Trump y la trampa de Tucídides
Por Germán Gorraiz López
Tras la imposición por Trump de aranceles salvajes a China, subyacería el miedo del actual hegemon económico a ser «sorpassado» por el gigante chino en la próxima década, lo que se conoce como «la trampa de Tucídides».
Pulso entre el hegemon y la potencia emergente
El término «La trampa de Tucídides» fue acuñado por el politólogo estadounidense Graham T. Allison en un artículo titulado “The Thucydides Trap: Are the U.S. and China Headed for War?, publicado en la revista The Atlantic y recogido posteriormente en su libro “Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap?”.
Con dicho término, Allison intenta explicar «la tensión que se genera por el ascenso de un nuevo poder y la resistencia del poder dominante o hegemon». Dicho pulso entre el hegemon y la potencia ascendente podría evitar la guerra aplicando enormes y dolorosos ajustes en las actitudes y acciones de ambas partes o escalar de una manera progresiva hacia un conflicto militar abierto, supuesto que se cumplió en 12 de los 16 casos citados por Allison y que se resolvieron «afianzando a la gran potencia o dando paso a la hegemonía de la potencia ascendente».
Dicho término sería extrapolable hoy en día al pulso económico y geopolítico entre EE.UU y China pues según las proyecciones, entre 2030 y 2035 China sería ya el hegemon económico, por lo que según Allison «China y Estados Unidos están en curso de colisión para entrar en guerra».
La citada Trampa de Tucídides genera lo que Allison llama “fenómeno espejo”, esto es, «un síndrome en el poder dominante versus un síndrome en el poder ascendente, que exacerba las ambiciones de hegemonía en el ascendente y de inseguridad y vulnerabilidad en el dominante, pudiendo desembocar en reacciones incluso irracionales, a partir de hechos aparentemente intrascendentes para una confrontación global».
Guerra comercial y tecnológica
Tanto EE.UU como China consideran que los guerra se ha desplazado a los ámbitos económicos, financieros y tecnológicos.Así, en términos de Paridad de Poder Adquisitivo (PPA), China ya superaría a EE.UU., con estimaciones que lo ubican en 37 billones de USD frente a los 29 billones de EE.UU. en 2025.
En el campo de las telecomunicaciones, con el despliegue de redes 5G liderado por empresas como Huawei, China ha superado a Estados Unidos en términos de infraestructura y adopción masiva. Asimismo, en el sector de los vehículos eléctricos, empresas como BYD han posicionado a China como líder en producción y ventas, respaldadas por una fuerte inversión estatal y acceso a minerales críticos como el litio.
En inteligencia artificial (IA), China también ha ganado terreno, con modelos como DeepSeek compitiendo con desarrollos occidentales como ChatGPT, a menudo a menor costo y con mayor eficiencia en recursos limitados. Esto se suma a su liderazgo en publicaciones científicas sobre IA, superando a EE.UU. en cantidad.
Por otro lado, Estados Unidos mantiene ventajas en áreas estratégicas como la computación cuántica, donde empresas como IBM y Google lideran el desarrollo, y en semiconductores avanzados, con firmas como Intel, AMD y NVIDIA dominando el diseño de chips de última generación. Aunque China ha progresado con empresas como SMIC, aún depende de tecnología extranjera para fabricar chips de vanguardia debido a restricciones de exportación impuestas por EE.UU. y sus aliados. Además, EE.UU. sobresale en innovación de alto impacto, con patentes más citadas globalmente y una fuerte presencia en investigación espacial, ejemplificada por SpaceX y los programas de la NASA, como Artemisa.
Tecnología y armamento