Por Ana Stella (@anaqtella)
Madrid (ECS).- El reciente comunicado conjunto entre el Reino Unido y Marruecos, emitido el 1 de junio de 2025 en Rabat tras la quinta sesión de su Diálogo Estratégico, ha sido utilizado por Rabat para afirmar un supuesto “reconocimiento” británico de su soberanía sobre el Sáhara Occidental. Sin embargo, esta afirmación es falsa, políticamente interesada y jurídicamente insostenible. El comunicado no contiene ningún reconocimiento explícito —ni implícito— de soberanía. Es más: reafirma el marco de Naciones Unidas como único camino para una solución, incluyendo a todas las partes, es decir, también al Frente Polisario.
¿Qué dice realmente el comunicado?
El texto oficial firmado por el Reino Unido dice, literalmente:
«El Reino Unido […] considera la propuesta de autonomía de Marruecos, presentada en 2007, como la base más creíble, viable y pragmática para una resolución duradera del contencioso.»
«Ambos países […] reafirman su pleno apoyo a los esfuerzos del Enviado Personal del Secretario General de la ONU […] subrayando que la única solución viable y duradera será aquella que sea mutuamente aceptable para las partes pertinentes y que se alcance mediante el compromiso.»
«Para ese fin, el Reino Unido continuará actuando […] en línea con esta posición para apoyar la resolución del conflicto.»
Este lenguaje no solo no reconoce la soberanía de Marruecos, sino que explícitamente mantiene el proceso bajo los auspicios de la ONU, que considera al Sáhara Occidental como un territorio no autónomo. La insistencia en una “solución mutuamente aceptable” implica obligatoriamente la participación del Frente Polisario.
Reconocer soberanía: ¿quién puede hacerlo?
Ni el Reino Unido ni ningún otro Estado pueden unilateralmente reconocer soberanía sobre un territorio disputado como si fueran árbitros del derecho internacional. Ese poder recae, como establece el derecho internacional, en los procesos multilaterales, especialmente en el marco de Naciones Unidas.
Los países pueden apoyar planes, valorar propuestas o expresar simpatía política. Pero eso no es reconocimiento de soberanía, y menos aún cuando en el mismo comunicado se insiste en que el destino del territorio debe resolverse mediante negociación y bajo la autoridad de la ONU.
La utilización propagandística que hace Marruecos de estos comunicados es, por tanto, una manipulación que desinforma a su propia opinión pública y busca presión internacional sin base legal.
¿Y Estados Unidos? Tampoco tiene poder para reconocer soberanía
El caso más citado es el de EE.UU. En 2020, el entonces presidente Donald Trump «reconoció» la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental como parte de los Acuerdos de Abraham, a cambio de la normalización de relaciones entre Marruecos e Israel. Ese acto, sin precedentes, no tiene valor jurídico internacional, y fue una decisión política coyuntural que no pasó por el Consejo de Seguridad ni por ningún organismo multilateral.
Actualmente, la administración Trump ha regresado a la presidencia, y es posible que esa posición se reafirme. Pero, como toda decisión política bilateral, está sujeta a los intereses geoestratégicos de momento. Bajo la administración del ex presidente Joe Biden, ese mismo reconocimiento fue silenciado, y la política estadounidense volvió a centrarse en “una solución realista dentro del proceso de la ONU”.
Lo que queda claro es que ningún presidente estadounidense —ni ningún país— puede otorgar soberanía sobre un territorio cuya situación está pendiente de descolonización según Naciones Unidas. Todo depende del contexto político, de los acuerdos a los que se llegue, y de las alianzas temporales. Nada es permanente ni legalmente vinculante.
España, Francia y otros: apoyo político, no legal
La diplomacia marroquí también ha manipulado los comunicados de otros gobiernos para presentar apoyos como reconocimientos.
España, en una carta de Pedro Sánchez de 2022, valoró el plan marroquí como “la base más seria, creíble y realista”. Nunca habló de reconocimiento.
Francia, en múltiples ocasiones, ha mostrado «aprecio» por el plan de autonomía, pero sin salir del marco multilateral.
Alemania, Países Bajos y otros han usado un lenguaje similar: valoran el plan, pero no legitiman una soberanía unilateral ni niegan el papel del Frente Polisario.
En todos los casos, el mensaje común es claro: respaldo al proceso de la ONU y necesidad de una solución acordada por ambas partes. Todo lo demás son gestos diplomáticos, declaraciones simbólicas o concesiones a intereses estratégicos, como acuerdos comerciales, migratorios o de seguridad.
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