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04 noviembre 2025

La ONU renueva el mandato, Marruecos renueva la propaganda

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Por Ana Stella


La aprobación de la Resolución 2797 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas sobre el Sáhara Occidental, el 30 de octubre de 2025, ha sido presentada por Marruecos y parte de la prensa internacional como una confirmación de su plan de autonomía. Sin embargo, el texto adoptado no reconoce soberanía alguna sobre el territorio, ni avala el proyecto marroquí, ni altera el estatus jurídico del Sáhara Occidental, que continúa siendo un territorio pendiente de descolonización. El análisis de las fuentes diplomáticas junto con las reacciones oficiales saharauis, revela un escenario de continuidad política maquillada de avance, donde la ambigüedad lingüística se ha convertido en herramienta para perpetuar el bloqueo.

1. Un texto ambiguo presentado como victoria

La Resolución 2797 renueva el mandato de la MINURSO hasta octubre de 2026 y reitera el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Sin embargo, evita toda referencia a mecanismos, plazos o compromisos verificables que garanticen la celebración del referéndum acordado en 1991. La inclusión de la “propuesta de autonomía” marroquí se limita a una mención formal como “base para la negociación”, junto con la del Frente POLISARIO. En términos jurídicos, no constituye aprobación, reconocimiento ni modificación del estatus internacional del territorio.

Pese a ello, Marruecos ha promovido la idea de una “autonomía aprobada”, transformando un texto diplomático neutro en instrumento propagandístico para uso interno. Esta operación comunicativa reproduce un patrón recurrente: la apropiación del lenguaje de la ONU para justificar un control territorial que sigue siendo ilegal bajo el derecho internacional.

2. El papel de los Estados y la fragmentación diplomática

Las reacciones de los Estados miembros reflejan el desgaste del proceso. Rusia y China se abstuvieron, cuestionando la falta de transparencia en la redacción del borrador estadounidense. Argelia, que mantiene su posición como principal apoyo político del Frente POLISARIO, reiteró que el Sáhara Occidental es el último territorio colonial de África y que el derecho a la autodeterminación es innegociable.

Varios países europeos —entre ellos Dinamarca— dejaron constancia de que su voto favorable no implica reconocimiento de soberanía marroquí.

En el plano regional, el presidente saharaui Brahim Gali subrayó que “los factores decisivos en la resolución del conflicto siguen siendo el pueblo saharaui y su Ejército de Liberación”, recordando que sin voluntad política real, ninguna resolución logrará alterar la realidad sobre el terreno.

3. Los foros internacionales y la persistencia jurídica

El Noveno Foro Europeo de Solidaridad con el Pueblo Saharaui, celebrado en Viena, reafirmó la ilegalidad de los acuerdos comerciales entre la Unión Europea y Marruecos que incluyen al Sáhara Occidental, recordando las reiteradas sentencias del Tribunal de Justicia de la UE. El foro denunció además el uso del lenguaje diplomático como herramienta de erosión del principio de autodeterminación.

Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores saharaui reconoció los esfuerzos de Argelia y de los países que defendieron una redacción equilibrada, señalando que, aunque el texto final no cumple las expectativas del Frente POLISARIO, mantiene la vigencia del derecho internacional frente a las pretensiones de anexión.

4. La represión en los territorios ocupados

La realidad sobre el terreno continúa siendo incompatible con la retórica diplomática.

Organizaciones saharauis documentan detenciones arbitrarias, torturas y persecución de periodistas que intentan informar desde El Aaiún o Smara. Estas denuncias refuerzan la percepción de que la MINURSO —privada de mandato para supervisar los derechos humanos— se ha convertido en un instrumento de contención más que de protección.

Mientras el Consejo de Seguridad debate la terminología de las resoluciones, en el Sáhara ocupado se mantiene un régimen de represión que desmiente cualquier avance político real.

5. Diplomacia de mantenimiento: la estabilidad como sustituto de la justicia

La Resolución 2797 se inscribe en la tendencia de los últimos años: priorizar la “estabilidad regional” sobre el cumplimiento del derecho internacional. El Consejo de Seguridad actúa más como gestor del statu quo que como garante del proceso de descolonización. La ambigüedad calculada del texto permite a cada actor presentar su propia lectura. Para Marruecos, simboliza el respaldo de la comunidad internacional; para el Frente POLISARIO, la confirmación de que la autodeterminación sigue reconocida. En la práctica, sin embargo, el conflicto se mantiene congelado.

La Resolución 2797 no aprueba la autonomía marroquí, no concede soberanía y no introduce ningún cambio estructural en el proceso político. Su principal efecto es prolongar la apariencia de diálogo mientras el territorio sigue bajo ocupación y la población saharaui continúa privada de su derecho a decidir.

Desde una perspectiva jurídica y política, se trata de una resolución de mantenimiento, no de solución. El Consejo de Seguridad preserva el equilibrio diplomático, pero a costa de la credibilidad del propio sistema multilateral. Mientras tanto, el pueblo saharaui —el único sujeto legítimo de autodeterminación— mantiene su resistencia, convencido de que ninguna maniobra lingüística puede sustituir la justicia histórica pendiente.

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