Por Salem Mohamed
ECS. Tifariti. | La independencia de un país no se obtiene en una sala de la ONU u otra, sino sobre la base de lo que sucede en el terreno. Este irrestricto principio está avalado por un bagaje de sucesos históricos difícilmente rebatibles. Desde el alto el fuego de 1991, en tres décadas de moderación y exhibición diplomática, el Frente POLISARIO solo ha ganado fuerza teórica a través de reiterativas resoluciones que no condujeron a nada concreto, mientras que por el otro lado perdía considerable apoyo diplomático vinculado en su mayor medida a acuerdos económicos en los territorios ocupados. Y dada la manifiesta negligencia y macabra imparcialidad de la ONU en celebrar un referéndum reconocido y prometido desde décadas, y nunca ejercido por el pueblo que confió en las instituciones internacionales, no queda otra vía sino la de recrudecer la lucha armada ampliando el campo de batalla y reorientando el objetivo hacia el tejido de la »economía de colonización» y las infraestructuras críticas que sostienen la ocupación marroquí de la República Saharaui y financian su vil agresión contra nuestro pueblo.
Ante el fracaso de su diplomacia en el Sáhara Occidental, Marruecos se endeuda comprando armas
En el análisis del escenario de la vigente ocupación marroquí de partes de la República Saharaui, identificamos aquellas fuerzas motrices que condicionan el presente y son susceptibles de dar forma al futuro e influir en el curso de los acontecimientos en un conflicto marcado por el pillaje colonial; el expolio de recursos naturales saharauis (pesca, fosfatos, agricultura y energías renovables) y la apertura de nuevas rutas comerciales marítimas y terrestres de alto valor estratégico (Dakhla Atlantique y El Guerguerat), constituyen el núcleo esencial de la presencia militar marroquí y en consecuencia los verdaderos game changers, su observación nos permite anticipar el futuro a partir del presente.
Dichas explotaciones ilegítimas, en tanto que son elementos objetivos que sirven para perpetuar la ocupación marroquí, se convierten automáticamente en objetivos legítimos de la lucha armada del pueblo saharaui por liberarse. Se trata pues, de generar las condiciones favorables para provocar la inviabilidad de la guerra para Marruecos así como la insostenibilidad del mantenimiento de su presencia militar a través de la generación de costes, poniendo de esta manera en jaque a su economía y estabilidad interna ya afectadas por las circunstancias políticas y económicas actuales por las que atraviesa el régimen alauí, algo que sin ninguna duda reviste una importante ventaja para el Frente POLISARIO, ofreciendo un marco idóneo para apuntalar la guerra de desgaste, siempre desde la razón y asumiendo la complejidad que requiere dicha tarea en un contexto de incertidumbre bélica con consecuencias imprevistas y potencialmente desfavorables.
Generación de costes:
Es importante recordar que para Marruecos es económicamente ineficiente hacer la guerra; mantiene tres cuartas partes de su ejército en la región que ocupa con los correspondientes gastos de transporte y mantenimiento, y sus acciones se limitan a esporádicos ataque con drones, diez veces más costosos que el objetivo atacado.
Los años de la primera guerra, la paz con Mauritania y el desgaste causado a Marruecos durante dieciséis años dejaron una valiosa experiencia operativa, especialmente para nuestros mandos medios y superiores, que son quienes conducen las operaciones de hoy día en una guerra asimétrica en la que la acumulación de costes para el enemigo deberá emerger como la opción más conveniente para lograr doblegar al esquema de ocupación marroquí, cuya fuerza militar es superior a las fuerzas armadas de la RASD, aunque conviene diferenciar entre poder militar efectivo y capacidad demostrada. El potencial de las fuerzas saharauis solo está limitado por los medios materiales, por lo que aplicando la inteligencia táctica, el ELPS podrá imponer la disuasión y cambiar las reglas del juego si golpea enclaves y emplazamientos cruciales.
Todas las guerras van de costes; coste social, económico, político y diplomático, de los cuales los que mayor relevancia adquieren son los tres últimos. Sale victorioso por tanto aquel que más costes soporta en un periodo de tiempo extendido sin afectar sus capacidades. En el presente artículo nos centraremos en el aspecto económico ya que, en el caso marroquí, es el que sustenta los demás costes y contiene el peso necesario para desequilibrar la balanza a favor de los saharauis por lo anteriormente mencionado, en un contexto en el que la vía diplomática ha quedado estancada. Contrariamente a lo que se cree, el Ejército de Liberación Saharaui mantiene ininterrumpidos sus ataques contra el muro marroquí desde el 13 de Noviembre de 2020, controlando el curso, la intensidad y localización de la guerra con armas clásicas y convencionales, e infringiendo costes todos los días. Recuérdese que Marruecos, en la primera guerra de liberación (1975-1991), a los cuatro años de su inicio ya comenzaba a quejarse del desgaste »que le impone el Frente POLISARIO».
Asimismo, la ofensiva legal del Frente POLISARIO defendiendo los recursos naturales saharauis, que espera una sentencia de la Corte Europea a finales de este año, a todas luces favorable, afectará el comercio, divisa y PIB marroquí al alterar la llamada »economía de colonización», y no menos importante es la crisis energética en la que está hundido desde que Argelia le cerró el gasoducto y le declaró la guerra económica con una estrategia »a fuego lento» que pasa por esperar a que Rabat se desangre económicamente comprando GNL.
Cuádruple ataque en Smara ocupada, norte del Sáhara Occidental
Y así está sucediendo; aún careciendo de infraestructuras para regasificar el GNL, Marruecos se vió obligado a acceder por primera vez al mercado del GNL, reabriendo para ello sus dos plantas de Tahaddart y Ain Beni Mathar, pero las noticias buenas duraron poco, pues el aumento de la demanda de GNL liderado por una Europa sedienta de energía tras renunciar a la energía rusa, aumentó aún más los precios del gas y por ende, más inflación, lo que afectará el acceso de Marruecos a esta fuente de energía. Por lo que el escenario es el siguiente: en un contexto de frenética carrera por alternativas a la energía rusa, Marruecos comenzará a pagar más caro por el gas que recibía gratis estos últimos 25 años gracias a Argelia llevándose incluso un suculento beneficio por derechos de paso. Así Rabat, en tan solo un año, ha perdido su soberanía energética, que queda a merced de las implacables leyes de la oferta y la demanda y otras variables geopolíticas y diplomáticas que está sufriendo una UE políticamente miope.
Implicaciones estratégicas de El Guerguerat:
Desde el 2001 Marruecos miraba de reojo esta zona tampón por la que circulaban mercancías ilegales. En 2005 asfaltó la carretera en las zonas saharauis ocupadas y la dotó de un edificio de aduanas. En 2017, tras acceder a la Unión Africana, intentó concluir el asfaltado e invadir más territorio pero por el temor al regreso de hostilidades y buscando ganarse el favor de Guterres, acabó retirando sus tropas. Tres años después, en Noviembre de 2020, lanzó una operación militar violando los acuerdos del alto el fuego con el Frente POLISARIO, invadiendo la zona y construyendo un nuevo muro infestado de minas, dando lugar al consecuente restallido de guerra, pero, ¿qué tiene de importante esta zona por la que Marruecos se atrevió decididamente a romper los acuerdos militares Nº1 y Nº2 firmados en 1991 con la ONU y el Frente POLISARIO?
Geográficamente, Marruecos se encuentra aislado del África Occidental por sus dos rivales, Argelia al este, que mantiene cerrada sus fronteras compartidas, y la República Saharaui al sur, que mantiene ocupada militarmente, por lo que carece de ningún paso o conexión terrestre hacia dicha región. En el contexto de la ocupación, El Guerguerat era estratégica para los saharauis, hasta 2020, porque era la única salida al Atlántico y hacia la ciudad fantasma de La Güera, así como por la cercanía con la capital económica de Mauritania, Nuadibú. En tanto es así, la ilegal anexión marroquí con la posterior construcción de un nuevo muro y bases militares en El Guerguerat tiene un significado eminentemente económico; Otorga a Marruecos el anhelado acceso al mercado del CEDEAO del que ya forma parte su gran rival, Argelia, que sí comparte frontera natural con Mauritania y poseen ruta terrestre. Rabat es consciente de que el acceso al mercado del CEDEAO solo puede ser posible anexándose la brecha ilegal de El Guerguerat, paso fronterizo que conecta con Mauritania a través del punto PK-55, que se encuentra en el extremo sur de los territorios de la República Saharaui, por tanto es la única vía del territorio que le permitiría comercializar sus productos con los países del África Occidental y del Sahel, y competir así con las rutas argelino-mauritanas como Tinduf-Zuérat y Nuakchott-Uargla.
Por supuesto, la energía, el petróleo y el gas, así como otras importaciones, son extremadamente importantes para las principales industrias de la ‘’economía de colonización’’ y muy especialmente para el mantenimiento de su ejército de ocupación en su guerra de agresión contra el pueblo saharaui. ¿Podrá Marruecos costear simultáneamente el mantenimiento de su población de 36 millones de habitantes y cargar con los gastos de una guerra prolongada así como de las subvenciones millonarias que inyectan en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental a costa de gravar al contribuyente marroquí?
Por su parte, los países que conforman el bloque comercial, liderados por la potencia regional; Nigeria, no ven con buenos ojos el acceso de Marruecos al CEDEAO, ya que temen que supondrá una vía libre »caballo de troya» para introducir productos europeos y estadounidenses sin pasar por los aranceles propios del grupo comercial regional y por otro lado, muchos de los miembros reconocen a la República Saharaui. La proposición de Rabat de unirse al CEDEAO fue calificada por la patronal nigeriana como »ambigua» además de señalar que es altamente lesiva para los intereses económicos de Nigeria. Hasta el momento, la petición marroquí de unirse al CEDEAO sigue en el limbo cuatro después de solicitarse.
Es igualmente importante señalar que la operatividad y libre tráfico de este paso fronterizo producto del expansionismo por la fuerza militar ha sido posible mediante la inexplicable complicidad de las autoridades mauritanas, que pese a que reconocen la República Saharaui, violan su integridad territorial con impunidad pasmosa en un acto que echa por tierra su supuesta neutralidad meramente declaratoria.
Rusia reprocha a Occidente su política de «doble rasero» respecto al Sáhara Occidental y Palestina