Agencias
Madrid (ECS).- La Fuerza Aérea de Arabia Saudí llevó a cabo de madrugada lo que describió como un «ataque militar limitado» contra la carga de dos buques emiratíes que se dirigían desde el puerto de Fuyaira, en Emiratos, al de Al Mukalla, en el sur de Yemen.
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Tras el bombardeo, el Ejército saudí publicó vídeos en los que se documenta la llegada y descarga de los cargamentos de armas emiratíes, entre ellos blindados y municiones, y difundió posteriormente imágenes del ataque y de la destrucción total de este arsenal militar.
El canal Al Arabiya, medio de comunicación estatal saudí, inició a continuación una ofensiva informativa contra Emiratos Árabes Unidos, con transmisiones en directo desde el amanecer en las que se reiteró un único mensaje: que Emiratos Árabes Unidos amenaza la seguridad nacional saudí al apoyar al Consejo de Transición separatista en el sur de Yemen y que Riad no se quedará de brazos cruzados ni permitirá que una potencia regional sustituya a Irán en Yemen.
Hace apenas semanas resultaba impensable que los socios y aliados del Golfo Pérsico, Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí, se enfrentaran entre sí. Sin embargo, la familia Al Zayed emprendió una operación de mayor alcance que su peso regional al facilitar que los separatistas del sur de Yemen tomaran el control de las provincias de Hadramaut y Al Mahra, un paso significativo hacia la división del país entre norte y sur.
Emiratos consideró que estaba protegido en la región por un paraguas israelí-estadounidense que le permitiría consolidarse como una fuerza dominante en el Golfo Pérsico. No obstante, Arabia Saudí respondió con contundencia y se convirtió en la primera potencia regional en atacar buques emiratíes. Según esta interpretación, Abu Dabi no obtendría una protección efectiva de Estados Unidos, dado que Arabia Saudí es un socio prioritario para Washington frente a los dirigentes emiratíes.
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