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19 noviembre 2024

«El hotel Kremlin»

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El creciente descontento con las juntas militares que gobiernan en la región del Sahel.

Madrid (ECS).- ZAM publicó una investigación titulada «Hotel Kremlin», en la que tres periodistas de investigación africanos, Malick Sadibou Coulibaly, Ramdane Gidigoro y Rachid Zaid Combary, trabajaron de forma encubierta en Mali, Níger y Burkina Faso, respectivamente. La investigación pintó un panorama sombrío de la vida bajo lo que llamó dictaduras militares en la región del Sahel, especialmente en Mali, Níger y Burkina Faso.

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Cuando las juntas militares tomaron el poder en Mali, Burkina Faso y Níger, denunciaron que los dirigentes civiles derrocados estaban en connivencia con su antigua potencia colonial, Francia, para explotar los recursos naturales. Tras estos golpes de Estado, que tuvieron lugar entre 2021 y 2023, los manifestantes protestaron izando banderas rusas y quemando banderas francesas.

Sin embargo, este informe de investigación sugiere que el apoyo a las juntas está disminuyendo debido al incumplimiento de sus promesas, así como a las duras tácticas empleadas por los mercenarios rusos contra la población civil y los países vecinos. Evelyn Groenink, coordinadora de ZAM, una plataforma de medios de comunicación holandesa, declaró: «Los primeros lemas, ‘Rusia fuera’, han aparecido en las paredes de la oficina rusa en Níger. Es una señal de que se está produciendo un debate».

En su investigación, Coulibaly, Gidigoro y Cambary constataron, en cambio, que las bajas civiles y militares están aumentando en los tres países. Coulibaly informó de que una de las morgues de Bamako está repleta y que un guardia le dijo que entre marzo y mayo se habían en esa morgue unos 200 cadáveres de civiles y militares. En las capitales de los tres países –Bamako, Niamey y Uagadugú– la paciencia se está agotando. 

Un pacto sobre defensa y comercio

Para contrarrestar las sanciones regionales impuestas tras los golpes de Estado, los regímenes militares de Burkina Faso, Mali y Níger firmaron el 6 de julio un tratado de confederación sobre defensa mutua y comercio. Este acuerdo, conocido como la Alianza de los Estados del Sahel (AES), formalizó su salida del bloque económico de África Occidental (CEDEAO).

El acuerdo refleja un cambio en la dinámica regional, en el que los Estados miembros buscan estrechar vínculos con Rusia y distanciarse de la antigua potencia colonial, Francia. La confederación AES también se opone al neocolonialismo y ha expresado fuertes sentimientos anti-CEDEAO y anti-Francia.

Los habitantes de la región aplaudieron el acuerdo, pero éste no ha dado señales de traer prosperidad económica a la población de las tres fronteras. Según Coulibaly, la evidencia visible de prosperidad en Mali es evidente en la carretera hacia la ciudad de Kati, una guarnición a las puertas de Bamako.

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Represión de la disidencia

La investigación concluyó que los ciudadanos, los políticos de la oposición y los periodistas de los tres países se han vuelto más cautelosos a la hora de hablar en contra de las juntas militares. Han aumentado las denuncias sobre la represión de la oposición, los medios de comunicación y la disidencia pacífica.

El gobierno de Burkina Faso está acusado de recurrir a secuestros y desapariciones forzadas para silenciar a activistas de la sociedad civil y opositores políticos. También hay informes de que utiliza leyes de excepción para silenciar a los críticos y reprimir a la disidencia.

En Mali, la junta prohibió la cobertura mediática de los partidos políticos y suspendió sus actividades, lo que marcó una importante ofensiva contra la disidencia política.

En Níger, los informes recientes específicos son menos detallados, pero la tendencia general en la región sugiere patrones similares de represión y control sobre la oposición y los medios de comunicación.

El resentimiento contra Francia tiene sus raíces profundas en el fracaso de París a la hora de ayudar a sus gobiernos socios en sus luchas «antiterroristas«. Según las investigaciones, Rusia ha utilizado ese resentimiento para lanzar campañas de desinformación. «Las campañas promovieron simultáneamente el papel supuestamente exitoso de la fuerza paramilitar rusa Wagner  en la lucha contra el terrorismo en Mali», según la investigación de ZAM. «Pero las brigadas rusas no han hecho más que empeorar la situación en el Sahel», añade ZAM.

Los combatientes de Wagner han sido vinculados a varias masacres de civiles en Mali, Níger y Burkina Faso«En el norte de Mali, aterrorizan, violan y cometen atrocidades contra el pueblo de Azawad», concluyó Coulibaly.

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