Nueva York, 1 de noviembre de 2025 – El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprobó una nueva resolución sobre el Sáhara Occidental, renovando —como cada octubre— el mandato de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO). Una vez más, cada palabra del texto ha sido objeto de análisis, interpretación y manipulación.
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Pero un punto permanece inequívoco: la MINURSO es y seguirá siendo una misión para el referéndum, no para la autonomía ni para la gestión de un “estatus especial”. Su razón de ser es una sola: organizar la consulta popular que permita al pueblo saharaui decidir libremente su propio destino.
El mandato de la MINURSO permanece inalterado
Contrariamente a las versiones promovidas por Rabat y reiteradas por ciertos medios de comunicación internacionales, el mandato de la MINURSO no ha sido modificado. La Resolución 2797 reitera los términos originales establecidos en 1991: promover el proceso de libre determinación del pueblo saharaui mediante un referéndum libre y transparente.
Quienes intentan reinterpretar la misión como un instrumento para implementar un plan de autonomía ignoran o distorsionan deliberadamente la letra y el espíritu de las Naciones Unidas.
El farol diplomático de Rabat
Para obtener una apariencia de legitimidad internacional, Marruecos ha normalizado sus relaciones con Israel y subordinado su política exterior a los intereses de Washington y París. Sin embargo, lo que ha conseguido es poco más que un reconocimiento simbólico: una frase ambigua en el texto del Consejo que menciona la “propuesta de autonomía” como una de las posibles opciones.
Eso no es legitimidad. No es una imposición. No es una solución definitiva. Es simplemente una referencia. Y el principio del derecho a la autodeterminación sigue plenamente vigente, tal como lo reafirma la Resolución 1514 de la Asamblea General de la ONU, que reconoce el derecho inalienable de los pueblos colonizados a su independencia.
La propaganda de una «victoria» marroquí
En las próximas semanas, el régimen marroquí desplegará todo su aparato mediático para presentar la decisión de la ONU como una victoria diplomática. Hablará de un “punto de inflexión histórico”, de un “consenso internacional” y de “avances en el proceso político”. Pero, entre bastidores, la realidad es muy distinta: la misión sigue siendo la misma, y el referéndum continúa siendo el eje central del mandato de la ONU.
Marruecos está ganando tiempo, pero no la batalla diplomática. Y mucho menos la moral o la política. El derecho internacional, aunque a menudo se vea postergado, no se doblega ante los deseos de una monarquía ni ante la conveniencia de las superpotencias.
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El pueblo saharaui: de la resistencia a la perseverancia
Mientras se votaba la resolución en Nueva York, en los campamentos de refugiados saharauis se celebraba otra forma de victoria: la de la resistencia. No una protesta de desesperación, sino de determinación. Cada renovación del mandato de la MINURSO supone también un reconocimiento implícito de que el proceso de descolonización del Sáhara Occidental no ha concluido.
El Frente Polisario, representante legítimo del pueblo saharaui, entra ahora en una fase decisiva que exigirá claridad política, resolución estratégica y capacidad de adaptación. Las potencias occidentales seguirán utilizando a la ONU como escudo para proteger el statu quo, pero la legitimidad histórica y jurídica sigue estando del lado del pueblo saharaui.
Un conflicto aplazado, no resuelto
La Resolución 2797 no cierra el capítulo del Sáhara Occidental: lo aplaza un año más.