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17 noviembre 2025

Los cambios geopolíticos en el Sahel y su impacto en la cuestión del Sáhara Occidental

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El Sahel turbulento, una advertencia sobre la urgencia de una solución justa en el Sáhara Occidental

EDITORIAL

Mientras el Sahel atraviesa la mayor transformación geopolítica de las últimas décadas, el conflicto del Sahara Occidental, a menudo marginado en las agendas internacionales, vuelve a situarse en el centro del tablero africano. Y lo hace con un dato clave: el nuevo equilibrio regional refuerza las posiciones del Frente Polisario y abre espacios inéditos para la causa saharaui.

  La expansión de grupos armados de corte yihadista y la fragilidad estatal en el Sahel demuestran lo que el Frente POLISARIO ha señalado durante años que la inestabilidad regional se agrava cuando los conflictos de descolonización quedan irresueltos. La ocupación del Sáhara Occidental no solo viola el derecho internacional; alimenta tensiones, militarizaciones y rivalidades que pueden desbordar fácilmente las fronteras del Magreb y del Sahel. Una solución basada en la autodeterminación real del pueblo saharaui no es solo una cuestión de justicia: es una condición para la estabilidad regional.

El Polisario espera que los cambios en el Sahel refuerzan su demanda de un referéndum en el Sáhara Occidental

  El Frente Polisario espera que la reconfiguración geopolítica en el Sahel, marcada por la salida de fuerzas occidentales, el ascenso de nuevos gobiernos y la entrada de nuevos actores internacionales, “subraya la urgencia” de resolver el conflicto del Sáhara Occidental mediante un referéndum de autodeterminación, tal como establecen las resoluciones de la ONU.

  Los responsables del Polisario afirman que la inestabilidad regional “pone de manifiesto los riesgos de mantener un conflicto sin resolver” y denuncian que, en su opinión, el estancamiento actual en el Sáhara Occidental se debe a “la falta de voluntad de Marruecos para aceptar una solución que respete el derecho internacional”.

“El Sahel demuestra las consecuencias de ignorar los conflictos de fondo”

   Según Crisis Group, la crisis de seguridad en Malí, Burkina Faso y Níger “evidencia cómo las tensiones no resueltas pueden desbordar fronteras”. Durante años el Frente POLISARIO ha advertido que el Magreb y el Sahel están conectados. Si la comunidad internacional desea estabilidad regional, debe empezar por permitir que el pueblo saharaui ejerza el derecho a decidir su futuro.

Críticas a Rabat y preocupación por el bloqueo diplomático

   El movimiento saharaui insistió en que no percibe avances en el proceso liderado por el enviado especial de la ONU, Staffan de Mistura, debido —según su valoración— al “bloqueo sistemático” de Marruecos. Fuentes diplomáticas saharauis indicaron que la “parálisis” del Consejo de Seguridad es mayor ahora que Rusia y países africanos aliados han ganado peso en la región, favoreciendo un escenario más complejo para la toma de decisiones. El Polisario también denunció el aumento de la presencia militar marroquí en el territorio que saharaui, y aseguró que desde 2020 se mantiene un “estado de guerra de baja intensidad” a lo largo del muro marroquí, algo que Rabat niega.

Apoyo argelino y nuevo equilibrio africano

   Los responsables saharauis consideran que los últimos alineamientos en el Sahel, especialmente la cooperación militar entre Argelia y los países de la Alianza de Estados del Sahel (AES), excepto Mali, “refuerzan la posición de quienes defienden la descolonización del Sáhara Occidental”, aunque evitan vincular directamente la cuestión saharaui con los cambios de gobierno en la región.

   Al mismo tiempo, recuerdan que varios Estados africanos mantienen su reconocimiento de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y que, pese al acercamiento de algunos países a la postura marroquí, “la Unión Africana sigue considerando el conflicto como un caso de descolonización pendiente”.

  Argelia, apoya a los saharauis. El gobierno plantea no solo construir un centro minero, sino también industrial, con una red ferroviaria, que posiblemente se conecte con puertos mediterráneos. Quienes llevaron a cabo las obras en Gara Djbeilat, es un consorcio chino, formado por China International Water&Electric, Heyday Solar y Metallurgical Of China, y la empresa pública argelina Feraal.

   La República Saharaui, necesita que dos actores claves como Mauritania y Argelia, mantengan su apoyo. A fin de cuentas, le proveen “profundidad estratégica”. Es posible que el liderazgo del Polisario, apueste a los cambios geopolíticos, donde claramente las potencias occidentales, están en pleno retroceso en África. Los cambios políticos en la región de la franja del Sahel, abrieron las puertas a una creciente presencia rusa y china. En el seno de los BRICS, el foro que aglutina a China, Rusia, Brasil, India y Sudáfrica, este último país, es especialmente crítico con la ocupación marroquí, lo que permitió en la cumbre de agosto de 2023, que se aprobara un comunicado, muy moderado, pero por lo menos, colocó en agenda la crisis del Sáhara Occidental, exigiendo una solución de la controversia. El ingreso de Etiopía, a los BRICS, abre nuevas perspectivas para los saharauis, dado que Addis Abeba, reconoció la República Saharaui en 1979 y ambos estados forman parte de la Unión Africana.

Llamado a la ONU y a la comunidad internacional

   El Polisario reiteró su llamado a Naciones Unidas para “asumir su responsabilidad histórica” y avanzar hacia un mecanismo vinculante que permita celebrar el referéndum acordado en 1991. Marruecos sostiene que la única solución viable es su propuesta de autonomía bajo soberanía marroquí, presentada en 2007 y respaldada por varios países. El Polisario rechaza esa opción y afirma que solo aceptará una consulta que incluya la independencia como alternativa.

   Rabat, buscaría escalar el conflicto, especialmente para que Mauritania reaccione, y quite el apoyo, no oficial a la República Saharaui. No en vano por medio del uso de drones, ataca siempre blancos civiles, donde argelinos y mauritanos perdieron la vida. La escalada hacia una guerra abierta, por ahora queda descartado. Los cambios geopolíticos llegaron al África, y Marruecos se convierte en un bastión de intereses occidentales para sobrevivir. Los golpes de Estado en Malí, Guinea, Burkina y Níger, alejaron a dichos países de sus lazos con Francia y en menor medida con Estados Unidos.

  En este panorama, Mauritania, tiene un rol relevante, por su papel en el conflicto saharaui. Neutral, controla de facto la localidad de La Güera, con anuencia de la República Saharaui, a los fines de crear un “cordón” de seguridad. El paso ilegal de Guerguerat juega un papel de “polo de atracción geopolítica” para incrementar la dependencia económica de Mauritania respecto a Marruecos. Nuakchot, consciente de su debilidad, encontró en China un socio ideal, tanto en el plano económico, como militar, dado que las modestas fuerzas mauritanas han recibido material chino, especialmente para su pequeña fuerza naval. El mantenimiento del control de las zonas liberadas por parte de la República Saharaui, se vincula con la propia seguridad de Mauritania, de mantener alejado a Marruecos, que mantiene un claro interés expansionista.

   Marruecos se aferra a la ocupación, por muchos motivos, entre ellos el factor interno, dado que el conflicto justifica la represión interna, la exaltación nacionalista y refuerza el rol del rey, distrae a la opinión pública de la pobreza y corrupción, y además el expolio de los recursos pesqueros y mineros, financian la economía marroquí. España apoya la ocupación veladamente, a sabiendas que la pérdida del Sáhara Occidental, significará un conflicto abierto por Canarias, Ceuta y Melilla.

   Rabat precisa los conflictos externos como válvula de escape, ante una situación doméstica no muy halagüeña. Los intereses de Francia y Estados Unidos, están vinculados también a intereses económicos, y dado que Marruecos, es uno de los últimos países pro occidentales en África. La pérdida del Sáhara Occidental, incidiría directamente en la estabilidad de la monarquía y su peculiar régimen de equilibrios internos. Razones políticas lo llevan a no reconocer los combates en los muros defensivos, por lo menos abiertamente. Mantiene una postura defensiva y en el plano internacional busca el reconocimiento de la ocupación e imponer el plan de autonomía como única solución.

La deuda con los saharauis

   España que tiene un rol central en la resolución del conflicto, es rehén de la presión y, a veces, el chantaje marroquí, como también indirectamente de Francia, aliado de Rabat. Estados Unidos, busca mantener como pueda aliados en África, que cada vez son menos. Egipto, viejo aliado de Washington, mantiene sus vínculos, pero con una visión de mayor autonomía, incorporándose al espacio BRICS en agosto de 2023. Francia, el gran perdedor, tuvo que replegarse del Sahel, y veremos por cuánto tiempo más, mantendrá su influencia en Senegal, Costa de Marfil, Togo, Camerún, por citar los países de la Françafrique.

   El resultado de la guerra de Ucrania y Oriente Medio, incidirá en el tablero global. El Norte de África toma nota de su papel en el mundo que se viene, de carácter multipolar, y ello abre una tímida luz de esperanza para el conflicto saharaui, y Rabat deberá tener en cuenta, que no puede vivir eternamente aislado de sus vecinos y ser funcional a la política “divide y reinarás” en la Unión Africana, funcional a los intereses franceses.

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