Madrid (ECS).- La rivalidad por el oleoducto entre Marruecos y Argelia surge de una serie de tensiones geopolíticas y rivalidades económicas. Las iniciativas de oleoductos, en particular el gasoducto (mencionar ambos nombres), generan fricciones porque son vistas como palancas para fortalecer la posición económica y geoestratégica de las dos naciones. Esta intensa competencia por acceder a los mercados energéticos europeos está generando un enfrentamiento informativo entre estos dos países.
Uno lo lleva Marruecos y el otro Argelia. Los dos proyectos partirán de Nigeria, participando en cada uno de ellos, para llegar a Europa: el gasoducto Nigeria-Marruecos (NMGP) por la costa occidental de África, y el gasoducto Nigeria-Níger-Argelia (Nigal), también conocido como «Trans -Sahariano» (TSGP) en todo el Sahel. Estos dos proyectos en competencia tienen una importancia económica estratégica en un contexto de reorganización del mercado energético – en particular el del gas – y de competencia de combustibles entre Rabat y Argel, creando así una guerra de información entre las dos naciones.
Estas iniciativas complejas, grandes y costosas se han considerado durante mucho tiempo inviables, pero ahora podrían aprovechar la crisis energética derivada de la invasión rusa de Ucrania. El proyecto del oleoducto de Marruecos está diseñado para estar bajo el agua, mientras que el de Argelia está previsto que esté en la superficie.
Marruecos, Argelia y Nigeria se han posicionado rápidamente como las mejores alternativas para abastecer de gas a Europa, mientras que este último acaba de separarse de su principal proveedor, Rusia.
La cuestión multidimensional de los oleoductos
En 2021, Argelia lanzó una ofensiva mediática contra Marruecos, acusándolo de utilizar el tráfico de drogas para desestabilizar. Este enfrentamiento también ha afectado a los intercambios económicos, en particular en el sector energético, donde alrededor del 80% de las exportaciones de gas de Marruecos proceden de Argelia. Esta situación tiene importantes implicaciones estratégicas en términos de suministro energético y seguridad regional. A pesar de esta rivalidad, Argelia supo forjar nuevas alianzas y adoptar una estrategia para evitar la escalada del conflicto, poniendo de relieve el impasse geopolítico y diplomático entre los dos países.
En el complejo panorama geopolítico del norte de África, la lucha por la supremacía energética entre Marruecos y Argelia se desarrolla en el terreno de la guerra de información. En el centro de esta batalla se encuentran dos ambiciosos proyectos de gasoductos, cada uno de los cuales representa las esperanzas y aspiraciones económicas de su país.
La búsqueda del dominio del mercado energético regional
Con importantes reservas de gas natural, ambos países buscan consolidar sus posiciones mediante el desarrollo de infraestructura de transporte de gas a Europa y otros mercados globales. Esta rivalidad dio lugar a dos grandes proyectos de gasoductos: el gasoducto argelino y el gasoducto marroquí.
Además del dominio económico regional, ambos países buscan fortalecer su influencia geopolítica y consolidar sus alianzas estratégicas. Además, el desarrollo de gasoductos es fundamental para satisfacer la creciente demanda energética y diversificar las fuentes de suministro. Incluyen la rivalidad por el acceso a los mercados energéticos europeos y africanos, así como el deseo de fortalecer la posición económica y geoestratégica de cada país.
Marruecos busca por todos los medios poner en marcha el proyecto de gasoducto Marruecos-Nigeria-CEDEAO para conectar África Occidental con el mercado europeo, mientras que Argelia desarrolla en la práctica proyectos como el gasoducto Medgaz y el Gasoducto Transahariano para transportar su gas a Europa. Estas iniciativas tienen como objetivo reducir la dependencia europea del gas ruso y fortalecer la influencia de los dos países en la región. Los intereses económicos, políticos y geoestratégicos están en el centro de esta rivalidad, lo que la convierte en un tema importante para ambos países.
Los principales actores son los gobiernos de Marruecos y Argelia, las diferentes estructuras gubernamentales, la CEDEAO, Nigeria (citó la empresa) y por otro lado los socios comerciales europeos, así como las empresas nacionales involucradas en proyectos de gasoductos, sin olvidar el bloque AES (Alianza del Sahel). Los otros actores son los países atravesados por los gasoductos, los inversores internacionales y las organizaciones medioambientales.
Los argumentos esgrimidos por Argelia ponen de relieve la rapidez de finalización de su proyecto de gasoducto, así como su coste relativamente bajo en comparación con el que Marruecos pretende lanzar. Además, Argelia destaca el número limitado de países atravesados por su gasoducto, lo que reduce los riesgos ligados a la complejidad logística y política. En el plano medioambiental, Argelia propone medidas de protección medioambiental integradas en su proyecto.
Por otro lado, Marruecos prefiere insistir en la diversificación de las fuentes de suministro energético que ofrece su ficticio proyecto de gasoducto. También destaca las oportunidades económicas y geopolíticas que ofrece un gasoducto que atraviesa varios países, fortaleciendo así los vínculos económicos y políticos en la región. En el ámbito medioambiental, Marruecos está proponiendo tecnologías de vanguardia para minimizar el impacto ecológico de su proyecto.
Argumentos geopolíticos y geoeconómicos
Desde una perspectiva geopolítica, ambos países buscan ampliar su influencia en la región y fortalecer su posición en el escenario internacional. Controlar los flujos de energía es un elemento clave de esta estrategia, que permite a los países desempeñar un papel central en la estabilidad regional y las relaciones internacionales.
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