Al menos 15 yihadistas de nacionalidad marroquí lograron fugarse de una cárcel de la capital libia y se instalaron en el Lago de Chad.
Los prisioneros se amotinaron el pasado 16 de Abril en una cárcel de la capital libia Trípoli, y al menos 15 terroristas, todos de nacionalidad marroquí, escaparon del centro que alberga principalmente a miembros del grupo yihadista Estado Islámico (EI), dijo una fuente de seguridad a ECSAHARAUI.
Se trata de la prisión “Institución de Corrección y Rehabilitación de Mitiga”, un complejo que alberga a varios miembros de ISIS arrestados en el oeste de Libia, además de un número indeterminado de detenidos, entre ellos mujeres y niños, algunos de los cuales no fueron llevados ante las autoridades judiciales, según informes de Naciones Unidas. Esta prisión está controlada por las Fuerzas Especiales de Disuasión, un grupo armado libio que abraza al extremismo islámico, y que firmó varios contratos secretos con Marruecos para el suministro de drones armados desde España.
«Después de una reyerta entre presos, la prisión se sumió en un caos y los reos comenzaron a amotinarse y tomaron control de partes de la misma», dijo a este medio una fuente cercana a la investigación del incidente. «Unos 15 prisioneros de origen marroquí huyeron (…), y se cree que son militantes del EI», agregó.
Ni Marruecos ni la facción islamista libia comentaron sobre el grave incidente. No obstante el pasado 8 de mayo, las autoridades españolas iniciaron una investigación a un agente de la inteligencia de Marruecos asentado en España que se le acusa de vender ilegalmente drones a un grupo islámico extremista en Libia. El joven marroquí, un empresario vinculado al régimen de Rabat, intermedió en una operación secreta para comercializar drones al grupo extremista que controla la cárcel de Mitiga, desde donde huyeron los 15 presos marroquíes del Estado Islámico.
La Audiencia Nacional de España investiga ahora a ese empresario marroquí por su implicación en la venta ilegal de drones a una milicia armada salafista en Libia. En esta operación, según adelantó ESPAÑOL la semana pasada, fueron detenidas cinco personas, entre ellas un empresario español vinculado al Ministerio de Defensa y otros tres miembros de su empresa.
El nombre del agente marroquí, ahora fugado en Marruecos, es el empresario Rachad Andaloussi Ouriaghli. Tiene 34 años y en los últimos cinco años su personalidad se ha perfilado como la de un hombre que disfruta de fuertes relaciones con el régimen de Mohamed VI, especialmente con el jefe de la inteligencia exterior marroquí (DGED), Yassine Al Mansouri, y la actual embajadora del Reino de Marruecos en España, Karima Benyaich.
Andaloussi nació en la ciudad marroquí de Tánger en 1989. Es ingeniero civil, como consta en un perfil sobre él en un periódico marroquí cercano a la inteligencia exterior. Llegó a Valencia con 3 años, pero no se instaló allí hasta los 17. A los 26 años obtuvo la ciudadanía española. Según el citado rotativo español, la empresa española implicada en la operación lanzada por la Comisaría General de Información es «Star Defence Logistics & Engineering», especializada en la fabricación y comercialización de armamento, y ha sido acreditada desde hace décadas como socio ante el Ministerio de Defensa español, donde consiguió un total de 400 contratos en tan sólo 5 años.
Según una fuente cercana a esta operación, está claro que para las exportaciones ilegales a un grupo salafista fue necesaria la “mediación” de Marruecos para que varios drones y cargamentos militares llegaran a estos grupos extremistas en Trípoli. El empresario de origen marroquí es considerado una persona “en el círculo de confianza” de otro ciudadano libio que también fue detenido en este caso. La misión de Andaloussi y el libio era proporcionar armas a las Fuerzas Especiales de Disuasión (FDE) (que ocupan el aeropuerto de Mitiga), un grupo armado libio que abraza al extremismo islámico.
La investigación avanza
Aurelio Estrella Río es el único director de la empresa armamentista española involucrada con la inteligencia exterior marroquí en la venta de armas a un grupo salafista en Libia. Él, su hermano y otros dos miembros de la empresa, además de un ciudadano libio y el agente marroquí, están imputados por vender ilegalmente armas a las Fuerzas Especiales de Disuasión, la misma organización paramilitar salafista que controla la cárcel de donde al menos 15 terroristas lograron fugarse.
En una fase posterior de la investigación se demostró que otras cuatro personas participaron en la venta y exportación ilegal de un sistema antidrones con destino al aeropuerto de Trípoli, controlado por la misma milicia. El valor de estas armas se estimó en más de dos millones de euros.
Intentos de resurrección de Estado Islámico en la región
La creciente actividad de la organización terrorista Estado Islámico en el Sahel representa uno de los desafíos más importantes que enfrentan los Estados, el ejército y los ciudadanos en el Sahel y el norte de África, especialmente después de la «revitalización» que experimentó este grupo.
Esta resurrección del Estado Islámico en el Sahel fue una de las principales estrategias adoptadas por Marruecos, en coordinación y solidaridad con los Emiratos Árabes Unidos, contra los intereses de Argelia y Rusia, que se habían involucrado en apoyar las juntas militares en Malí, Burkina Faso y Níger.
Quien sigue el curso del movimiento y actividad del grupo terrorista en el Lago de Chad nota un aumento en el número de ataques improvisados desde el comienzo de este mes, con más de 25 operaciones realizadas hasta ahora por ISWAP.
Según un experto en terrorismo consultado por ECSAHARAUI, este grupo afiliado al Estado Islámico, se dispersará en áreas colindantes de los países de la región del Lago de Chad.
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