La situación está fuera de control.
Aprovechando el caos en el Sahel, la circulación de drogas procedente de Marruecos y de América Latina nunca ha sido tan dinámica en el continente africano, aunque es imposible cuantificar con precisión el nivel real del tráfico y las ganancias financieras generadas. La resina de cannabis (hachís) es la droga que más circula actualmente en el Sahel y el África Occidental, y por ello sus rutas, desde Marruecos hasta su destino final, Europa, se han convertido en una clave para las dinámicas geopolíticas. Asimismo, Marruecos, Túnez y Libia, constituyen la principal puerta de entrada de cocaína hacia Europa.
La cocaína y resina de cannabis
La cocaína hizo estragos en todos los sentidos en la región del Sahel y África del Norte, poniendo a los pies de los principales clanes del narcotráfico la política y los pueblos de la región, principalmente en Malí, Mauritania, Libia, Senegal y Níger. Precisamente por la dinámica cambiante en el Sahel, por los grupos terroristas que operan en la zona, es habitual que los distribuidores modifiquen con frecuencia sus rutas. Al hilo de lo anterior, una de las rutas secundarias, y nuevas en la actualidad, pasa a través del muro marroquí en el Sáhara Occidental ocupado.
En términos generales, la región del Sahel en África Occidental se ha convertido en un conglomerado de redes que explotan el tráfico de drogas y amenazan la paz y la estabilidad. Los grandes desafíos, es que los funcionarios de seguridad, los militares y miembros del poder judicial están implicados en facilitar la libre circulación e impunidad de los delincuentes para que puedan esquivar la justicia y los procedimientos legales.
En la actualidad, los informes recientes coinciden sobre la expansión del tráfico de cocaína y resina de cannabis (hachís) en Mauritania y en los campamentos de refugiados saharauis, ubicados en el sur de Argelia. El muro militar marroquí construido en el Sáhara Occidental se ha convertido también en un punto de tránsito de cocaína y armas ligeras con destino final en Europa.

Los traficantes trasladan sus cargas desde el sur de Mauritania hasta la localidad norteña de Bir Mogrein, y es aquí donde pactan el visto bueno con los militares marroquíes, para que les permitan pasar grandes cargas de cocaína al otro lado del muro. Desde el muro, la cocaína es transportada en camiones de frutas a través del territorio de Marruecos hasta llegar al norte del país, y desde Tanger Med III se transporta la cocaína hacia países como Bélgica, Países Bajos y Francia.
Por otra parte, el tráfico de otras drogas como resina de cannabis (hachís) consiste en lo siguiente; los camiones de Marruecos transportan junto a las frutas y otras mercancías las cargas de hachis hasta Mauritania, y desde aquí se distribuye a los países vecinos, particularmente Malí, Níger y Senegal. A través del muro militar marroquí, los narcotraficantes pasan grandes cantidades de resina de cannabis por dos rutas del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, una que va hasta el norte de Mali, y la ruta secundaria que llega hasta Tinduf.
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