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05 agosto 2025

Marruecos, Argelia y el espejismo de una paz sin justicia en el Sáhara Occidental

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Editorial «NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL»

   Madrid (ECS).- Un artículo publicado el 5 de agosto en El País, firmado por Juan Carlos Sanz y titulado “EE UU estudia una salida basada en la economía para el conflicto del Sáhara tras medio siglo de estancamiento”, presenta el conflicto del Sáhara Occidental como una disputa regional entre Marruecos y Argelia, obviando su naturaleza como proceso de descolonización.

   El artículo habla de una nueva iniciativa diplomática y económica que involucraría a Estados Unidos en el conflicto del Sáhara Occidental, centrada en fomentar inversiones como vía alternativa a la solución política. Según El País, el discurso del rey Mohamed VI durante la Fiesta del Trono —en el que ofreció a Argelia una “solución sin vencedores ni vencidos”— coincidió con una gira de Massad Boulos, consuegro y asesor del expresidente Donald Trump, por el Magreb. Durante esta gira, Boulos visitó Argel pero canceló su escala prevista en Rabat, mientras Washington anunciaba planes para autorizar inversiones millonarias de empresas estadounidenses en sectores clave del Sáhara ocupado: energías renovables, minerales estratégicos, acuicultura y turismo.

   La Corporación de Financiación del Desarrollo Internacional de EE.UU. sería el organismo encargado de impulsar estos proyectos, en colaboración con socios marroquíes. También se citan iniciativas similares anunciadas por otros actores internacionales, como el grupo hotelero español Senator, la Agencia Francesa de Desarrollo y empresas energéticas de Emiratos Árabes Unidos, que en conjunto estudian inversiones de hasta 10.000 millones de dólares. El artículo destaca que estas operaciones económicas se producirían pese al contexto de enfrentamientos armados reanudados en 2020, y sin que afecten las sentencias del Tribunal de Justicia de la UE que invalidan acuerdos comerciales con Marruecos en el Sáhara Occidental por no contar con el consentimiento del pueblo saharaui.

   Finalmente, el texto retoma el enfoque habitual del gobierno marroquí, que insiste en una solución regional negociada con Argelia, sin reconocer al Frente Polisario como interlocutor. Según el análisis incluido en el reportaje, Marruecos contaría con el respaldo de tres de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU a su plan de autonomía. El artículo concluye subrayando el interés de Washington por fomentar la estabilidad en la región mediante el comercio y el acercamiento entre Marruecos y Argelia, obviando en gran medida el derecho internacional y el marco de descolonización establecido por la ONU para el Sáhara Occidental.

   El truco de siempre: convertir a Argelia en parte del conflicto y excluir al pueblo saharaui

   Desde hace años, Marruecos intenta presentar el contencioso del Sáhara Occidental como un “conflicto regional” con Argelia, en lugar de reconocer que enfrenta una legítima resistencia del pueblo saharaui —representado por el Frente Polisario— a su ocupación militar. Este relato borra al sujeto central del conflicto: el pueblo saharaui y su derecho a la autodeterminación.

   Cuando el rey Mohamed VI tiende “la mano a Argelia” y habla de una solución “sin vencedores ni vencidos”, no lo hace desde una posición de diálogo honesto, sino desde la pretensión de imponer unilateralmente su plan de autonomía, excluyendo al Frente Polisario de cualquier negociación. Su propuesta es clara: o se acepta el dominio marroquí camuflado de autonomía, o no hay diálogo. Eso no es una solución, sino una oferta de rendición.

Argelia: firmeza legal frente a la manipulación marroquí

    Argelia, por su parte, ha mantenido una postura firme y coherente: el conflicto del Sáhara Occidental es una cuestión de descolonización y debe resolverse mediante el ejercicio del derecho a la autodeterminación. No es parte del conflicto territorial: no reclama soberanía sobre el Sáhara, pero ofrece refugio y apoyo político al pueblo saharaui, en coherencia con los principios del Derecho Internacional. Su papel es el de observador comprometido, no el de contendiente.

   Por eso no es casual que Argel haya ignorado el discurso de Mohamed VI: el rey marroquí se dirige a quien no tiene por qué responder. El verdadero interlocutor sigue siendo el Frente Polisario, y cualquier intento de eludirlo es una maniobra para legitimar la ocupación.

  Inversiones económicas: legalmente nulas, moralmente cómplices

   El artículo de El País recoge con entusiasmo los anuncios de futuras inversiones de empresas estadounidenses, francesas y de los Emiratos en los territorios ocupados del Sáhara Occidental. Pero omite un dato fundamental: esas inversiones son ilegales, según el Derecho Internacional y la jurisprudencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE).

   Que la Corporación de Financiación del Desarrollo de EE.UU. esté supuestamente preparando inversiones en el Sáhara Occidental no solo supone una violación flagrante del Derecho Internacional, sino también un desprecio absoluto a los fallos del TJUE, que ha anulado todos los acuerdos económicos entre la UE y Marruecos que incluyan el Sáhara Occidental, por no contar con el consentimiento del pueblo saharaui.

   La ONU y el propio TJUE han sido contundentes: Marruecos no tiene soberanía sobre el Sáhara Occidental, y ningún Estado del mundo —ni siquiera EE.UU.— ha logrado legitimar esa ocupación mediante inversiones o reconocimientos unilaterales.

   Es especialmente revelador que el propio artículo reconozca que la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU. ha evaluado la “situación bélica sobre el terreno”, pero omite que el Frente Polisario reanudó la lucha armada en 2020 precisamente ante la falta de avances diplomáticos y la constante violación de los derechos del pueblo saharaui por parte del ocupante marroquí.

   La gira de Massad Boulos —enviado del expresidente Trump— por el Magreb, los anuncios de inversiones millonarias y las declaraciones ambiguas sobre el “fomento del comercio” buscan construir una falsa narrativa: que el desarrollo económico puede sustituir al cumplimiento del Derecho Internacional.

   La ONU sigue considerando el Sáhara Occidental como un territorio no autónomo pendiente de descolonización. Ni Trump, ni Boulos, ni la agencia estatal marroquí MAP pueden cambiar ese estatus con declaraciones o contratos.

   Pero mientras se firman acuerdos para explotar energías renovables, minerales o el turismo, Marruecos mantiene una brutal represión contra los saharauis en los territorios ocupados, niega el acceso a observadores internacionales y bloquea cualquier posibilidad de referéndum. Hablar de inversiones sin mencionar este contexto es blanquear la ocupación con dinero extranjero.

   El plan de autonomía: un callejón sin salida

   El plan de autonomía marroquí, por muy promocionado que esté por ciertas potencias, no ha sido aprobado por Naciones Unidas ni por el Consejo de Seguridad. Requiere el consentimiento del pueblo saharaui, y este ha sido clara y repetidamente expresado a favor de su derecho a la independencia, no a una autonomía bajo ocupación militar.

   El Frente Polisario ha rechazado esta propuesta porque no garantiza la autodeterminación, sino que busca institucionalizar la anexión marroquí del territorio. Y cada vez que la comunidad internacional promueve ese plan como “la única solución realista”, está apostando por la injusticia, el unilateralismo y la negación del Derecho Internacional.

Sin autodeterminación no hay solución duradera

  Ni el “diálogo regional” entre Marruecos y Argelia, ni las inversiones millonarias en un territorio ocupado, ni el apoyo parcial de algunas potencias al plan marroquí pueden borrar un hecho esencial: el Sáhara Occidental no es marroquí. Y el pueblo saharaui sigue esperando que se cumpla la promesa internacional de un referéndum de autodeterminación.

   La comunidad internacional debe dejar de construir castillos de arena sobre el espejismo económico de la ocupación. La única vía legítima, justa y duradera es aquella que pasa por escuchar al pueblo saharaui, respetar su voluntad y poner fin a medio siglo de colonización ilegal.

Artículo cedido a ECSaharaui por la PLATAFORMA «NO TE OLVIDES DEL SAHARA OCCIDENTAL»

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