Por Ana Qtella (Ana en X)
Un reciente artículo de The Washington Post ha generado controversia al alegar que Irán habría entrenado a combatientes del Frente Polisario en Siria. Estas afirmaciones se basan exclusivamente en fuentes anónimas y en una declaración de Omar Abdul Sattar, un exdiputado iraquí, sin que se presenten pruebas verificables ni confirmación oficial de gobiernos o instituciones internacionales.
El Washington Post rectifica información sobre el Frente Polisario e Irán
El Washington Post rectifica información sobre el Frente Polisario e Irán
Omar Abdul Sattar fue miembro del Parlamento iraquí entre 2005 y 2010, representando al Frente del Consenso Iraquí, coalición dominada por el Partido Islámico Iraquí, vinculado a la Hermandad Musulmana y proscrito durante el régimen de Saddam Hussein. Su coalición participó en el proceso político respaldado por EE. UU. tras 2003. Desde hace más de una década no ocupa ningún cargo público, y su testimonio carece de valor institucional. Sus declaraciones han sido amplificadas por medios alineados con la narrativa de Rabat.
El artículo fue coescrito por Souad Mekhennet, periodista de origen marroquí, lo que plantea interrogantes sobre la neutralidad editorial, considerando que Marruecos es parte directa del conflicto.
1/ Este hilo desmonta el artículo de The Washington Post que acusa al Frente Polisario 🇪🇭 de haber sido entrenado por Irán en Siria. Una narrativa sin pruebas, sin fuentes verificables y con claro sesgo pro-marroquí 🇲🇦 pic.twitter.com/flx6fBBY16
— AnaStella (@anaqtella) April 29, 2025
También ha intervenido Fahad Almasri, líder del llamado Frente de Salvación Nacional de Siria, una formación opositora sin base territorial ni reconocimiento político formal. Almasri ha calificado al Frente Polisario como grupo terrorista, sin aportar prueba alguna. Este personaje ha declarado abiertamente su deseo de establecer relaciones estratégicas con Israel y ha propuesto crear una “OTAN árabe” liderada por Estados Unidos, con Israel como socio, para contrarrestar la influencia iraní. Sus posturas lo alinean claramente con los intereses de potencias extranjeras que se oponen a movimientos soberanistas en la región.
A esto se suma la difusión de un supuesto documento de inteligencia sirio que menciona cooperación militar entre el ejército saharaui y Siria. Este documento carece de sello oficial, no ha sido autenticado por ninguna fuente independiente y se desconoce su origen, lo que pone seriamente en duda su validez.
El Frente Polisario ha desmentido categóricamente estas acusaciones, calificándolas de “insultantes” y parte de una campaña de desinformación. Ha reafirmado que su lucha es legítima, amparada en el derecho internacional y respaldada por resoluciones de la ONU. La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) cuenta con reconocimiento de decenas de países y es miembro fundador de la Unión Africana.
Cabe destacar que no se ha presentado ni un solo nombre, fotografía, documento oficial o testimonio verificable sobre los supuestos saharauis detenidos en Siria. Todo lo que existe son declaraciones vagas, documentos de origen desconocido y amplificación mediática interesada.
Y aun si existiera algún tipo de colaboración con un Estado como Siria, eso no sería ilegal bajo el derecho internacional. Lo que Marruecos intenta es evidente: fabricar una narrativa de desestabilización para deslegitimar al Frente Polisario, y con ello, justificar su ocupación del Sáhara Occidental ante sus socios. La acusación de “vínculos con Irán” no es más que una estrategia política al servicio de intereses geoestratégicos, no un análisis objetivo.
El Sáhara Occidental sigue siendo, según el derecho internacional, un territorio pendiente de descolonización. Y eso no lo cambia ningún artículo, ningún documento dudoso ni ninguna campaña de propaganda.
Intoxicación: Un análisis crítico sobre la propaganda marroquí contra el Frente POLISARIO en EE.UU