Ali Mohamed.
ECS. Argel. | En el contexto de la guerra económica y tensiones que mantienen los dos países norteafricanos desde la ruptura de relaciones en el 2021, el pasado 10 de enero, la creciente disputa entre Argelia y Marruecos llegó al sector naviero con el anuncio de la Asociación Profesional de Bancos e Instituciones Financieras de Argelia (ABEF) prohibiendo a sus miembros procesar transacciones de mercancías transbordadas a través de puertos marroquíes, con consecuencias inmediatas y graves.
La decisión, en línea con otra serie de medidas que persiguen castigar a Marruecos por su hostilidad hacia Argel, se da principalmente por motivos de seguridad, acusando a Marruecos de apoyar los movimientos separatistas en Argelia, lo que aumentó las tensiones bilaterales. Cabe destacar que Argel también cerró el espacio aéreo a todas las aeronaves marroquíes.
El boicot argelino a los puertos marroquíes afecta a una amplia gama de mercancías, a excepción de los alimentos y los productos perecederos. Abarca desde materias primas como hidrocarburos, minerales y productos químicos, hasta bienes intermedios, incluidos componentes electrónicos, textiles y productos metalúrgicos, así como bienes de consumo diario, incluidos productos alimenticios procesados, electrodomésticos y vehículos.
Las mercancías con destino a los principales puertos argelinos generalmente se transbordan a través del Tánger Med de Marruecos, que es un enorme centro de contenedores para el comercio internacional. Sin embargo, la prohibición de ABEF llevó a importantes líneas navieras como Maersk y CMA CGM a introducir cambios en los servicios de línea en los puertos del norte de África. Ambas compañías sustituyeron a Tánger Med como puerto de transbordo que daba servicio a los puertos argelinos, optando en su lugar por los puertos de Algeciras y Valencia. Esto se traduce en una situación más complicada para Marruecos, pues el reino alauí se enfrenta a una reducción notable de sus ingresos portuarios, en particular en el puerto de Tánger Med, y a una erosión de su imagen como centro logístico. De continuar la situación así, afectaría fuertemente el atractivo portuario del país para los inversores internacionales.
La crisis provocó la intervención de la Unión Africana y la Liga Árabe, ambas pidiendo una reducción de las tensiones y la reanudación del diálogo entre los dos países, destacando la importancia de un enfoque pacífico para resolver las diferencias.