back to top
14.5 C
Madrid
11 mayo 2025

Marruecos, el Sáhara Occidental y el coste para su propia población

SEGUIR LEYENDO

Por Ana Stella (@anaqtella)

    La política del régimen marroquí, centrada en la ocupación del Sáhara Occidental, no solo tiene consecuencias geopolíticas o diplomáticas, sino que perjudica gravemente a su propia población. La prioridad absoluta que el rey Mohamed VI otorga al control del Sáhara Occidental consume recursos económicos, bloquea reformas, frena el desarrollo social en el resto del país y está sujeto a chantajes que otros países puedan hacer a cambio de un simple «reconocimiento».

Los trastornos del equilibrio de poder en el Norte de África presagian profundas transformaciones

   Mientras el régimen invierte miles de millones en infraestructura, seguridad y propaganda en los territorios ocupados, las regiones del norte, el Atlas y zonas rurales viven en el abandono, sin acceso digno a sanidad, educación o empleo. Esta desigualdad alimenta el descontento social y la desesperación, empujando cada año a decenas de miles de marroquíes a emigrar.

   Muchos de estos ciudadanos terminan en Europa, especialmente en España, donde más de 350.000 están afiliados a la Seguridad Social, y miles de menores viven sin tutela, fruto de una emigración forzada por la precariedad estructural.

   El conflicto del Sáhara Occidental no es solo una cuestión territorial: es la base que sostiene el poder del rey y la elite político-militar. Sin él, el régimen perdería su narrativa unificadora, sus recursos estratégicos (como los fosfatos de Bou Craa, la pesca, la arena, los minerales o la energía), y parte de su legitimidad interna. Esto explica la violenta represión de cualquier disidencia interna, el chantaje con la inmigración contra Europa, y el uso de medios como el “Marocgate” para comprar voluntades en el Parlamento Europeo.

   El acercamiento reciente a los BRICS, promovido por el director del Nuevo Banco de Desarrollo, Anand Kumar Srivastava, choca con la realidad: Marruecos busca inversiones, pero no puede integrarse políticamente a un bloque donde Sudáfrica defiende la causa saharaui. Su participación sería, como hasta ahora, económica pero sin coherencia política ni compromiso con los supuestos valores fundacionales del grupo, como la descolonización.

   La continuidad del régimen está atada al Sáhara Occidental, pero ese vínculo no fortalece a la sociedad marroquí, la empobrece. En lugar de invertir en su ciudadanía, Marruecos prioriza un conflicto que sostiene su aparato autoritario a costa del futuro de su gente. Mientras exporta recursos, niños y mano de obra, el país importa represión, desigualdad y desafección.

-ad-

   La política del Sáhara Occidental no es solo un conflicto internacional: es una herida profunda en el desarrollo y la dignidad del pueblo marroquí.

   El pueblo marroquí es rehén de un proyecto expansionista que sacrifica su bienestar por el control de un territorio que ni la ONU reconoce como suyo.

Sigue a Ana Stella en Telegram

¡Apoya al periodismo libre!

Su generosidad nos permite avanzar en nuestra misión y trabajar hacia un futuro mejor para todos. 

Nuestra campaña se centra en promover la justicia, la paz y los derechos humanos en el Sáhara Occidental. Creemos firmemente en la importancia de comprender el origen y la complejidad de este conflicto para poder abordarlo de manera efectiva y trabajar hacia una solución que respete los derechos y la dignidad de todas las partes involucradas.

MÁS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS