El anuncio de la visita de Massad Boulos, asesor principal del presidente estadounidense Donald Trump, ha atraído la atención de los observadores diplomáticos. Oficialmente centrada en los debates sobre la situación en el norte de África, esta visita a Argelia plantea en realidad cuestiones mucho más profundas, vinculadas a los equilibrios estratégicos del Magreb.
Massad Boulos tiene previsto visitar dos países clave de la región: Marruecos y Argelia. Esta secuencia diplomática, revelada durante una entrevista en el canal Al Hadath, se produce en un contexto marcado por un resurgimiento de las tensiones en torno a la cuestión del Sáhara Occidental. Aunque la gira se presenta como un proceso de consulta, responde principalmente a una necesidad de reposicionamiento estadounidense, en línea con las decisiones tomadas por la administración Trump en 2020.
Trump, el Sáhara Occidental y el cambio de táctica
En diciembre de 2020, Donald Trump publicó un tuit sobre el Sáhara Occidental a cambio de la normalización de las relaciones diplomáticas entre Rabat y Tel Aviv. Esta decisión, todavía cuestionada por varios actores internacionales, no logró modificar el equilibrio de poder en la región en favor de Marruecos.
Hoy, Massad Boulos dice que quiere promover una solución negociada al conflicto, que espera sea «aceptable para ambas partes». Esta posición más matizada llega en un momento en el que algunos funcionarios marroquíes ya interpretaban este reconocimiento como el final del juego. También supone un intento de restablecer un cierto equilibrio retomando el diálogo con Argel.
Argelia, un socio diplomático estratégico