✍️ Ahmed Omar, Campamentos de Refugiados Saharauis.
Madrid (ECS).- El caso de «Morocco Gate» ha puesto en el centro de atención las prácticas turbias y corruptas de Marruecos para legitimar su ocupación del Sáhara Occidental. Sin embargo, lo que hemos visto hasta ahora es solo un fragmento de una estrategia mucho más amplia y bien orquestada. Marruecos no solo corrompe a políticos europeos, sino que también espía y chantajea a líderes mundiales. Esta no es diplomacia en su forma tradicional, es una operación que se asemeja más a una organización mafiosa que a un Estado actuando dentro del marco legal internacional.
La estrategia delictiva de Mohamed VI para poner a Sánchez contra las cuerdas