frente POLISARIO y la desesperación del ocupante marroquí
Por Ahmed Omar
Madrid (ECS).- En una maniobra que recuerda los errores más vergonzosos de la Guerra Fría, los congresistas Joe Wilson y Jimmy Panetta han propuesto una ley que busca designar al Frente POLISARIO como organización terrorista. El mismo Congreso que en los años ochenta calificó de “terrorista” a Nelson Mandela y al Congreso Nacional Africano, mientras el régimen del apartheid asesinaba, encarcelaba y torturaba, hoy parece repetir la historia: criminalizar a quienes luchan por su libertad y proteger a quienes los reprimen.
El intento de estigmatizar al Frente POLISARIO no surge de una evaluación estratégica seria ni de informes de inteligencia. Surge de un cálculo político, de una alianza que se consolida entre Marruecos, Israel y ciertos sectores del poder estadounidense, dispuestos a sacrificar principios fundamentales a cambio de acuerdos diplomáticos y alineamientos geoestratégicos. Es el precio de la normalización marroquí-israelí dentro del marco de los Acuerdos de Abraham. Marruecos ofrece lo que tiene —reconocimiento, tierra ocupada, posicionamiento estratégico— y espera a cambio favores políticos, como esta propuesta de ley. Lo que no ha podido conseguir en el terreno ni en la ONU, lo intenta imponer a través del Congreso estadounidense.
Esta ley no es una señal de fuerza, sino de debilidad. Después de casi cincuenta años de ocupación, Marruecos no ha logrado derrotar al pueblo saharaui. No ha obtenido el reconocimiento internacional de su soberanía sobre el Sáhara Occidental, ni ha podido presentar al mundo una narrativa convincente. La comunidad internacional, a través de la Corte Internacional de Justicia, la Asamblea General de la ONU, el Consejo de Seguridad y las más recientes sentencias del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, ha dejado claro que Marruecos no tiene soberanía sobre el territorio y que el pueblo saharaui tiene el derecho inalienable a la autodeterminación. A pesar de los millones invertidos en operaciones de lobby, sobornos y propaganda, Marruecos sigue siendo, jurídicamente, una potencia ocupante. Esta ley es una señal de hasta qué punto el ocupante necesita que otros hablen por él, que otros legislen su victoria imaginaria.
La propuesta de Wilson y Panetta busca presentar al Frente POLISARIO como una amenaza. Pero los hechos son otros. El POLISARIO ha sido reconocido por las Naciones Unidas como el representante legítimo del pueblo saharaui. Ha firmado y respetado los acuerdos del alto al fuego, ha cooperado con los mecanismos de la ONU, ha recibido delegaciones internacionales —incluidas estadounidenses— y no existe un solo informe creíble que lo vincule a terrorismo, ataques contra civiles o violaciones del derecho internacional humanitario. Ningún gobierno serio, ninguna organización internacional —ni la ONU, ni la Unión Africana, ni la Unión Europea— lo ha designado como grupo terrorista. Esta ley no tiene base legal ni sustento fáctico. Solo responde a la lógica de la propaganda.
Incluso voces influyentes en la política estadounidense se han pronunciado en contra de esta deriva. El exasesor de seguridad nacional John Bolton, nada sospechoso de simpatías progresistas, escribió el 28 de mayo de 2025 un artículo en The Washington Times en el que afirmaba que el Frente POLISARIO jamás ha mostrado vínculos con extremismo y que Washington debería retomar su compromiso original: apoyar un referéndum real para que los saharauis decidan su futuro. Bolton conoce el expediente y su palabra deja en evidencia la manipulación de quienes impulsan esta propuesta.
Es legítimo preguntarse: ¿qué intenta salvar esta ley? ¿Acaso se trata de una maniobra desesperada para proteger a una monarquía que empieza a mostrar signos de jaque mate? Internamente, Marruecos vive una creciente represión, un control sofocante de la prensa, una juventud sin perspectivas, desigualdades profundas y una clase dirigente cada vez más desconectada de la realidad del país. Externamente, su política de ocupación pierde fuerza jurídica y legitimidad política. La sentencia del pueblo saharaui —a pesar del exilio, la represión y la guerra— es clara: no se rendirá.
El Congreso de los Estados Unidos debería recordar que la historia ya ha juzgado decisiones como esta. En su momento, apoyar al apartheid o declarar terrorista a Mandela eran apuestas políticas cómodas para algunos sectores. Hoy, son motivo de vergüenza histórica. Designar al Frente POLISARIO como terrorista sería repetir ese error, con pleno conocimiento de causa.
Quienes proponen esta ley no están combatiendo el terrorismo. Lo están encubriendo. Porque el verdadero terrorismo es el que Marruecos ejerce en las calles de El Aaiún, en los tribunales militares contra civiles saharauis, en las cárceles clandestinas, en la represión de periodistas, en el saqueo sistemático de los recursos naturales del Sáhara Occidental. Ese terrorismo, más antiguo, más estructural, más documentado, es el que esta ley pretende ocultar.
No se puede construir la paz criminalizando a quienes buscan justicia. No se puede legislar la ocupación. Y no se puede tapar la verdad con una votación amañada. La causa saharaui es legal, legítima y profundamente humana. Ya lo intentaron silenciar antes, y fracasaron. Esta vez también fracasarán.
La deuda moral de «La Vanguardia»
Por Mahayub Sidina
Madrid (ECS).- En la sociedad saharaui, el té es omnipresente, no solo físicamente sino también en la tradición oral y en el instinto colectivo. Así, ante una impertinencia o broma del mal gusto, es muy común oír a la gente decir “fulano o mengano tayar an-na alyum alkas”. Literalmente, significa “estragarle a uno el té del día”. En cambio, la moraleja que encierra es mucho más profunda. Censura comportamientos incívicos, falta de rigor, poca seriedad y actitudes groseras que generan malestar individual y colectivo.
Algo parecido, ocurrió el día 8 de junio de 2025 con los lectores del diario Barcelonés, la Vanguardia. Cuando se encontraban saboreando su primer café del día, entre ojeadas a su diario favorito, fueron sorprendidos por una portada sensacionalista, insolente y de mucho más mal gusto.
El hecho, de que les haya estragado el primer café del día, no era nada, en comparación, con el malestar provocado por la falta de rigor y profesionalidad de sus autores.
Su serenidad quedó muy alterada. No daban crédito a lo que estaban leyendo. Su periódico, de referencia, se convirtió en caja de resonancia de un relato falso y malintencionado.
Las imágenes terribles, de los atentados terroristas de Barcelona y Cambriles de 2017, siguen todavía vivas en la memoria colectiva de todos ellos. Por si los autores, de la panfletada querrán hacer vista gorda, conviene refrescarles la memoria, que dichos atentados fueron planificados y ejecutados por personas originarias de Marruecos, autor intelectual de la narrativa de la cual la Vanguardia hace eco.
La falacia vinculaba la lucha de liberación nacional saharaui con la lacra del terrorismo en el Sahel y, lo que es peor, la utiliza, como argumento mezquino, para estigmatizar a uno de las obras humanitarios y sociales mas nobles y exitosos de los recientes tiempos: el Programa Vacaciones en Paz para Niños Saharauis.
3.000 niños saharauis llegarán a España este verano gracias al programa ‘Vacaciones en Paz 2025’
¿Qué coincidencia?
El Majzén marroquí recurre al mismo método, de estigmatización, para neutralizar a sus adversarios, sobre todo periodistas independientes. Como paso previo, inventa acusaciones infundadas para su encarcelamiento.
La sospecha de malas intenciones, ocultas detrás de la salida de La Vanguardia, se hace más evidente si se tiene en cuenta que los primeros grupos, de niños del programa 2025, empiezan a llegar a todos los rincones de la geografía española, a partir del 30 de junio.
Ante tal manipulación, muchos lectores entraron, al principio, en una confusión mental y empezaron a hacer elucubraciones en forma de preguntas: ¿Nos hemos equivocado de periódico? ¿Estamos leyendo una cabecera de la prensa amarilla? O ¿se trata de un panfleto callejero que hemos recogido, en el rincón, por descuido? No, no era nada de eso, lo que tenían entre las manos era, efectivamente, el veterano diario la Vanguardia, fundado en 1881 en Barcelona por la familia Godo’.
Aunque no es el primer desliz de la Vanguardia, cara a lucha del pueblo saharaui, es el más grave. En su edición del 7 de octubre de 2018, publicó una crónica, insólita, de su corresponsal en Sevilla, bajo el título “Marruecos pide ayuda a Trump contra Irán”. Hasta el momento, sigue el misterio del porqué un corresponsal regional, saltó a la otra orilla del estrecho o, incluso mas lejos, al otro lado del Atlántico.
El contenido principal, de la citada crónica, era la reproducción de una entrevista, del Ministro marroquí de asuntos exteriores Bourita, con una Web americana de extrema derecha, denominada Breitbart.
En sus declaraciones, el ministro marroquí saca de la chistera, sin ninguna prueba hasta el día de hoy, que Irán ayuda al Frente Polisario a través del partido libanes Hizbolah. Era el colmo del ridículo.
El diario la Vanguardia, no es ningún recién llegado. Es casi el Decano de la prensa nacional. Desde esta posición privilegiada, sus lectores, y el público en general, merecen recibir una información de calidad, veraz y contrastada.
«En España existen varias Delegaciones Saharauis. Podría haber contactado con una de ellas para conocer su opinión. Es un deber ética»
Todos sabemos, que el Majzén marroquí no cesa en su empeño de desestabilizar, por todos los medios, a la causa saharaui. Su guerra sucia abarca todas las esferas, incluido el terrorismo encubierto. ¿A quién beneficiaría el secuestro de cooperantes humanitarios, en 2011, en los Campamentos Saharauis?
Según las estadísticas, el aeropuerto de Tindouf es el aeropuerto, de Argelia, que más visitantes extranjeros registra. Si no todos, al menos, el 90% vienen para visitar a los Campamentos de Refugiados Saharauis. Por lo cual, la transparencia es absoluta y el Mundo conoce, de sobra, quién es quién.
Para concluir, no sería de sentido común dejar pasar que La Vanguardia les debería, al menos, unas disculpas a las familias, saharauis españolas, participantes en el Programa Vacaciones en Paz. Es una deuda moral que se debería saldar. La magnanimidad y la sabiduría fomentan la grandeza.
Marruecos, Israel y la guerra: la alianza que desestabiliza Oriente Medio y el Magreb
Por Ana Stella (@anaqtella)
Madrid (ECS).- La actual guerra entre Irán e Israel ha servido para desenmascarar alianzas, exponer hipocresías y confirmar lo que muchos analistas venían denunciando desde hace años: Marruecos, lejos de ser un actor neutral o moderado, se ha convertido en una extensión operativa del sionismo en el norte de África. Y esa colaboración ya no se limita a lo diplomático, sino que involucra inteligencia, entrenamiento y despliegue militar conjunto.
La filtración de un documento confidencial fechado el 20 de junio de 2025, atribuido a la Oficina de Enlace de Marrrocos en Tel Aviv, confirma la muerte de dos oficiales marroquíes y las heridas graves de un tercero tras un bombardeo iraní contra la base militar israelí de Merom. El documento, clasificado como «SECRETO«, ha sido difundido por canales de resistencia y periodistas independientes, y aporta datos concretos sobre la presencia de personal marroquí en instalaciones vinculadas a la Unidad 8200 israelí, conocida por sus operaciones de guerra cibernética, vigilancia de la resistencia y participación directa en ataques a Gaza, Siria y Líbano.
El documento menciona expresamente la muerte del capitán Mehdi Jenour y del mayor Jamal Idriss, así como las heridas graves del teniente Noureddine Tazi, hospitalizado en Haifa. La base Merom está identificada como centro de operación de drones, espionaje de señales, escucha de comunicaciones y ataques contra Hezbollah y otras fuerzas de la resistencia. El documento establece que los oficiales marroquíes participaban en «formación conjunta» con las FDI, sin especificar el tipo de tareas. Fuentes cercanas indican que su rol se insertaba en actividades de inteligencia ofensiva.
Esto echa por tierra años de propaganda lanzada desde Rabat y replicada por sus aliados mediáticos. Marruecos ha sostenido, desde la firma de los Acuerdos de Abraham, una narrativa sistemática de difamación contra Irán, el Frente Polisario y Argelia. Acusó sin pruebas a Teherán de armar a la resistencia saharaui, vinculó a Hezbollah con el Magreb y calificó a Argelia de base del «extremismo chiíta».
El think tank estadounidense The Heritage Foundation, vinculado a la administración Trump, llegó a publicar un documento en 2021 celebrando el papel de Marruecos como socio estratégico de Israel en el Magreb, y defendiendo su papel en la lucha contra el «terrorismo pro-iraní». Hoy ese discurso se ha revelado como un inversión cínica de la realidad: Marruecos y sus aliados del Golfo han sido los principales financiadores de grupos armados en el Sahel, Libia y Siria, mientras acusaban a otros de lo que ellos mismos promovían.
A ello se suman una serie de artículos publicados en medios estadounidenses, como National Interest, The Hill y Real Clear Politics, firmados por asesores y figuras cercanas al entorno de Donald Trump, que han repetido incansablemente la narrativa de que el Frente Polisario representa una «amenaza para la estabilidad regional» o que es un «actor respaldado por Irán». Todos estos textos han servido de justificación ideológica para la decisión de Trump de reconocer la supuesta «marroquinidad del Sáhara Occidental» en 2020, a cambio de la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel.
Estos discursos, circulan como parte del arsenal propagandístico de Rabat en Washington y Bruselas, y han sido adoptados por lobbies vinculados al complejo militar-industrial estadounidense y a los intereses de Tel Aviv en África del Norte.
Marruecos e Israel; un proyecto común de ocupación y expansión contra el orden internacional
La campaña de propaganda no se limita al extranjero. En fechas recientes, medios oficiales marroquíes han lanzado titulares abiertamente hostiles contra España, acusándola de «ocupar Ceuta y Melilla». Esta retórica agresiva se suma a la militarización del Magreb oriental y la presencia creciente de asesores israelíes en el muro del Sáhara Occidental. Lo que Marruecos denuncia en el norte, lo practica con violencia en el sur.
En paralelo, medios como Middle East Eye han revelado cómo Israel se apoya en sus nuevos aliados árabes para articular una red de espionaje y guerra híbrida. Marruecos ha servido como laboratorio para el software Pegasus, como centro logístico para drones y como base diplomática para blanquear la ocupación.
Israel desestabiliza Oriente Medio. Marruecos hace lo propio en el Magreb. Ambos utilizan el pretexto de la «lucha antiterrorista» para aplastar pueblos enteros: Palestina, el Sáhara Occidental, Yemen, Líbano, Siria. Y lo hacen con el silencio clamoroso de sus socios occidentales, que financian, arman y justifican cada crimen.
La verdad, hoy más que nunca, es clara: la alianza entre Rabat y Tel Aviv no busca la paz ni la estabilidad, sino el mantenimiento del orden colonial, la represión de las resistencias autóctonas y la subordinación de las regiones insumisas a los intereses de potencias extranjeras.
El precio de esa alianza ya se paga con sangre marroquí, palestina y saharaui. Y su desenlace, como el de todos los regímenes colaboracionistas, es solo cuestión de tiempo.
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Marruecos e Israel; un proyecto común de ocupación y expansión contra el orden internacional
La cuestión del Sáhara Occidental ya no puede ser abordada únicamente como un tema de descolonización pendiente. Es un frente de resistencia ideológica. La derrota de la causa saharaui equivaldría a la legitimación de este nuevo orden colonial disfrazado de modernidad. Y su defensa, por el contrario, mantiene viva la posibilidad de un Magreb libre de injerencias, fiel a su historia de liberación y soberanía.
Por Victoria G. Corera
Madrid (ECS).- El conflicto del Sáhara Occidental no puede entenderse hoy sin considerar el nuevo mapa de alianzas que está redibujando el equilibrio de fuerzas en el norte de África. Lo que antes parecía una disputa regional entre Rabat y el Frente Polisario bajo la supervisión pasiva de Naciones Unidas, se ha transformado en una pieza central de una estrategia geopolítica de mayor alcance, donde actores externos —en especial Israel— desempeñan un papel clave. La causa saharaui ya no es solo una cuestión de descolonización; es un campo de prueba de un nuevo modelo de ocupación sofisticada, que combina diplomacia, tecnología, economía y guerra híbrida.
Las similitudes con otros escenarios de ocupación no son casuales. Basta con observar lo que ocurre en Gaza y en el Sáhara Occidental para entender que se trata de una misma lógica aplicada en contextos diferentes: la ocupación prolongada, la negación de los derechos nacionales y el intento sistemático de borrar la memoria de un pueblo. En Gaza, Israel destruye barrios enteros y corta el acceso al agua; en el Sáhara Occidental, Marruecos levanta proyectos turísticos y vende recursos saharauis al extranjero. En ambos casos, el objetivo último es impedir el retorno, disolver la identidad nacional y transformar la ocupación en normalidad aceptada.
«Olvidar al Sáhara Occidental sería derribar la primera ficha de dominó de un proceso que podría extenderse más allá de sus fronteras, arrastrando con él la esencia misma del derecho de los pueblos a decidir su futuro»
El paralelismo va más allá de la táctica: también alcanza la estrategia. Marruecos persigue un viejo sueño imperial —el del Gran Marruecos, que incluiría no solo el Sáhara Occidental sino territorios argelinos y mauritanos— que recuerda inevitablemente a las fantasías del «Gran Israel» bíblico. Y esta aspiración ya no es una mera ambición solitaria: Rabat cuenta con el respaldo explícito de Israel, con quien ha sellado una alianza abierta que transforma a Marruecos en el relevo israelí y occidental en el Magreb. La monarquía marroquí ya no es simplemente una potencia regional: se ha integrado en una coalición colonial que redefine los equilibrios de África del Norte.
Periodismo o propaganda: cuando la narrativa mediática entierra al pueblo saharaui
Esta alianza va mucho más allá de acuerdos diplomáticos superficiales. Israel se ha convertido en el principal proveedor de tecnología militar avanzada para Marruecos, incluyendo drones de ataque, sistemas de vigilancia, inteligencia artificial aplicada al control poblacional y ciberespionaje a través del software Pegasus. La firma de cooperación en defensa entre Rabat y Tel Aviv en 2021 marcó un punto de inflexión: por primera vez un país árabe aceptaba públicamente una integración militar tan profunda con Israel, rompiendo todos los tabúes regionales.
Pero no es solo cuestión de armas: Israel también participa en megaproyectos de infraestructuras, agricultura en zonas ocupadas, seguridad cibernética para la represión interna y el control de las poblaciones saharauis. Las empresas israelíes comienzan a invertir en el desarrollo de las zonas costeras saharauis con la vista puesta en la explotación de fosfatos, pesca y energía solar, intentando convertir la ocupación en un negocio rentable para las potencias extranjeras. Así, como en Palestina, el territorio ocupado se transforma en laboratorio de nuevas formas de colonialismo económico y tecnológico.
El Sáhara Occidental es, en este esquema, un paso intermedio, no un fin. Un trampolín para una estrategia de reposicionamiento geopolítico que tiene como objetivo final a Argelia, país que encarna una visión opuesta: la de la soberanía nacional, la resistencia al neocolonialismo y la defensa del derecho de los pueblos a decidir su destino. Lo que se juega en el Sáhara no es solo la suerte del pueblo saharaui, sino la continuidad o el fin del orden poscolonial africano. Como advirtió John Bolton, una renuncia en esta cuestión abriría la puerta al derrumbe de todo el principio de autodeterminación que sustenta el derecho internacional en África.
La comunidad internacional, en su mayor parte, prefiere ignorar estas conexiones. Pero Argelia, que ha sido históricamente un faro de la lucha anticolonial, no puede permitirse este lujo. El conflicto saharaui afecta de manera directa a su seguridad, su frontera y su visión de un Magreb soberano. La absorción del Sáhara Occidental y el sometimiento de Gaza son eslabones de una misma cadena: la de un nuevo colonialismo tecnológico, económico y militar que amenaza con redefinir la región.
Por ello, la cuestión del Sáhara Occidental ya no puede ser abordada únicamente como un tema de descolonización pendiente. Es un frente de resistencia ideológica. La derrota de la causa saharaui equivaldría a la legitimación de este nuevo orden colonial disfrazado de modernidad. Y su defensa, por el contrario, mantiene viva la posibilidad de un Magreb libre de injerencias, fiel a su historia de liberación y soberanía.
De Gaza al Sáhara Occidental se dibuja un mismo proyecto de ocupación y expansión que desafía abiertamente el derecho internacional y los principios universales de autodeterminación. Olvidar una de estas luchas es debilitar la otra; defenderlas juntas es la única manera de frenar este nuevo colonialismo disfrazado de modernidad.
NOTA: Este artículo se publicó originalmente en la plataforma «No Te Olvides del Sáhara Occidental (de la sociedad civil española). Se ha convertido en magazine visible de noticias del Sáhara Occidental.
El 15% de la financiación de los grupos terroristas en el Sahel proviene de la droga procedente de Marruecos
La droga procedente de Marruecos golpea duro la región; una fuente de financiación para grupos yihadistas. Según la Agencia de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA), el 60% de los grupos terroristas están vinculados al narcotráfico.
Por Lehbib Abdelhay
Madrid (ECS).- Mauritania se ha caracterizado por ser un país estable en una región frágil. Sin embargo, desde el 20 de octubre de 2011, momento en el que presidente libio, Muamar El Gadafi, cayó derrocado por un golpe militar protagonizado por la OTAN, la estabilidad del país y en toda la región del Sahel empezó a venirse abajo. Esta situación permitió que los Tuaregs, pueblo de tradición nómada que habita en el despierto, y las tribus árabes de la región de Tombuctú-Taoudeni reclamasen parte de Mali como suyo; la región del Azawad. En este escenario han aparecido tres grupos terroristas en el país que persiguen la imposición de la Ley islámica.
«Durante todos estos años, la región estuvo principalmente devastada y afectada por el terrorismo, el tráfico y el contrabando de cannabis, principalmente cultivado en Marruecos»
Según el informe de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) recogidos en el World Drug Report, afirma que los traficantes de estupefacientes pagan grandes sumas de dinero a los grupos terroristas vinculados a Al Qaeda (AQMI/JNIM) y al Estado Islámico (IS-E-ISWAP) para proteger los envíos que cruzan el Sahel y luego a África subsahariana y Egipto. La importantísima producción de droga en Marruecos unida a las evidencias crecientes de la relación entre el mundo de los traficantes de drogas y el terrorismo, hacen necesario detenerse en el estudio de interés en gran medida prospectivo, de una relación fructífera entre delincuentes y de una progresiva convergencia entre ambos. El 15% de la financiación de estos grupos terroristas proviene de la resina de cannabis procedente de Marruecos.
Sin embargo, desde el comienzo del siglo XXI, la parte noroeste de África se ha convertido en una encrucijada para todo tipo de tráfico de drogas, crimen organizado, terrorismo e insurgencia. Además, la preponderancia y el vínculo entre el crimen organizado y el terrorismo en la actualidad tiene repercusiones negativas y preocupantes para la salud de las poblaciones locales, así como para la estabilidad, la seguridad y el desarrollo de los países de la región.
El Sahel y África occidental, sin duda, se han convertido en un centro para el tráfico internacional de drogas duras como las pastillas alucinógenas y la cocaína desde América Latina y Marruecos. De hecho, la ruta más corta de suministro no es necesariamente la más segura, los capos del narcotráfico del continente sudamericano usan la autopista 10 (con referencia al décimo paralelo) para ingresar a África desde Oeste. Este tráfico se ve agravado por la presencia de heroína y cocaína y también en tránsito por esta área, así como por la costa este del continente africano. La droga que luego se venderá en Europa se enruta a través de Chad, Malí, Níger y Marruecos, cuyas fronteras porosas facilitan los viajes.
Este tráfico de drogas se ve agravado por los vínculos entre narcotraficantes y grupos terroristas presentes en el Sahel
Este tráfico de drogas se ve agravado por los vínculos entre narcotraficantes y grupos terroristas presentes en el Sahel, como Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), Ansar Dine (Defensores de la Fe), Boko Haram (ISWAP) y el Movimiento del Estado Islámico (IS-E). Las armas, las drogas y el lavado de dinero se han convertido en un algo común entre todos estos grupos.
Además del tráfico de drogas y armas, el gran tráfico de pastillas en todo el Sahel también es muy rentable para los traficantes de la región. Las pastillas alucinógenas de los almacenes falsificados, principalmente de Mauritania, se distribuyen en la región, el Magreb, Oriente Medio y Europa. Este tráfico es una fuente importante de financiación para los grupos terroristas, que incluso si no están siempre y necesariamente directamente involucrados en este tipo de contrabando, sin embargo, se enriquecen mediante la imposición de un impuesto contra un «guardia cercano» a los contrabandistas.
En esta mezcla de géneros, los grupos terroristas como JNIM comprendieron muy rápidamente la ventaja financiera que podían obtener de él al acercarse a grupos armados y otros traficantes de todas las tendencias, independientemente de sus puntos en común. De hecho, si bien las acciones violentas de JNIM se presentan bajo ideales religiosos, el grupo está mucho más interesado en la codicia a través de sus demandas y otras actividades paralelas como el crimen organizado y el contrabando. Como tal, según la Agencia de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA), el 60% de los grupos terroristas extranjeros están vinculados al narcotráfico.
Además, los golpes de Estado y la inestabilidad geopolítica reinante que se produce, así como la permeabilidad de las fronteras que facilitan el paso de armas de un país a otro han dado una oportunidad a terroristas y narcotraficantes. fortalecer aún más su posición en la región, empeorando así la situación en el Sahel. Es en este contexto dramático que la proliferación de armas, drogas, contrabando de pasillas alucinógenas procedente de Mauritania y otros productos ilícitos se arraiga en el Sahel. Pero esta devolución sobre la región también se debe principalmente a la debilidad de los Estados que conforman esta área geográfica, la flagrante falta de vigilancia, la porosidad de las fronteras y la corrupción que afecta a las instituciones de estos mismos estados, como el ejército, aduanas o policía.
Miseria social y mercenarios
Pero más allá del hecho de que todos estos tráficos están vinculados de una forma u otra, es sin ninguna duda y especialmente las razones y las raíces detrás de este flagelo que es urgente cuestionar para remediarlo. La pobreza, la miseria, la sequía, el hambre, la falta de seguridad alimentaria, la injusticia social y la falta de perspectivas para el futuro son factores que favorecen e incitan a las poblaciones locales a caer en esta trampa monetaria. Fácil y una vida hipotéticamente mejor. Los traficantes que, por lo tanto, aprovechan la ociosidad y la vulnerabilidad socioeconómica de las poblaciones locales para convencerlos de que pueden mejorar su vida diaria gracias al tráfico ilegal de droga. Peor aún, estos diferentes grupos terroristas y organizaciones criminales solo contribuyen al sufrimiento humano de las poblaciones locales del Sahel y el norte de África, al tiempo que ponen en peligro los estados ya frágiles del Sahel, como Malí o Níger.
Para combatir este flagelo, la cooperación entre los Estados, pero también entre las diversas organizaciones y otras instituciones marroquíes, es una condición sine qua non para obtener resultados convincentes. Además, la solución a este problema también radica en la falta de educación en la que vive la mayoría de los africanos. Además, es mediante la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones locales, la realización de programas de prevención y educación y la prestación de asistencia humana y el fortalecimiento de la buena gobernanza que el tráfico de todo tipo en África occidental y en Sahel podría ser, si no erradicado, como mínimo, reducido.
Sahel, un centro para delincuentes
Hoy, este Océano Saheliano que sorprendió al explorador y científico francés Théodore Monod, como un niño, está en gran peligro, convirtiéndose en los últimos años en un centro privilegiado para muchas redes criminales. La globalización y la facilitación de la comunicación gracias a Internet Satelital (de Elon Musk) solo han exacerbado la situación en el Sahel, donde los terroristas y los narcotraficantes de todo tipo han encontrado en esta región un terreno fértil e ideal para sus actividades ilegales.
La creciente cooperación iniciada hace varios años se está acelerando entre los grupos terroristas presentes en África occidental y los carteles de Marruecos y otros capos de la droga africanos y europeos. Esta cooperación indudablemente tiene un efecto debilitante en la región, que ya es vulnerable, inestable, subdesarrollada y devastada por numerosos conflictos y problemas socioeconómicos. El aumento de la actividad criminal en la región subraya la necesidad urgente de tomar medidas para fortalecer la soberanía de los estados interesados. Porque es indiscutible que este tráfico en África occidental se está extendiendo como un reguero de pólvora por todo el continente africano.
El estancamiento geopolítico en el que Malí se encuentra actualmente es, sin duda, muy preocupante. Pero esta crisis que está sacudiendo al país también conlleva riesgos y, sobre todo, empeora la situación de seguridad en toda la región y brinda a los traficantes y terroristas más margen de maniobra.
La droga procedente de Marruecos golpea duro la región
¿Puede un país como Marruecos, el mayor productor y exportador de drogas en el mundo y la región, según informes de las Naciones Unidas y su oficina antidrogas, afirma estar luchando contra el contrabando de esta sustancia tóxica? ¿Puede un país que amenaza la paz y la seguridad en la región al apoyar a organizaciones terroristas en la región, especialmente en el Sahel y África Occidental, ser un modelo para la paz? Por supuesto que no, a lo largo de los años Marruecos ha estado practicando la política de falsificación y las maniobras sucias que ya preocupan a los expertos y centros de estudio e incluso a los pueblos de la región, pero a pesar de todo esto, este régimen todavía está reinventando su nueva política antigua, pensando que puede lograr lo que no pudieron lograr hace años.
Marruecos produce cerca de 40 mil toneladas de cannabis al año en una superficie de cultivo de 52.000 hectáreas, cifras que mantienen al país como principal productor y abastecedor de esta planta alucinógena, según el Informe de la UNDOC.
Presidente de la República Saharaui llega a Maputo para una visita oficial a Mozambique
Presidente saharaui llega a Maputo para participar en las celebraciones del 50.º aniversario de la independencia de Mozambique
Maputo (Mozambique), (SPS) – El presidente de la República y secretario general del Frente, Sr. Brahim Ghali, llegó a la capital mozambiqueña este martes para asistir a las celebraciones del 50.º aniversario de la independencia de Mozambique, por invitación oficial de su homólogo, Sr. Daniel Chapo.
Ghali fue recibido en el Aeropuerto Internacional de Maputo por el ministro de Asuntos Exteriores y el ministro de Salud del gobierno mozambiqueño. En el Aeropuerto, se ofrecieron folclóricos al presidente de la República, que destacaron la cultura y el patrimonio del pueblo mozambiqueño.
El presidente saharaui participa en las celebraciones del 50.º aniversario de la independencia de Mozambique, que se celebrarán mañana miércoles. Mozambique celebra su Día de la Independencia el 25 de junio de cada año. El país está ubicado en el sureste de África y limita con el Océano Índico al este, Tanzania al norte, Malaui y Zambia al noroeste, Zimbabue al oeste, y Suazilandia y Sudáfrica al suroeste.
El presidente Brahim Ghali está acompañado por una delegación que incluye al ministro de Asuntos Exteriores y Asuntos Africanos, Mohamed Yeslam Beissat; la secretaria de Investigación, Estudios e Información de la Secretaría de Organización Política, Maaluma Larabas, el directora del Protocolo Presidencial, Salha Al-Abd; y el encargado de negocios de la Embajada Saharaui en Mozambique, Sidi Mohamed Aghai.
¿Qué se esconde tras el ataque de Estados Unidos a Irán?
Trump ha anunciado que aviones estadounidenses habían bombardeado la pasada noche las tres grandes bases nucleares iraníes: Fordow, Natanz e Isfaháh.
Por Germán Gorraiz López
Irán en la diana de Israel
Madrid (ECS).- El ex-Consejero de Seguridad Nacional del presidente Carter, Zbigniew Brzezinski en un discurso ante al Consejo Nacional irano-estadounidense (NIAC), afirmó que “creo que los EE.UU. tiene derecho a decidir su propia política de seguridad nacional y no seguir cual mula estúpida lo que hagan los israelíes”. Además, Brzezinski, estaría enfrentado con los lobbies neocon republicano y judío de EEUU y con su habitual mordacidad habría desacreditado la miopía geoestratégica de ambos grupos de presión al afirmar que “están tan obsesionados con Israel, el Golfo Pérsico, Irak e Irán que han perdido de vista el cuadro global: la verdadera potencia en el mundo es Rusia y China, los únicos países con una verdadera capacidad de resistir a Estados Unidos y Reino Unido y sobre los cuales tendrían que fijar su atención”.
Nos encontraríamos pues en un momento crucial para definir el futuro mediato de Oriente Próximo y Medio (Oriente PROME), pues tras la llegada de Donald Trump de la Casa Blanca habría aumentando la presión del lobby pro-israelí de EEUU ( AIPAC) para proceder a la desestabilización de Irán por métodos expeditivos. Así, el ataque de EEUU a Irán y la posterior guerra regional en Oriente Medio será utilizado por EEUU, Reino Unido e Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por dichos países y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Reino Unido, Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales.
Dicha guerra será un nuevo episodio local que se enmarcaría en el retorno al endemismo recurrente de la Guerra Fría EEUU-Rusia e involucrará a ambas superpotencias teniendo como colabores necesarios a las potencias regionales (Israel, Egipto, Arabia Saudí e Irán), abarcando el espacio geográfico que se extiende desde el arco mediterráneo (Libia , Siria y Líbano) hasta Yemen y Somalia y teniendo a Irak como epicentro (rememorando la Guerra de Vietnam con Lindon B. Johnson (1963-1.969).
¿Es Irán la excusa para secar las fuentes energéticas de China?
En una entrevista a Brzezinski realizada por Gerald Posner en The Daily Beast (18 de septiembre de 2.009) afirmó que “una colisión estadounidense-iraní tendría efectos desastrosos para Estados Unidos y China, mientras Rusia emergería como el gran triunfador, pues el previsible cierre del Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico donde atraviesa el transporte de petróleo destinado al noreste asiático (China, Japón y Sur-Corea), Europa y Estados Unidos, elevaría el precio del oro negro a niveles estratosféricos y tendría severas repercusiones en la economía global, pasando a ser la UE totalmente crudo dependiente de Rusia”.
Imagine dropping the worlds biggest non nuclear bombs on Iran 3X & then having audacity to say, “Now is the time for Peace” Trump lied, he is President for War not Peace. World War 3 has begun. Take down all the names of the Neocons who advocated for the bomb pic.twitter.com/zZ2l1WuOnX
— BOBBY (@B_O_B_B_Y) June 22, 2025