back to top
20.5 C
Madrid
20 octubre 2025

¿Un «acuerdo de paz» en 60 días entre Argel y Rabat? Cuando Washington inventa una guerra para «negociar la paz»

SEGUIR LEYENDO

El Sáhara Occidental se enfrenta al “trumpismo diplomático”: falsa paz y verdadera impostura

El reciente anuncio de Steve Witkoff, el «enviado especial de paz» de Donald Trump, de que quiere «poner fin a la crisis diplomática entre Argelia y Marruecos» en un plazo de 60 días ha provocado un aluvión de reacciones.
Pero queda una pregunta: ¿de qué guerra estamos hablando?

Ni Argelia ni Marruecos están en guerra. No hay confrontación militar ni conflicto armado, sino una profunda ruptura política, derivada de la negativa de Argel a respaldar la ocupación del Sáhara Occidental y la alianza estratégica de Rabat con Israel. Reducir esta realidad a un simple «desacuerdo» que se suavizará mediante una mediación relámpago es o bien una completa incomprensión del asunto o un intento deliberado de borrar la causa saharaui del debate.

El Sáhara Occidental ante la traición del derecho: entre la ocupación, el silencio y la manipulación diplomática

Argelia no necesita un mediador, sino respeto

Como recordó el exministro de Exteriores argelino, Ramtane Lamamra el 24 de agosto de 2021, al anunciar la ruptura de relaciones diplomáticas, Argel no negocia su soberanía: “Argelia rechaza cualquier relación basada en la agresión y la violación del derecho internacional”.

Los agravios argelinos contra Marruecos son precisos y documentados: espionaje (caso Pegasus), interferencia política, guerra mediática, distribución de estupefacientes, normalización con Israel a cambio del apoyo estadounidense a la llamada “marroquinidad” del Sáhara Occidental y, sobre todo, ocupación ilegal de un territorio no autónomo .

En estas condiciones, ninguna iniciativa extranjera -estadounidense, qatarí o de cualquier otra índole- puede «reconciliar» a los dos países sin que Rabat renuncie a su política expansionista y respete el derecho internacional.

La sombra de Kushner y el “trumpismo diplomático”

La participación de Jared Kushner, quien ya fue el artífice del intercambio diplomático «Sáhara por Israel» de 2020, refuerza la desconfianza.
Kushner y Witkoff, dos empresarios con experiencia en el sector inmobiliario, abordan la diplomacia como una transacción: creen que «firmar un acuerdo» es suficiente para eliminar las causas de un conflicto.

Este realismo pragmático, que pretende convertir la ley en moneda de cambio, es una farsa. Aplicado al Sáhara Occidental, equivale a regatear un proceso de descolonización.

La idea de un “acuerdo de paz” entre Argel y Rabat no tiene como objetivo resolver una disputa, sino legitimar la ocupación marroquí sobre el Sáhara Occidental bajo el pretexto de la “estabilidad regional”.

Y, de este modo, ofrecerle a Trump un nuevo trofeo diplomático antes de las elecciones estadounidenses.

El Frente Polisario: la soberanía no es negociable

Ante estas maniobras, el representante del Frente Polisario ante la ONU, Dr. Sidi Mohamed Omar, fue claro: «El destino del pueblo saharaui no está en manos de Estados Unidos, ni de Francia, ni de ninguna otra potencia, sino en sus propias manos. Sus legítimos derechos no son negociables, ni hoy, ni mañana, ni nunca».

El Frente Polisario sigue siendo el representante legítimo del pueblo saharaui, reconocido como tal por las Naciones Unidas.

Ninguna “paz mediática” puede sustituir la única vía legal: un referéndum de autodeterminación libre y transparente, bajo supervisión internacional.

La paz sin justicia es una ilusión

Presentar la diplomacia estadounidense como un instrumento de paz es ignorar que esta misma política apoya la ocupación israelí de Palestina y las ambiciones expansionistas marroquíes en el norte de África. Esta «Pax Trumpiana» no aporta ni equilibrio ni estabilidad; consagra la ley del más fuerte y transforma la paz en un producto de marketing.

Pero la lección del pueblo saharaui es clara: no hay paz sin justicia. Los saharauis han resistido la colonización, la guerra y el exilio durante medio siglo; también resistirán la comercialización de su causa.

Conclusión: El Sáhara Occidental no está en venta

El Sáhara Occidental no es una línea de negociación entre potencias. No es un «conflicto periférico» ni un «problema congelado»: es un proceso de descolonización bloqueado. Y mientras las Naciones Unidas no apliquen sus propias resoluciones, cualquier «mediación» será inútil.

La verdadera paz no se decreta en Washington ni en Tel Aviv: se construye sobre el terreno, con los pueblos afectados. El Sáhara Occidental no es algo que se pueda negociar; es algo que se debe liberar.

¡Apoya al periodismo libre!

Su generosidad nos permite avanzar en nuestra misión y trabajar hacia un futuro mejor para todos. 

Nuestra campaña se centra en promover la justicia, la paz y los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Creemos firmemente en la importancia de comprender el origen y la complejidad de este conflicto para poder abordarlo de manera efectiva y trabajar hacia una solución que respete los derechos y la dignidad de todas las partes involucradas.

MÁS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS