Por Germán Gorraiz Lopez- Analista
Madrid (ECS).- El psiquiatra español Enrique González Duro en su libro La paranoia (1991), afirma que «los factores desencadenantes de esta enfermedad se encuentran muy activos en individuos que presentan un acusado narcisismo y que se han visto expuestos a serias frustraciones, hallándose consecuentemente dotados de una baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de Proyección, en virtud del cual tendemos a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos».
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La personalidad de Netanyahu encajaría plenamente en la descripción médica del trastorno conocido como psicosis paranoica pues su pensamiento es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción.
La paranoia de Netanyahu se habría agravado al verse afectado por el llamado «sindrome de hydris» citado por el médico y político inglés David Owen en su obra «The Hybris Syndrome: Busch, Blair ant the Intoxication of Power», término que procede de la palabra griega «hybris» y que significa desmesura. Así, sus controvertidas decisiones y manifestaciones nos permiten aventurar que nos encontramos ante un caso típico de paranoia megalómana, «entendido como delirio de grandeza que provoca que el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios».
Asimismo, Netanyahu habría banalizado la maldad debido a la total ausencia de moralidad en sus acciones que le lleva a cometer crímenes de lesa humanidad sin reflexionar sobre sus consecuencias y sin discernir el bien o el mal de sus actos. Así, la utilización por Israel de la tortura sistemática, el Genocidio de la población gazatí y demás prácticas malvadas no serían considerados por Netanyahu a partir de sus efectos o de su resultado final debido a que las deidades le han elegido para «la alta misión de eliminar a Hamas de la faz de la Tierra y construir el Gran Israel», situación distópica que ha llevado al activista judío de los Derechos Civiles y superviviente del Holocausto, Israel Shakak a afirmar «Los nazis me hicieron temer ser judío y los israelíes me avergüenzan de ser judío».
Sin embargo, la paranoia de Netanyahu sería bastante funcional y no tiende a mostrar un comportamiento extraño excepto como resultado directo de la idea delirante. Así, Netanyahu sería consciente de la creciente desafección de la sociedad israelí debido a su nefasta gestión de la crisis con Hamás y a su nulo interés por rescatar con vida a los rehenes israelíes, lo que habría desencadenado las movilizaciones de los familiares de las personas secuestradas por Hamás ante la residencia de Netanyahu, a quien hacen «personalmente responsable de su retorno a casa con vida».
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