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04 diciembre 2025

Marruecos acelera la colonización energética del Sáhara Occidental con un nuevo megacorredor eléctrico

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No te dejes engañar por la retórica de la energía limpia en esta nueva línea eléctrica de 1.000 km: se trata de una anexión infraestructural de un territorio ocupado.

Marruecos vuelve a utilizar la retórica de la “energía limpia” como cortina de humo para profundizar su control sobre el Sáhara Occidental ocupado. La organización Western Sahara Resource Watch (WSRW) ha advertido en su último informe que Rabat ha anunciado un nuevo megacorredor eléctrico de 1.000 kilómetros diseñado explícitamente para evacuar energía renovable generada en el territorio ocupado hacia el norte, integrándola de forma irreversible en la red marroquí. Esta estrategia, que WSRW denomina infrastructural annexation, no es una simple expansión técnica: es un mecanismo de colonización presentado como transición ecológica.

El 26 de noviembre de 2025, la compañía pública marroquí ONEE lanzó una licitación de preclasificación para construir esta línea de ultraalta tensión (UHT), con capacidad para transportar 2.000 MW y con fecha de entrada en funcionamiento prevista para diciembre de 2028. Aunque ONEE la describe como parte del refuerzo de la red eléctrica “nacional”, su propia documentación reconoce que la línea está destinada a “facilitar la evacuación de las energías renovables producidas en el Sur”. Ese “Sur”, como recuerda WSRW, es el Sáhara Occidental, un territorio ocupado sin el consentimiento de su pueblo.

Este proyecto no llega solo. En mayo de 2025, Marruecos adjudicó a un consorcio marroquí-emiratí —TAQA Morocco, Nareva y el Fonds Mohammed VI— un gigantesco paquete que incluye 1.400 km de líneas HVDC con capacidad de 3.000 MW, bautizado como la “Autopista Eléctrica”, además de 1.200 MW de nuevos parques eólicos dentro del territorio ocupado. Aquella adjudicación ya suponía un salto cualitativo en la infraestructura diseñada para conectar el Sáhara Occidental con el sistema eléctrico e industrial marroquí.

El nuevo corredor Boujdour–Tensift, sin embargo, no sustituye a esa “Autopista Eléctrica”: la complementa. ONEE menciona en sus propias comunicaciones que este UHT se suma a futuros corredores HVDC que unirán “el sur con el centro del Reino”. Marruecos, por tanto, no está construyendo una vía principal, sino múltiples arterias paralelas de exportación, capaces de multiplicar el flujo energético desde el territorio ocupado hacia Marruecos propiamente dicho. Es una arquitectura pensada para décadas, que consolida la dependencia estructural del territorio respecto al ocupante.

WSRW insiste en que esto no es un desarrollo técnico neutral. El incremento simultáneo de capacidad AC y DC refuerza la integración energética con Marruecos, facilitando que la industria marroquí —y potencialmente la exportación eléctrica hacia Europa— se alimente de recursos generados en una tierra cuyo pueblo no ha autorizado ninguno de estos proyectos. Como recuerda la portavoz de WSRW, Sara Eyckmans, “no se trata de un proyecto verde inocuo: es parte de un patrón más amplio de colonización. Las energías renovables están siendo utilizadas como herramienta de anexión de facto”.

Las implicaciones son profundas. Un corredor de transmisión de estas dimensiones condiciona el uso del suelo, determina prioridades económicas y fija, en la práctica, un rumbo político irreversible. Todo ello sin que Marruecos haya obtenido —ni buscado— el consentimiento libre, previo e informado del pueblo saharaui, requisito clave del Derecho Internacional en territorios no autónomos. Esta ausencia de consentimiento convierte el proyecto en una vulneración más del estatus jurídico del territorio y sitúa a las empresas implicadas en un riesgo severo de complicidad.

WSRW hace un llamamiento explícito a las compañías internacionales para que eviten cualquier participación en la licitación de ONEE, que se organiza bajo un contrato EPC (Ingeniería, Adquisición y Construcción). Las empresas interesadas tienen hasta el 15 de enero de 2026 para presentar sus expedientes, aunque la vigilancia internacional se intensificará ante la dimensión del proyecto y su potencial impacto geopolítico.

La advertencia de WSRW es clara: no debemos dejarnos engañar por las etiquetas verdes. Marruecos presenta la colonización del Sáhara Occidental como un proceso de modernización energética, pero lo que está construyendo es una red destinada a fijar su ocupación en el tiempo, integrando el territorio de forma irreversible en su economía y en su estrategia de exportación. Las renovables no limpian la ocupación: la enmascaran.

Fuente: Western Sahara Resource Watch (WSRW) “Morocco plans another giant power line from occupied Western Sahara”, 4 diciembre 2025.

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