Nioro, en el Sahel, vive sus momentos más oscuros. El pasado miércoles 3 de septiembre de 2025 marca un punto de inflexión irreversible en la espiral de amenazas yihadistas en la parte occidental de Mali. Ese día, Jama’at Nusrat al-Islam wal-Muslimin (JNIM), de Al Qaeda reafirmó su determinación de atacar el corazón de la ciudad y matar al hombre que, hasta entonces, había sido una figura respetada y temida. Chérif Mouhamedou Ould Hamahullah, conocido como Bouyé de Nioro, ya no es solo blanco de acusaciones o rumores; ahora es señalado, condenado y colocado en la cúspide de la lista de enemigos a eliminar.
Sáhara Occidental | El papel del Frente POLISARIO en la lucha contra el terrorismo internacional
La brutal confiscación de tres vehículos de Bouyé de Nioro, entre Sebabougou y Dioumara, fue el primer golpe de efecto. A bordo se encontraban miembros de su familia y su séquito. Los atacantes montaron un control armado, llevaron a cabo un control a sangre fría, liberaron a las mujeres y se llevaron a los hombres con destino desconocido, mientras se apoderaban de los vehículos. La humillación fue brutal y deliberadamente pública, con la intención de demostrar que incluso el círculo íntimo del Sharif es vulnerable. El audio difundido por los yihadistas, en el que uno de ellos lamenta que Bouyé no estuviera presente para ser capturado de inmediato, resuena como una sentencia de muerte.
Ese mismo día, la amenaza adquirió una dimensión económica y logística aún más preocupante. Se instaló un puesto de control entre Soribougou y Néguéla, donde todos los camiones cisterna de combustible que llegaban del puerto de Dakar fueron interceptados y vaciados de su contenido. Los conductores, amenazados, se vieron obligados a regresar, y sus testimonios, transmitidos en bambara, circulan entre todos los grupos de transporte. Al atacar el suministro de combustible, los yihadistas están atacando el sustento mismo de la región, porque sin combustible no hay transporte, ni suministros, ni electricidad para los generadores, ni bombeo de agua, ni vida. Esta es la clara señal de un bloqueo implacable que pretende asfixiar a Nioro y doblegar la ciudad.
La misión secreta para liberar a Bazoum, con Mohamed VI como mediador a petición de Ghazouani