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20 diciembre 2025

La actividad yihadista en el Magreb y la región del Sahel, noviembre de 2025

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Por Lehbib Abdelhay, investigador en asuntos de seguridad de la región del Sahel; Centro de Estudios Estratégicos, Defensa y Seguridad (CEDyS).


La región del Sahel mantiene un registro en constante aumento de actos de violencia terrorista durante el mes de noviembre, ya que los datos del [Observatorio CEDyS] muestran al menos 112 ataques de corte yihadista en los países de la Confederación del Sahel (AES), que resultaron en la muerte de 399 personas. Estos ataques se concentraron a lo largo de las fronteras entre Malí, Burkina Faso y Níger, en el centro de Malí y en las fronteras de Malí con Guinea y Senegal. Los análisis de seguridad confirman un cambio cualitativo en los métodos de estas organizaciones, mediante el uso de drones, artefactos explosivos improvisados y una mayor capacidad para llevar a cabo operaciones coordinadas en zonas transfronterizas, lo que refleja un alto nivel de capacidades operativas. Los civiles fueron objetivo en el 43% de estos ataques.

Principales acontecimientos del mes:

  • Acuerdo secreto entre el consejo militar gobernante en Malí y el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM), donde se detectó una reunión secreta entre un representante del gobierno maliense y Mamadou Koufa. El acuerdo no anunciado se reflejó de manera significativa en la reducción a 4 de los ataques contra los convoyes del combustible.
  • Liberación de cientos de terroristas de la etnia fulani de las prisiones malienses tras ese acuerdo secreto entre los hombres de Assimi Goïta y los yihadistas del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM).
  • Expansión de los ataques y de la influencia de JNIM hacia los países de la cuenca del lago Chad: Nigeria y Benín, por primera vez.
  • El Estado Islámico amplía su influencia en el extremo norte de Malí, Níger y Burkina Faso.
Centro de Estudios Estratégicos, Defensa y Seguridad (CEDyS) – www.cedys.es

Situación en Malí

En Malí, la región de Sikasso y las zonas de Bougouni y Kolondiéba acapararon una amplia atención durante el mes de noviembre. La región de Sikasso ocupa ahora una posición estratégica en Malí, ya que por ella pasa la carretera nacional número 7 (RN7), la arteria principal que conecta el país con Costa de Marfil, y constituye un corredor esencial para el transporte de combustible y mercancías. Esta ruta, una de las últimas relativamente seguras, es de vital importancia para el abastecimiento del país. Sin embargo, esta importancia logística también la convierte en un objetivo prioritario para los terroristas del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM), que buscan desestabilizar la economía del país.

Además de su papel como centro comercial, Sikasso se considera el verdadero corazón económico de Malí: su agricultura floreciente, su comercio activo y, sobre todo, sus ricos recursos minerales y naturales la convierten en una región clave para la estabilidad y el crecimiento nacional.

El 2 de noviembre, las Fuerzas Armadas de Mali (FAMa) lograron neutralizar a más de doce terroristas implicados en ataques contra convoyes que afectaron negativamente a la capital. El ataque tuvo lugar en Sirakoro (Kolondiéba, Sikasso), al sur de la carretera nacional número 7. El 4 de noviembre, se ejecutó otra operación antiterrorista entre Hérémakono (en la frontera con Burkina Faso) y Sikasso.

El día anterior, el 3 de noviembre, el presidente de la transición, el general Assimi Goïta, inauguró la mina de litio de Nguanalá, a 10 kilómetros al suroeste de Bougouni. Esta mina es la segunda del país, después de la mina de Goulamina, y confirma la determinación del país de convertirse en uno de los principales exportadores de litio de África.

Cabe señalar que la mina de Goulamina, que entró en servicio a finales de 2024, es propiedad del Estado maliense en un 30 %, de la empresa minera china Ganfeng en un 65 %, y de fondos privados de inversión en un 5 %.

Mientras la mina de Nguanalá es propiedad del Estado maliense en un 35 %, mientras que las acciones restantes se reparten en un 51 % y un 49 % entre la empresa minera china Hainan Mining y la empresa minera británica Kodál Minerals.

A pesar de la situación de seguridad actual, estas minas siguen operando y se benefician de suministros de combustible preferenciales.

Aunque los acontecimientos recientes indican cierta mejora, la región sigue sufriendo tensiones de seguridad. Esto se evidencia en la prórroga del toque de queda vigente en Sikasso, donde las autoridades decidieron renovar por dos meses adicionales, hasta el 31 de diciembre de 2025, todas las noches desde la medianoche hasta las cinco de la mañana. Esta medida demuestra la persistencia de las amenazas y la cautela de las fuerzas de seguridad frente a una situación que sigue siendo frágil.

Desde principios de noviembre, se registró la entrada de varios cargamentos de combustible en Malí, especialmente con destino a la capital, Bamako. Algunos de estos cargamentos entraron sin incidentes, mientras que otros fueron objeto de ataques.

El 5 de noviembre, un convoy de 300 camiones llegó de Sikasso a Bamako, a pesar de que el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes incendió algunos de sus camiones durante el trayecto. Mientras la mayoría de estos suministros se dirigieron a Bamako para reabastecer la capital, el resto del país quedó a la espera, sin ninguna solución real.

Muchos conductores procedentes de Costa de Marfil o de países vecinos expresan su temor a no regresar con vida, sin saber qué les espera en un largo viaje de cientos de kilómetros y durar varios días. A pesar de la presencia de escoltas de las Fuerzas Armadas malienses y, recientemente, del Africa Corps (anteriormente conocido como Grupo Wagner 2 y 3), la situación de seguridad sigue siendo frágil.

Circulan en redes sociales videos que muestran a terroristas del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes inspeccionando un autobús para comprobar la correcta separación entre hombres y mujeres y el uso del velo Islámico por parte de las mujeres.

La situación en Malí se deteriora semana tras semana debido al bloqueo yihadista. La electricidad no está disponible de forma regular en algunas ciudades y se interrumpe casi por completo en algunas regiones.

El 7 de noviembre de 2025, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) lanzó un ataque a gran escala contra una base de las Fuerzas Armadas malienses en Soumbi, en la región de Tombuctú. Según fuentes locales y militares, murieron más de 40 soldados, entre ellos el comandante de la base y su adjunto. También hubo un gran número de heridos, estimado en alrededor de 100. Durante este ataque, los terroristas robaron varios vehículos y armas pertenecientes al ejército maliense y difundieron documentos personales de sus víctimas en redes sociales. El objetivo del ataque era tomar el control de la base militar.

El coronel Sidou, un alto oficial de las Fuerzas Armadas malienses, visitó el lugar tras el ataque y declaró que este fue ejecutado conjuntamente por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) y el Frente de Liberación del Azawad (FLA). El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes reivindicó la operación, mientras que el Frente de Liberación del Azawad no ha emitido ningún comunicado oficial hasta el momento.

Durante el contraataque, las Fuerzas Armadas malienses informaron de la neutralización de 11 terroristas y de la incautación de vehículos, armas y motocicletas.

El 9 de noviembre, seis hombres de Dozo del pueblo de Blasso (Bilasso), a 3 kilómetros al noreste de Loulouni, fueron brutalmente asesinados por terroristas de la katiba Macina (Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes). También se robaron los rebaños. Los cazadores Dozo llevan semanas intentando impedir la entrada de los terroristas en las aldeas. Los refuerzos esperados aún no han llegado. Los dozos están pagando el precio de la seguridad de la ciudad y de las aldeas vecinas.

El 11 de noviembre, jóvenes de Loulouni se manifestaron para exigir un refuerzo de la seguridad en la región y pidieron la creación de un destacamento militar. Cabe señalar que Loulouni se encuentra a lo largo de la carretera nacional número 7 (RN7), una arteria vital para el transporte de combustible y alimentos desde y hacia Costa de Marfil.

El 12 de noviembre, los habitantes de Loulouni huyeron de la ciudad hacia Sikasso en estado de pánico. Más de la mitad de la población ya había abandonado la ciudad tras la toma de Loulouni por el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes.

Por otro lado, Africa Corps intensificó las operaciones de protección alrededor del sitio minero de Intahaka, en la región de Gao. Esta medida se produce tras misiones llevadas a cabo por el Grupo Wagner en años anteriores, que era responsable de asegurar esta zona de alto valor económico. El 15 de noviembre, fuerzas del Africa Corps y las Fuerzas Armadas malienses y milicias de autodefensa (GATIA) llevaron a cabo una operación para recuperar posiciones estratégicas alrededor de la mina. El objetivo era impedir que los grupos armados afiliados al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes y al Estado Islámico en el Sahel impusieran impuestos a los mineros que trabajan en la zona.

En este contexto tenso, el general Mamadou Moussaoulé Samaké, el 16 de octubre, emitió una advertencia estricta a todos los trabajadores de la mina. Reafirmó que la explotación de la mina de oro de Intahaka está sujeta a un control estricto y que la empresa “SOREM Mali” es la única que posee una licencia oficial para realizar actividades mineras en la zona. Esta advertencia confirma la voluntad de las autoridades malienses y de sus socios de recuperar el control económico y de seguridad sobre este sitio minero estratégico, que es objeto de ataques regulares por parte de grupos armados.

El 18 de noviembre, el portavoz del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, Abu Hudhaifa al-Bambarí (también conocido como Bena Diarra), pronunció un nuevo discurso en lengua bambara en un vídeo difundido en redes sociales. En este discurso, advirtió sobre la posibilidad de un endurecimiento del asedio impuesto a Malí desde septiembre, alegando que muchas de las condiciones previamente mencionadas no se han cumplido.

Instó a la empresa nacional de transporte, principal proveedor de combustible del país, a detener todas las operaciones de transporte hacia la capital. Asimismo, llamó a los habitantes de Bamako a “arrepentirse” y a cesar las actividades consideradas impurezas —bares y clubes nocturnos y, en general, cualquier actividad que considere contraria a la sharía islámica que el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes busca imponer en todo el país.

Lo llamativo de este nuevo discurso es que el grupo, hasta ahora, afirmaba estar en “guerra” únicamente con el ejército maliense y sus aliados. Sin embargo, en este vídeo declara que, a partir de ahora, todos los conductores de camiones cisterna serán considerados objetivos militares, y no civiles. El grupo terrorista tampoco se tomará la molestia de capturarlos. En las últimas semanas, numerosos conductores malienses y extranjeros han expresado su temor a transportar combustible a Malí por miedo a no regresar.

Bena Diarra también critica directamente a las autoridades de transición. Según él, el gobierno no parece preocuparse por los soldados y civiles malienses retenidos por el grupo, pero sí realiza grandes esfuerzos cuando se trata del secuestro de cualquier extranjero. Probablemente se refiere al rescate negociado con los Emiratos Árabes Unidos a finales de octubre, estimado en más de 50 millones de dólares, para la liberación de ciudadanos emiratíes.

También acusó al gobierno de asfixiar a la población al cerrar estaciones de combustible en las zonas alejadas de la capital, privando así a los habitantes de combustible y transporte y, por ende, del acceso a necesidades básicas como los alimentos. Además, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes reiteró su amenaza, señalando que cualquier persona que combata al grupo terrorista será eliminada, ya sea civil o militar. Esto alude sin duda al ataque contra la aldea de Loulouni, en el que murieron varios elementos de Dozo.

El comunicado concluye con una advertencia a la población maliense: «el asedio podría intensificarse en las próximas semanas, ya que el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes no descarta atacar otros recursos además del combustible si lo considera necesario.»

Tras la escalada de ataques de los terroristas de la katiba Macina contra convoyes de combustible, las Fuerzas Armadas malienses y mercenarios rusos lanzaron una operación a gran escala en el bosque cercano a Mandéla, al sureste de Sikasso, sospechoso de albergar bases logísticas de los terroristas. Varias aldeas fueron específicamente atacadas: Finkolo, Mandéla y Finimbougou. Al menos 15 terroristas fueron neutralizados, y se incautaron reservas de combustible, motocicletas y armas. La operación comenzó a las 04:00 con movimientos terrestres, seguida de apoyo aéreo ruso a las 06:00, que aseguró la operación, la cual concluyó a las 15:00.

Por su parte, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes afirmó haber repelido un ataque del ejército maliense cerca de Sikasso, informando de la muerte de varios soldados y del secuestro de otros. Asegurar el eje Sikasso–Zégoua (carretera nacional número 7) es de vital importancia para los militares malienses, que sufren un bloqueo terrorista alrededor de su capital.

Situación en Burkina Faso

Las autoridades de Burkina Faso tienen dificultades para asegurar las zonas rurales y las carreteras vitales; muchas regiones se han vuelto casi “aisladas” del centro, lo que interrumpe el acceso a bienes y servicios esenciales y provoca el desplazamiento de grandes números de civiles dentro del país o hacia el exterior debido a la violencia. A pesar de ello, fuentes locales confirman que la expansión de los grupos extremistas es “más rápida que la capacidad del Estado para hacerles frente”, y que la seguridad en las zonas rurales es, como mínimo, “inestable”, lo que lleva a las comunidades locales a recurrir en ocasiones a grupos de autodefensa para protegerse ante la ausencia o incapacidad del Estado.

El 1 de noviembre, la katiba Hanifa, afiliada al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, anunció su control sobre la localidad de Bani, donde fue incendiado un cuartel militar perteneciente a las fuerzas de autodefensa. El grupo terrorista no anunció pérdidas humanas.

  • Numerosos vídeos difundidos en redes sociales muestran al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes izando su bandera en la zona.

El 4 de noviembre, aparecieron varios vídeos del grupo en redes sociales. El canal “Minbar al-Bayan”, una nueva plataforma propagandística del grupo, difundió llamamientos de líderes y portavoces dirigidos a los habitantes de Burkina Faso y Níger para que se unieran a sus filas. No dudaron en utilizar diferentes dialectos locales para transmitir sus mensajes a diversos grupos étnicos, intentando reclutar al mayor número posible de personas, con especial énfasis en la organización “Voluntarios para la Defensa de la Patria”.

El 7 de noviembre, estallaron violentos enfrentamientos entre terroristas del Estado Islámico en el Sahel y del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes en el noreste de Burkina Faso, en la zona de la triple frontera. Tras varias horas de combates, el Estado Islámico en el Sahel tomó el control de varios sitios que anteriormente estaban bajo dominio del Grupo JNIM en la región de Gordadji, y los informes indican que aún los controla.

Había existido una tregua frágil entre ambos grupos terroristas, pero los combates se reanudaron en las últimas semanas, principalmente debido a disputas territoriales y al control de minas ilegales.

Según fuentes exclusivas de CEDyS, decenas de combatientes del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes murieron, incluido un comandante, mientras que otros fueron capturados. Las cifras exactas de víctimas siguen sin confirmarse. Los enfrentamientos, que duraron tres días consecutivos, se extendieron hacia Bourga, donde el Estado Islámico en el Sahel infligió nuevas pérdidas a su rival y se apoderó de varios sitios adicionales.

Cabe señalar que el Estado Islámico en el Sahel avanza hacia Arbinda y sus alrededores, considerada uno de sus bastiones históricos. A diferencia de las fuerzas del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, que a pesar de su número suelen ser jóvenes y con poca experiencia, las fuerzas del Estado Islámico en el Sahel están compuestas por combatientes veteranos y comandantes tácticos experimentados.

Informes coincidentes indican que en la mañana del 10 de noviembre, importantes refuerzos (alrededor de 700 terroristas) del Estado Islámico en el Sahel fueron enviados hacia Dori, probablemente desde la región de Tillabéri en Níger. Testigos presenciales informaron haber visto unas diez camionetas pick-up fuertemente armadas y alrededor de 300 motocicletas. Su destino final sigue siendo incierto, aunque los indicios apuntan a Arbinda o Sebba.

A comienzos del verano, el Estado Islámico en el Sahel reclutó a cerca de 500 individuos de la etnia fulani en el norte de Tillabéri, y se le unieron cientos de terroristas del Estado Islámico en África Occidental procedentes de Nigeria, que llevaron consigo su experiencia en operaciones con drones.

La rivalidad entre el Estado Islámico en el Sahel y el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes continúa desde hace muchos años, a pesar de que ambos son grupos terroristas. Ambos combaten por el control de zonas estratégicas en la región del Sahel, especialmente en la zona de la triple frontera (Burkina Faso, Malí y Níger).

Región de Arbinda (zona de la triple frontera)

La ciudad atraviesa un estado de emergencia alimentaria; los habitantes exigen ayuda al ejército. El 5 de octubre, los residentes se manifestaron para exigir con urgencia un convoy de suministros que llevara alimentos a la ciudad. El Grupo JNIM, que mantiene sitiada la ciudad desde hace meses, impide las operaciones de entrega por carretera.

El 19 de noviembre, estalló otra manifestación. Las críticas al capitán Traoré ya no son veladas, ya que los habitantes exigen al ejército que abastezca la ciudad.

Si estos convoyes no logran llegar a Arbinda, donde algunos habitantes ya están huyendo hacia otras ciudades como Djibo o Dori, el riesgo radica en que estas personas recurran a los terroristas, cuya estrategia de estrangular las ciudades del noreste se basa en controlar las rutas de suministro para presionar a la población y someterla a su voluntad.

No obstante, en enero de este año, el anuncio de la creación de un Batallón de Intervención Rápida (BIR) para su despliegue en la ciudad tranquilizó a los habitantes. Sin embargo, lamentablemente, la situación no ha permitido el establecimiento de esta unidad desde el anuncio y la promulgación del decreto.

El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes intensifica sus ataques en varias regiones del país. Diversas fuentes locales y comunicados del propio grupo terrorista informaron de una serie de ataques atribuidos al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes durante las últimas semanas en Burkina Faso, dirigidos contra varias zonas que ya sufrían una grave inseguridad.

El 24 de noviembre, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes anunció su control sobre un centro perteneciente a la organización “Voluntarios para la Defensa de la Patria” en Tangaye, en la región de Ouahigouya. Días antes, el 19 de noviembre, el grupo terrorista tomó el control de dos centros de la misma organización en Natiaboani, donde se informó de víctimas, así como del robo de armas, municiones y motocicletas.

Se informaron varios incidentes de seguridad durante las últimas semanas en diferentes regiones de Burkina Faso. El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes reivindicó varios ataques, confirmando su control de un sitio de las fuerzas burkinesas en Tangaye, además de dos sitios del Partido Popular Democrático en Kaya, Sebba y Fada N’Gourma.

En la región oriental, fuentes locales informaron de ataques contra la localidad de Komandougou, situada cerca de Fada N’Gourma, que causaron víctimas y daños materiales. Resulta difícil verificar esta información de manera independiente.

También se reportaron testimonios de violencia contra civiles, que fueron asesinados en sus hogares durante un ataque atribuido al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes.

Otras informaciones contradictorias circularon sobre actos de violencia en las aldeas de Komandougou y Boudangou, que afirman que elementos del ejército burkinés podrían ser responsables de las masacres; esta versión aún no ha sido confirmada.

Con el aumento de los ataques y la dificultad para verificar cierta información, la situación de seguridad en Burkina Faso sigue siendo extremadamente tensa en el norte, el norte-centro y el este del país. Estos acontecimientos confirman una escalada del deterioro de la seguridad en las zonas que rodean la capital.

Situación en Níger

La familia del piloto estadounidense Kevin Rideout, secuestrado el 22 de octubre en Níger, envió una carta solicitando ayuda para encontrar al padre de sus tres hijos.

Resumen de los acontecimientos: El secuestro tuvo lugar durante la noche en su domicilio, en el centro de Niamey, cerca de una zona que alberga organizaciones internacionales. La Embajada de Estados Unidos emitió inmediatamente un comunicado al día siguiente con instrucciones específicas sobre los desplazamientos de ciudadanos estadounidenses, además de un toque de queda. Ante la falta de nueva información sobre el secuestro o el posible regreso de Kevin Rideout, su esposa solicita cualquier información que pueda facilitar su liberación.

Hasta el momento, ninguna parte ha reivindicado la responsabilidad del secuestro. Además, Kevin Rideout no es el único extranjero secuestrado en Níger. De hecho, la austriaca Eva Gretzmacher, la suiza Claudia Aebt y seis hombres indios continúan detenidos hasta hoy. Según la información disponible, el Estado Islámico en el Sahel sería responsable de estos secuestros y mantiene a los rehenes en Ménaka, al este de Malí.

Estado Islámico en África: expansión y escalada de la violencia

Níger, 19 de noviembre: un ataque complejo tuvo como objetivo un puesto de la gendarmería nacional en Garbugna, situado en la carretera Téra–Niamey, en la región de Tillabéri, Níger. El ataque fue llevado a cabo por el Estado Islámico en el Sahel.

Según el balance preliminar anunciado por las autoridades militares, al menos 17 militares murieron, incluido el jefe de la misión, con rango de capitán, que habría fallecido durante el ataque. Otros 34 resultaron gravemente heridos y varios soldados permanecen desaparecidos.

Los terroristas ejecutaron una operación coordinada y cuidadosamente preparada, que probablemente incluyó fuego de artillería, lo que clasifica el ataque como “complejo”. El ataque provocó la destrucción de varios vehículos y el robo de equipos militares y armas, antes de la retirada del grupo. Este ataque demuestra la capacidad del grupo terrorista para golpear de manera precisa y devastadora.

Este último incidente se suma al creciente número de ataques terroristas en la región. El Estado Islámico en el Sahel ha intensificado sus ataques violentos durante varios meses. Este tipo de operaciones constituye un recordatorio contundente de la dificultad de combatir a los grupos terroristas en la región.

Durante varias semanas, mercenarios rusos del Cuerpo de África, con el apoyo de la Guardia Nacional de Níger, se preparaban para escoltar un convoy de alrededor de cuarenta camiones que transportaban cerca de mil toneladas de “yellowcake” (torta amarilla), que es un concentrado de uranio procedente de las minas de Arlit, anteriormente explotadas por la empresa francesa Orano. El convoy partió de Arlit, en el norte de Níger, con destino al puerto de Lomé, en el sur de Togo. Sin embargo, se vio obligado a evitar la ruta habitual, considerada más segura, que pasa por Benín, cuyas fronteras con Níger permanecen cerradas desde finales de julio de 2023, tras el golpe de Estado en Niamey.

La nueva ruta atraviesa Niamey, luego Gothèye y Téra, antes de dirigirse hacia Dori, en Burkina Faso. Posteriormente, el convoy continúa hacia Uagadugú, capital de Burkina Faso, luego Koupéla, Tenkodogo, Bittou, y finalmente Sinkansé, en la frontera con Togo, antes de llegar al puerto de Lomé.

Este trayecto no solo implica circular por carreteras deterioradas, sino que también atraviesa zonas controladas por grupos terroristas afiliados al Estado Islámico en el Sahel y al Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (katiba Hanifa y katiba Muslim).

Aunque la “torta amarilla” solo emite bajos niveles de radiación, su inhalación es peligrosa, lo que hace que la protección estricta y continua del convoy sea absolutamente necesaria. Desde el punto de vista legal, el envío de uranio sigue siendo objeto de una disputa entre la empresa Orano y las autoridades nigerinas, actualmente representadas por el Consejo Nacional para la Salvaguardia de la Patria (los líderes del golpe de Estado) y el general Abdourahamane Tiani. Orano emitió un comunicado al respecto.

NOTA: El Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes se expande hacia Nigeria, donde hasta ahora operaba principalmente en Malí, Níger y Burkina Faso

El 28 de octubre, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM) llevó a cabo un ataque mortal en Kaiama, en el estado de Kwara, que constituye su primer ataque en territorio nigeriano. Un soldado nigeriano murió durante el ataque, que tuvo como objetivo un puesto de control del ejército en la nueva carretera entre Bussa y Kaiama, cerca de la frontera con Benín. Según los informes, el ataque se lanzó desde el Parque Nacional Kainji, una zona boscosa que sirve de refugio a los grupos armados.

Aunque este es el primer anuncio oficial del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes en Nigeria, el jefe de la tribu Nuku declaró que algunos ataques atribuidos al grupo “Lakurawa” en la región son, en realidad, obra del Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes.

JNIM anunció oficialmente su responsabilidad por su primer ataque contra el ejército nigeriano, lo que representa un paso importante en la expansión geográfica de sus actividades armadas. Aunque desde hace meses, e incluso años, se informaba de ataques en la zona fronteriza entre Nigeria y Benín, el grupo no había utilizado anteriormente sus canales oficiales para reivindicar la autoría. Por lo tanto, este comunicado público constituye un indicador de sus nuevas capacidades operativas y de su voluntad de mostrar abiertamente su presencia en Nigeria.

En un comunicado fechado el 23 de noviembre de 2025, el grupo terrorista afirmó haber atacado un sitio del ejército nigeriano en Doruma (también conocida como Karongi), en el área de gobierno local de Baruten, en el estado de Kwara, cerca de la frontera con Benín. Según el comunicado, el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes también afirmó haber tomado el control “completo” de un sitio militar en la localidad de Doruma, situada en la zona de Tinkando, durante un ataque llevado a cabo el día anterior, sábado 22 de noviembre de 2025.

Este es el segundo ataque reivindicado por el grupo en Nigeria, donde hasta ahora operaba principalmente en Malí, Níger y Burkina Faso, con algunas incursiones limitadas en Benín.

Por lo tanto, el comunicado del 23 de noviembre de 2025 representa el primer anuncio oficial del grupo sobre su responsabilidad a través de su aparato mediático oficial. El reconocimiento público de estas operaciones podría constituir un punto de inflexión estratégico para el grupo terrorista, que ahora parece lo suficientemente confiado como para desafiar directamente al Estado nigeriano.

El Magreb

Ningún país del norte de África registró ataques terroristas, excepto operaciones de detención y entregas voluntarias de supuestos terroristas en Argelia.

El ejército argelino informó que durante el período del 30 de octubre al 4 de noviembre detuvo a 8 “elementos de apoyo a grupos terroristas” en el marco de amplias operaciones de seguridad. Entre el 5 y el 11 de noviembre, el ejército registró la rendición de un terrorista (en posesión de un fusil semiautomático y munición), además de la detención de 8 personas adicionales por apoyar al terrorismo. Entre el 12 y el 18 de noviembre, el ejército recibió la entrega de una persona acusada de terrorismo (posiblemente uno de los elementos de apoyo o simpatizantes) en la zona de Bordj Badji Mokhtar, y llevó a cabo nuevas detenciones de elementos de apoyo. Del 19 al 25 de noviembre, fueron detenidos 7 elementos de apoyo a grupos terroristas durante operaciones realizadas en todo el territorio nacional. El 19 de noviembre, Argelia anunció oficialmente que está “preocupada por el aumento de los riesgos terroristas” en el vecino Estado de Malí, subrayando que su seguridad y estabilidad son inseparables de la estabilidad de la región del Sahel.

Perspectiva regional

La región del Sahel cae hacia una espiral de violencia y una crisis humanitaria sin precedentes. La información disponible indica que la región del Sahel ha vuelto a ocupar un lugar central en la atención internacional, ya que los indicadores de seguridad, estabilidad política y situación humanitaria se deterioran a un ritmo alarmante, según análisis internacionales e informes de organizaciones multilaterales (ONU). Al registrar más de la mitad de las muertes relacionadas con el terrorismo a nivel mundial, el Sahel se clasifica como una de las regiones más inestables y violentas del mundo.

  • Una región atrapada entre el terrorismo yihadista, la crisis humanitaria y el colapso institucional

Los informes señalan que la interrelación entre la violencia armada, la debilidad de las instituciones estatales, la crisis económica y el deterioro ambiental ha contribuido a crear un entorno extremadamente frágil. Las Naciones Unidas y las organizaciones internacionales pertinentes advierten de un agravamiento de la pobreza, la inseguridad alimentaria y el aumento del desplazamiento, en un momento en que los gobiernos enfrentan crecientes dificultades para satisfacer las necesidades básicas de la población.

  • Avance continuo de los grupos terroristas

Desde el punto de vista de la seguridad, los datos indican un deterioro grave de la situación. Grupos como el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes, afiliado a Al Qaeda, y el Estado Islámico en el Sahel han ampliado su presencia y sus capacidades operativas. Asimismo, ha aumentado la frecuencia de los ataques dirigidos contra instalaciones militares y objetivos civiles en las últimas semanas.

Los análisis de seguridad confirman un cambio cualitativo en los métodos de estas organizaciones, mediante el uso de drones, artefactos explosivos improvisados y una mayor capacidad para llevar a cabo operaciones coordinadas en zonas transfronterizas, lo que refleja un alto nivel de profesionalización. En algunas regiones del centro y norte de Malí y de Burkina Faso, estos grupos han logrado imponer formas de control territorial, que incluyen la imposición de impuestos y la emisión de órdenes y regulaciones sobre las actividades comerciales, lo que limita de facto la autoridad del Estado.

  • Aislamiento diplomático que agrava la crisis

Políticamente, la inestabilidad persiste. Los golpes de Estado en varios países del Sahel dieron lugar a la formación de la “Alianza de los Estados del Sahel”, que se separó de la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO). Esta ruptura contribuyó a colocar a los nuevos gobiernos militares en una situación de aislamiento diplomático con claras repercusiones económicas y de desarrollo.

A pesar de las promesas de restablecer el orden y mejorar la seguridad, las autoridades militares enfrentan grandes desafíos para proporcionar servicios básicos. Estos incluyen cortes generalizados de electricidad, escasez de combustible, cierre de instituciones educativas y sanitarias, y el colapso de numerosos sectores de servicios, lo que ha incrementado la tensión social y la pérdida de confianza en las instituciones.

Este colapso institucional ha creado un entorno propicio para la expansión de los grupos armados, que explotan el descontento popular para reforzar su discurso y reclutar nuevos miembros.

  • Una región en disputa entre potencias internacionales

La retirada o reducción del papel de algunas potencias europeas en el ámbito de la seguridad del Sahel ha abierto espacio para nuevos actores internacionales. Potencias como Rusia han reforzado su presencia militar, política y económica mediante la firma de nuevos acuerdos y asociaciones con gobiernos locales. Los análisis indican que este cambio estratégico está transformando profundamente la naturaleza de los enfoques adoptados, dando prioridad a las consideraciones de seguridad y a los intereses geopolíticos sobre las cuestiones de gobernanza y apoyo humanitario, lo que complica aún más los esfuerzos por lograr una estabilidad duradera.

Los datos muestran que el impacto de la crisis sobre la población civil es catastrófico, ya que millones de personas necesitan asistencia humanitaria urgente, mientras aumenta el desplazamiento interno y externo hacia los países vecinos y las rutas migratorias hacia Europa.

El desplazamiento desde las zonas rurales afectadas por la violencia y la escasez de recursos ha provocado la saturación de ciudades y campamentos de desplazados, generando presiones adicionales sobre la infraestructura, los servicios y las oportunidades laborales, y contribuyendo al aumento de la vulnerabilidad social.

El deterioro ambiental —en particular la desertificación y los efectos del cambio climático— agrava la crisis alimentaria y limita la capacidad de producción agrícola, profundizando el círculo de pobreza e inseguridad alimentaria.

Los organismos de la ONU coinciden en que las proyecciones a corto y medio plazo no son alentadoras. Si continúan la expansión de la violencia, el debilitamiento de los Estados y la reducción de la cooperación internacional, la región del Sahel podría enfrentarse a su peor crisis en décadas. Abordar eficazmente la situación actual requiere amplias reformas internas, la restauración de los servicios públicos, el refuerzo de los esfuerzos diplomáticos y una mayor coordinación internacional. Sin embargo, cualquier avance sigue estando condicionado por un entorno regional e internacional extremadamente complejo, caracterizado por una creciente competencia geopolítica. (CEDyS, informe cedido).

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