En los últimos años, el Atlántico noroccidental africano —la franja marítima comprendida entre Canarias, Marruecos y el Sáhara Occidental ocupado— se ha consolidado como uno de los corredores estratégicos más sensibles del hemisferio occidental. Lo que antaño era un espacio periférico, hoy concentra intereses militares, energéticos y geopolíticos que se superponen sobre un territorio que continúa, jurídicamente, en proceso de descolonización. En este contexto, cada movimiento militar adquiere una lectura más amplia que trasciende la rutina operativa.
