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31 marzo 2025

Rutas de las drogas en el Sahel y África del Norte

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     La situación está fuera de control.

        Aprovechando el caos en el Sahel, la circulación de drogas procedente de Marruecos y de América Latina nunca ha sido tan dinámica en el continente africano, aunque es imposible cuantificar con precisión el nivel real del tráfico y las ganancias financieras generadas. La resina de cannabis (hachís) es la droga que más circula actualmente en el Sahel y el África Occidental, y por ello sus rutas, desde Marruecos hasta su destino final, Europa, se han convertido en una clave para las dinámicas geopolíticas. Asimismo, Marruecos, Túnez y Libia, constituyen la principal puerta de entrada de cocaína hacia Europa.

La cocaína y resina de cannabis

     La cocaína hizo estragos en todos los sentidos en la región del Sahel y África del Norte, poniendo a los pies de los principales clanes del narcotráfico la política y los pueblos de la región, principalmente en Malí, Mauritania, Libia, Senegal y Níger. Precisamente por la dinámica cambiante en el Sahel, por los grupos terroristas que operan en la zona, es habitual que los distribuidores modifiquen con frecuencia sus rutas. Al hilo de lo anterior, una de las rutas secundarias, y nuevas en la actualidad, pasa a través del muro marroquí en el Sáhara Occidental ocupado.

      En términos generales, la región del Sahel en África Occidental se ha convertido en un conglomerado de redes que explotan el tráfico de drogas y amenazan la paz y la estabilidad. Los grandes desafíos, es que los funcionarios de seguridad, los militares y miembros del poder judicial están implicados en facilitar la libre circulación e impunidad de los delincuentes para que puedan esquivar la justicia y los procedimientos legales.

     En la actualidad, los informes recientes coinciden sobre la expansión del tráfico de cocaína y resina de cannabis (hachís) en Mauritania y en los campamentos de refugiados saharauis, ubicados en el sur de Argelia. El muro militar marroquí construido en el Sáhara Occidental se ha convertido también en un punto de tránsito de cocaína y armas ligeras con destino final en Europa.

Un contenedor cargado con hachís procedentes de Marruecos | Foto de UNODC (ONU).

     Los traficantes trasladan sus cargas desde el sur de Mauritania hasta la localidad norteña de Bir Mogrein, y es aquí donde pactan el visto bueno con los militares marroquíes, para que les permitan pasar grandes cargas de cocaína al otro lado del muro. Desde el muro, la cocaína es transportada en camiones de frutas a través del territorio de Marruecos hasta llegar al norte del país, y desde Tanger Med III se transporta la cocaína hacia países como Bélgica, Países Bajos y Francia.

     Por otra parte, el tráfico de otras drogas como resina de cannabis (hachís) consiste en lo siguiente; los camiones de Marruecos transportan junto a las frutas y otras mercancías las cargas de hachis hasta Mauritania, y desde aquí se distribuye a los países vecinos, particularmente Malí, Níger y Senegal. A través del muro militar marroquí, los narcotraficantes pasan grandes cantidades de resina de cannabis por dos rutas del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos, una que va hasta el norte de Mali, y la ruta secundaria que llega hasta Tinduf.

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Zona de tránsito

    Coincidiendo con la gran producción de drogas en Sudamérica y la creciente demanda en Europa, la región de África Occidental, por su ubicación geográfica, se convirtió en un punto de tránsito de drogas hacia Europa, los Estados Unidos y Asia.

     La recopilación de información reciente sobre el contrabando en los países del Sahel refleja que la región de África Occidental, gracias a sus puertos, se ha convertido en un lugar de descarga de cocaína, que luego se transporta en automóviles y autobuses a los países del Sahel, a través de Senegal, Mauritania, Malí luego a Níger para llegar a Libia, Túnez y Argelia. Agadez, en el norte de Níger, se ha convertido en un “hub” de la droga para su distribución en los países vecinos.

     Periódicamente, convoyes de Toyota Land Cruiser llenos de drogas cruzan el norte de Malí hacia el mercado europeo. El país es un auténtico corredor. Los grupos yihadistas no tocan las drogas, es impuro (haram, Ed) para ellos, pero si que cobran grandes sumas de dinero y facilitan el tránsito a través de sus zonas de influencia. Aparte de ellos, todos están mojados: grupos armados, los funcionarios de aduanas y políticos. Esta es a menudo una razón de conflicto entre ellos. Con los golpes cambian las cabezas pero no el sistema.

      Los barcos procedentes de Sudamérica atracan en puertos senegaleses y guineanos, luego las cargas son transportadas en autobuses hasta la provincia de Kayes, frontera entre Senegal y Mali. Desde Kayes la cocaína es recogida por hombres armados en todoterrenos tipo Toyota Land Cruiser y es transportada, a través de territorio nacional maliense, hasta llegar a la región de Agadez, norte de Níger. Desde ese punto, la cocaína es distribuida y llevada a la región de Wadi Souf, en Argelia, y el sur de Libia.

      Otras rutas por vía marítima que los narcotraficantes también utilizan, son los puertos de Mauritania, Senegal y Marruecos para el transporte de la droga a puertos europeos situados en Italia, Holanda, Bélgica y Francia. A España la mayor parte de la droga llega a la península a través del estrecho de Gibraltar y los puertos de Galicia.

La juventud de la región ya consume drogas

      Con el aumento del contrabando y la abundancia del producto, el consumo de drogas se ha extendido en los países del Sahel y la tasa de adicción entre los jóvenes ha aumentado. A pesar de la falta de datos sobre la base de consumidores en la región, los centros de tratamiento en Níger, Chad y Burkina Faso indican una tasa de recuperación limitada para las personas que acuden a los centros de desintoxicación.

      Por ejemplo, en Argelia y los campamentos de refugiados saharauis, el consumo de drogas y las pastillas alucinógenas ha aumentado en un 190% desde el 2020. El aumento es debido a la abundancia de la droga que Marruecos envía, ya que los campamentos de refugiados saharauis se han convertido en un “hub” de todo tipo de drogas (cocaína, resina de cannabis y pastillas alucinógenas).

      Según datos oficiales, los campamentos de refugiados saharauis son testigo del deseo de los jóvenes de utilizar tanto la cocaína como la resina de cannabis con fines adictivos y no medicinales. Y las mismas fuentes indican que ya hay cifras alarmantes en cuanto al número de personas que abusan de sustancias psicotrópicas. Y con todo esto, no existe ningún centro especializado para el tratamiento de las adicciones entre los jóvenes.

      El mismo panorama se da en Mauritania. Los mauritanos consumen mucha resina de cannabis y cocaína. En Mauritania existe un solo centro especializado para el tratamiento de las adicciones, con sede en la capital, Nuakchott, mientras que las grandes ciudades carecen de este tipo de atención específica, especialmente las situadas en la línea de contacto con los países vecinos donde el movimiento de la cocaína es muy activo.

Fuente: ONU, Informes sobre el Sahel y los comunicados de los gobiernos locales.

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